Activistas contra la barbarie de la república islámica de Irán

Taghi Rahmani: «La tortura blanca te aplasta y enloquece hasta que confiesas lo que sea para salir de allí»

El periodista y marido de la Premio Nobel de la Paz de 2023 Narges Mohammadi, actualmente en arresto domiciliario y sin poder salir de Irán, presenta un documental estremecedor sobre las prácticas de tortura del gobierno de Irán contra los disidentes

«Voy a defender la libertad e igualdad en Irán aunque me cueste la vida»

El periodista Taghi Rahmani en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona Núria Salas

Carlos Sala

Barcelona

La activista iraní Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz de 2023, fue encarcelada por primera vez en 2001. Ingeniera de profesión, tuvo que soportar interminables interrogatorios hasta que la llevaron a una de las 209 celdas de aislamiento de la prisión de Evin, ... en Teherán. Son espacios cerrados, pequeños, de apenas uno por tres metros, donde no entra luz natural y no hay absolutamente nada que altere ese espacio blanco. Allí permanecen días y días sin contacto humano alguno, Hay casos de presos que han llegado a estar seis meses en este estado. Cuando salen, la angustia y presión es tal que muchos no pueden más que confesar todo lo que los torturadores de la república islámica quieren. Con estas confesiones consiguen penas de cadena perpetua e incluso condena de muerte. El régimen consigue así hacer desaparecer toda disidencia.

Mohammadi lleva años luchando para que se acabe con esta práctica deshumanizadora. Tanto es así que ahora está condenada a diez años de cárcel. Por problemas de salud, ha conseguido permanecer en arresto domiciliario, pero sabe que en cualquier momento puede volver a la prisión y al régimen de torturas. Lo único cierto es que el gobierno iraní le ha retirado el pasaporte y no puede salir del país. Lleva diez años sin poder ver a sus hijos, exiliados en París junto a su marido, el periodista Taghi Rahmani, que recogió el premio Nobel en su nombre. «Las consecuencias que hemos tenido que pagar por nuestras convicciones son muy duras, y las pagan nuestros hijos, pero Narges no se arrepiente, sabe que su lucha es importante para dejar un mundo mejor a las mujeres que vendrán después», afirma Rahmani en declaraciones a ABC.

El periodista inauguró el viernes el Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona, donde se proyectaba el documental de su mujer 'Tortura blanca', basado en el libro que la propia Mohammadi escribió después de salir de prisión. El filme habla de esta terrible práctica a partir de trece testimonios de personas que la han sufrido. Hay casos espeluznantes, como el de Akram Haghabi, madre de Saeed, desaparecido en 1999 en la revuelta estudiantil y a la que encerraron por llorar a su hijo y pedir que se investigase su caso. «Fue muy difícil conseguir estos testimonios. Son gente que estaba en libertad, pero a muchos los han vuelto a encerrar simplemente por salir en el documental. Ese es el estado de represión y terror que gobierna Irán», denuncia Rahmani.

Todos los testimonios son terroríficos. Mohammad-Ali Amoui estuvo 37 años presos y llegó a estar seis meses en estas celdas de aislamiento. «Puedo explicarte lo que son los electroshocks o el hierro candente en tu espalda. Llegaron a darme latigazos y cortaron con tijeras la piel colgante. Pero la tortura blanca es peor. Sientes tanto vacío que te parece que las paredes te están aplastando. La soledad es tan grande que a penas sabes dónde estás», comenta. No es el único. Aghael, periodista, estuvo 288 días encerrado en prisión. «Es la misma sensación de ser enterrado vivo. Sólo puedo decir que es una experiencia de muerte», comenta.

Aislamiento y Confesión

Muchos no resisten la tortura y se ven obligados a firmar confesiones que pueden condenarles de por vida. «Te sientes tan sucio después, sólo quieres suicidarte, pero al salir de la tortura blanca no respondes con lógica. Pasan las horas y te odias tanto que es como comerte tu propia mierda», afirma el periodista Abdollan Momeni. «Es importante que se oigan estos testimonios en todo el mundo. Esto aumentará nuestra esperanza de que se nos escuche frente a este gobierno religioso, autoritario y misógino», aseguró la propia Mohammadi en un mensaje en vídeo dirigido al festival ante su imposibilidad de salir del país.

El propio Rahmani ha estado más de 14 años encarcelado y conoce de primera mano estas prácticas. «Alargas los brazos y tocas la paredes. No te puedes mover ni interactuar con ningún objeto. Te niegan todo lo que te hace humano y el tiempo se congela sintiendo una sensación de opresión constante», confiesa. De momento, su lucha ha conseguido que la república islámica haya establecido un máximo de 15 días para efectuar esta tortura, pero esa pequeña victoria es del todo insuficiente. «No hay que aceptar ni un día en un estado así. Además, son leyes irreales sin control alguno. El Premio Nobel no ha ayudado en nuestra situación, sino que la ha empeorado y es difícil que ahora la república islámica deje en libertad a Narges», señala.

Testimonios impactantes revelan el horror de las cárceles iraníes y su sistema de tortura inhumano

Aún así, el periodista no pierde la esperanza y cree que es posible conseguir un gobierno iraní que respete los derechos humanos y apueste por el progreso y la libertad. «En primer lugar hemos de cambiar la sociedad. Desde la revolución del 79 sólo hemos sustituido un gobierno autoritario por otro. Lo que está claro es que sólo un 10 por ciento apoya a la república islámica. El 90 por ciento está en contra por su incompetencia tanto política, como económica o social. Pero hay miedo y muchos ni siquiera conocen las barbaridades que hacen a las personas que alzan la voz», asegura Rahmani.

La esperanza está puesta en una juventud cada vez mejor preparada y más en contacto con lo que ocurre en el resto del mundo gracias a internet y las redes sociales. Hace 40 años esto no ocurría y los iranís estaban más aislados. Entonces el 30 por ciento de la población vivía en ciudades. Ahora, esta proporción llega al 70 por ciento y la capacidad de contención de la voluntad del pueblo es más difícil, a pesar del gobierno del terror practicado por la república islámica. «Llevan muchos años, los niveles de corrupción son altísimos, los beneficios por los recursos naturales que sólo pueden vender a China se los queda la cúpula, y la gente está cada vez más descontenta», señala Rahmani.

Mientras tanto, Mohammadi que arrastra problemas pulmonares y de corazón por los diferentes encierros y huelgas de hambre, sigue con el vértigo de no ser dueña de su propio destino. «Su caso es peor porque la mujer es el gran enemigo de la república islámica. El machismo es absoluto y el odio de las autoridades infernal. Por eso es importante que se difunda este documental, a pesar de lo duro que es. En un mundo interconectado como el nuestro, lo que ocurre aquí es un reflejo de lo que puede ocurrir en cualquier parte y nadie es inocente de lo que pasa. El auge de la extrema derecha en Europa y el mundo también se explica en lo que ocurre en Irán», afirma el activista.

El Festival de Cine y Derechos Humanos seguirá su actividad hasta el 10 de diciembre en los cines Maldà. Entre otras películas-denuncia podrán verse 'El almuerzo', de la guatemalteca Denís Paz; 'Mikoko', sobre la corrupción estructural en Togo; o 'Shot the voice of freedom', sobre lo que ocurrió en Afganistán tras la retirada de las tropas estadounidenses.

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