Sirenas profesionales: la nueva fiebre de las playas griegas

Cada vez más jóvenes se echan al mar con largas colas como afición o en busca de un hueco en el mundo del espectáculo

Lorelei, la sirena de leyenda que no cautiva a los turistas del Rhin

Zizel, con su 'uniforme' de sirena ABC

Marta Cañete

Corresponsal en Atenas

Para los antiguos griegos las sirenas eran seres terroríficos con cuerpo de león, alas de águila y cabeza de mujer embaucaban a los marineros con sus cantos. Unos cantos mortíferos pero tan hermosos que, según la Odisea, Ulises se sirvió de su proverbial ingenio para ... escucharlos y logró vivir para contarlo: hizo que sus compañeros se tapasen los oídos con cera y lo amarrasen al mástil de su nave con la orden de ignorarlo hasta que hubiera pasado el peligro. Ahora las sirenas han vuelto al Egeo pero ya no suponen ningún peligro para los humanos, sino que forman parte de una extensa oferta de ocio y entretenimiento que está ganando cada vez más adeptos.

Cada mañana, en la playa de Guves, en la isla de Creta y ante la estupefacción de los bañistas, una sirena nada con su colorida cola de 4 kilos de peso. Se trata de María Kukuritaki, conocida en el mundo del 'sirenismo' como Zizel, la Sirena de Creta. María conoció el mundo de las sirenas cuando tenía 12 años. En el televisor de su casa esa tarde echaban un programa sobre los espectáculos de sirenas en algunas ciudades de Estados Unidos. «Me quedé literalmente pegada a la pantalla», recuerda la joven cretense de 24 años. «En ese momento supe que me quería dedicar a esto y le pedí a mi madre que me comprara una cola de sirena para poder practicar». Aunque hasta años después no consiguió hacerse con una, desde entonces empezó a nadar con las piernas juntas, como las sirenas. Su primera cola llegó tras meses de ahorro, una inversión de más de 1.000 euros y un pedido que llegó allende los mares. «En cuanto me la puse y nadé con ella, fue como si la hubiera llevado toda la vida», confiesa la joven que ahora posee cuatro colas de la reputada firma Mertailor, un top confeccionado por ella misma con dos conchas y un maletín repleto de maquillaje resistente al agua.

Zizel entrena todos los días en las cristalinas costas del litoral cretense. En los meses cálidos, practica desde el amanecer hasta la caída del sol; durante los meses fríos, todo el tiempo que le permiten las gélidas aguas del mar de Creta. «Es una técnica que requiere estar en excelente forma física, por eso compagino nadar con algunos ejercicios en el gimnasio», explica. Su primera gran oportunidad laboral como sirena llegó el pasado mes de diciembre en el Acuario de la capital cretense. Durante dos semanas, consiguió demostrar su valía en un 'show' diario que emocionó a grandes y pequeños. «Se me ha quedado grabada la sonrisa del primer niño que vino a verme en mi primera inmersión, fue algo mágico que me acompañará siempre», comenta emocionada Zizel.

'Sirenismo' profesional

Desde que trabajó en el Acuario no ha conseguido encontrar trabajo en el sector, pero no tira la toalla. Hace pocos meses, Zizel conoció a Nina, otra aficionada de la isla que también tiene el título de sirena profesional. «Nina y yo nos llevamos muy bien y estamos aunando fuerzas para que el 'sirenismo' cobre el protagonismo que se merece en una nación rodeada de mar y con una de las industrias turísticas más importantes de Europa«, añade la joven, que cree que las series y documentales que se han estrenado en los últimos meses están ayudando a la difusión de este fenómeno. El sueño de Zizel es conseguir trabajar en algún espectáculo de sirenas en alguna de las grandes cadenas hoteleras o en los cruceros que surcan las aguas de Grecia: «Creo que podría atraer mucho turismo extranjero». Pese a todo, compagina estos espectáculos con su labor como instructora en una de las de las dos únicas escuelas de este arte y deporte peculiar acreditadas en Grecia.

Ambas ofrecen diferentes programas y certificados. La cretense Eco Diving sigue el programa de la SSI, la Asociación Internacional de Escuelas de Buceo, que consiste en un 'bautismo' o clase única, así como un curso avanzado para todos aquellos que quieren dedicarse al 'sirenismo' de forma profesional. «Por nuestras clases han pasado personas de todas las edades y de múltiples nacionalidades», explica Zizel. «No hace falta tener ningún conocimiento especial, simplemente ser mayor de 12 años, saber flotar, aguantar brevemente la respiración debajo del agua y tener muchas ganas«, añade.

En Grecia hay dos escuelas acreditadas de sirenismo ABC

En el Centro de Buceo Ouranoupoli Euphoria, en la ciudad de Calcis, a escasos kilómetros de Atenas, los candidatos a sirena pueden cursar el certificado avanzado y el de instructor expedido por PADI, la Asociación Profesional de Instructores de Buceo. «A nuestros cursos suelen inscribirse niñas de más de 7 años de edad. Les damos una cola de licra, una monoaleta que pesa escasos gramos y unas nociones teóricas de socorrismo», explica María Anastasíu, propietaria de la escuela. Para el curso que dura dos días en sesiones de 40 minutos en una piscina olímpica, es necesario ser capaz de nadar 50 metros sin ayuda y aguantar a la respiración debajo del agua. «Dos días son suficientes para aprender las destrezas necesarias para nadar como una auténtica sirena», comenta Anastasíu sonriente.

Ambas certificaciones, no obstante, enseñan las herramientas necesarias para gestionar hipotermia, espasmos, calambres o cualquier otra crisis que se pueda producir dentro del agua al llevar la pesada cola de silicona pegada al cuerpo. Además, se aprenden acrobacias, a controlar la flotabilidad, a hacer besos subacuáticos, anillos de burbujas, giros y otras figuras y técnicas prestadas de la natación sincronizada.

Tras obtener su título, las sirenas modernas deben buscar su estilo o «pezsonalidad»

El título, no obstante, es el primer eslabón, después cada sirena debe encontrar su estilo o como, ellas la definen su «pezsonalidad» a través de los complementos, los temas usados en su vestuario –defensa del medio marítimo, ecologismo, pacifismo, entre otros-, su característica forma de nadar y habilidades en el agua. En este sentido, la experiencia previa en otras artes como en la danza o en el canto son un plus que enriquece el repertorio de cada nereida.

El alumnado en ambos centros suele ser, en su mayoría, niñas y adolescentes que, fascinadas por los personajes de las producciones de Disney, desean imitar a sus personajes favoritos. En este sentido, el 'remake' de 'La Sirenita', está sirviendo para que muchas niñas se apunten a las clases de 'sirenismo' básico o se interesen por el mundo de las ninfas marinas.

Jóvenes aprendices

Jariclia Marí, actriz, cantante y compositora de 27 años, se acaba de sacar el Certificado Avanzado de Sirena en la escuela que regenta Anastasíu. Durante el confinamiento y gracias a TikTok, se enteró de que existía esta profesión y desde entonces tiene como objetivo dedicarse a los 'shows' de sirenas combinándolo con sus dotes para la canción. Hace unos meses compró en Magictail una cola de sirena de tela. «Estoy ahorrando para una de silicona de una marca de Estados Unidos, las mejores del mercado», explica Jariclia quien no descarta abrir en un futuro su propia firma de colas y complementos de sirena.

Para poder sacarse el certificado, ha tenido que desplazarse más de 800 kilómetros desde Bulgaria, donde está rodando su última película, una producción estadounidense. «Ha sido una experiencia increíble. Lo que me más me ha gustado es esa sensación de libertad que te da nadar con monoaleta y aprender a hacer anillos de burbujas». La joven artista está intentando buscar un hueco en su ajetreada agenda y obtener el certificado de instructora de 'sirenismo': «Me gustaría poder enseñar esta técnica a otras personas y, en el futuro, crear una comunidad de sirenas en Grecia que tenga como objetivo sensibilizar a la gente sobre la importancia de proteger el mundo submarino«, añade.

En una Grecia golpeada tras más de una década de crisis financiera y con una industria turística en auge, las nuevas sirenas del Egeo ven el 'sirenismo' como una oportunidad profesional al mismo tiempo que cumplen con uno de sus sueños de infancia.

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