Shigeru Ban: «Hace cientos de años la arquitectura era mejor»

«Normalmente, incluso en términos históricos, los arquitectos trabajamos para la gente privilegiada, la gente que tiene poder y dinero, que es algo invisible. Por eso nos contratan, para mostrar su poderío ante la sociedad… Yo me decepcioné mucho con mi profesión, porque trabajar para estos clientes no mejora el mundo. Y quise usar mis conocimientos para ayudar a los desfavorecidos, a la gente que sufre. (…) Para mí es una enorme alegría que se me haya reconocido por estas actividades», afirmó durante su rueda de prensa en Oviedo, donde este viernes mismo recibirá el premio Princesa de Asturias de la Concordia, un galardón extraño para un arquitecto, pero no para él, como reconoció ante el micrófono.

Con todo, Ban no cree que sea una figura tan ajena a la de sus compañeros de oficio, a los que no critica. «A mí también me gusta crear edificios monumentales. He diseñado varios museos, casas grandes para los ricos, pero intento buscar un equilibrio y trabajar también para los que padecen», explicó.

Preguntado por el futuro de su oficio, se mostró tajante: «El desarrollo tecnológico no mejora la arquitectura». ¿Cómo? «Hace cientos de años, cuando aún no había llegado la informática, la arquitectura era mejor. Y eso es porque el progreso tecnológico no mejora la arquitectura, ni la hace más cómoda, solo ahorra tiempo. Y si se quiere una arquitectura mejor lo que hay que hacer es invertir más tiempo en el diseño y la construcción… La arquitectura es conservadora, no creo que vaya a cambiar en el futuro. Para mí lo que hace que un espacio sea cómodo son cosas como la ventilación natural, la sombra natural o los espacios semiexteriores», añadió. Luego explicó su visión esencial de la arquitectura: «La arquitectura es un tejado, y luego se pueden añadir tabiques y particiones o pantallas o lo que sea. Y mejorarlas. Pero la arquitectura depende del tejado, empieza en el tejado».

Mirando al futuro atisbó un mundo distinto, lejos de la urbe, a la que durante tantos años hemos estado atados de forma irremediable. «No podemos decir que la pandemia fuera una suerte de ningún tipo, pero tras la crisis provocada por el covid nos dimos cuenta de que no necesitamos trabajar en una gran ciudad… La pandemia fue una desgracia, pero nos ha mostrado el futuro: no tenemos por qué crear estas grandes ciudades en las que vivimos, podemos trabajar en cualquier sitio, vivir en otros lugares». Y terminó con un recado: «Pero los promotores inmobiliarios quieren mostrar su ego con estos edificios altísimos».