Sergi Bellver, el escritor nómada que vive con una «austeridad casi monacal»
El barcelonés encuentra la inspiración desde las casas que le prestan sus amigos
Manuel Astur: «Uno tiene que hacer cosas muy raras para sobrevivir como escritor»

Desde pequeño desarrolló una pasión por las artes, aunque en su casa no existía ese estímulo ni se cultivaba ese talento. Primero fue el dibujo, luego llegó la lectura. La escritura estaba ahí esperándole, como se asoma en el ensayo 'Blanco Móvil' (Aguilar, 2023).
Sergi ... Bellver (Barcelona, 1971) rompió con una vida de supervivencia, porque encontró que quería ser escritor, y empezó a vivir como un nómada en casas que le dejaban amigos, conocidos o desconocidos. «La mayoría se dedica a las letras, o al menos sí que son lectores. A muchos les hace cierta ilusión, echar una mano a alguien que está volcado en la escritura», nos comenta por videoconferencia desde el sur de Francia.
Fue «profesor de narrativa, crítico literario, periodista cultural, librero ocasional. En 2012 empieza a radicalizarse su modo de vida, pues llegaba a duras penas a fin de mes. Compartía piso, tenía una habitación que al final no podía ni pagarla. «Era como una caída en picado y me dije, si todo mi tiempo lo estoy dedicando a cosas que no son la construcción de mi carrera literaria, mi obra o como quieras llamarlo, no lo voy a hacer nunca».
Gastos reducidos al mínimo
Confiesa que necesita no solo soledad, silencio o tranquilidad, sino bastante tiempo. Cuenta que en España hay más de tres millones de viviendas vacías, y que a los propietarios les interesa tener a alguien para que cuide animales, plantas o simplemente que esté habitada. «Lo que no hago nunca es pedir préstamos, todos mis gastos (comida, el móvil, algo de ropa o traslados), me lo pago de lo poco que vendo con los libros, los adelantos, un artículo, un taller literario, trabajar en la Feria del Libro de Madrid. Vivo minimizando los gastos al máximo y quitando de la ecuación el alquiler, que en España se lleva un porcentaje demasiado alto de los ingresos».
«Espero en algún momento parar un poco, aunque sea yéndome a una casita sencilla de un pueblo, pero como no tengo ingresos regulares, ahora mismo no puedo cambiar de vida»
Su nomadismo es «persiguiendo tiempo y espacio», porque no va a ser para toda la vida. «Espero en algún momento parar un poco, aunque sea yéndome a una casita sencilla de un pueblo, pero como no tengo ingresos regulares, ahora mismo no puedo cambiar de vida».
Después de diez años he conseguido publicar cinco libros: el libro de relatos 'Agua dura' (Ediciones del Viento, 2013); el libro de viajes 'Variaciones sobre Budapest' (La Línea del Horizonte, 2017); el poemario 'Gavia' (El Desvelo, 2019); la novela 'Del silencio' (Ediciones del Viento, 2021) y el ensayo 'Blanco móvil' (Aguilar, 2023). «He conseguido sobre todo, humildemente, llegar a ser el escritor para mis adentros, no para el público, que más o menos tenía que ser para poder acometer otros proyectos que vendrán en los próximos años». Tiene en preparación dos novelas que le llevarán este otoño a Sudamérica. «Escribo para que pasen o provoquen cosas en la gente, por eso necesito tiempo. No escribo sólo por ego, escribo no sé si para cambiar el mundo, pero me hace bien cuando, de vez en cuando, me responde a algún lector anónimo y me dice que mi libro le ha hecho replantearse cosas».
La edad también es un tema importante. «Empecé a escribir en serio con 38 más o menos, y publiqué mi primer libro la semana antes de cumplir 42. Perdí muchos años de mi vida. Pero he visto a tantas personas arrepentirse de las cosas que realmente querían hacer y no hicieron por miedo». Así que anima a la gente a que se lance, a que se arriesgue a vivir sus sueños, a hacerlos realidad sabiendo que cualquier decisión implica una serie de esfuerzos y consecuencias.
«Mi vida no es cómoda, consiste en una austeridad casi monacal que genera muchas incertidumbres y soledad a raudales»
Aunque confiesa: «Mi vida no es cómoda, consiste en una austeridad casi monacal que genera muchas incertidumbres y soledad a raudales. Tienes que valorar lo que tienes, lo que estás pagando como persona, para vivir como quieres vivir».
Si algo ha descubierto es que tiene «una fortaleza mental y emocional mucho mayor de lo que pensaba, porque en todos estos años tenía algún día malo, pero ni he entrado en depresión, ni he dudado de lo que estaba haciendo. Tampoco he tenido eso que otros llaman éxito porque no me conoce tanta gente y soy un escritor hasta ahora minoritario. Mi única libertad es tener todo el tiempo para escribir en los espacios que me prestan. Y no me siento mejor, ni más especial que nadie por ser escritor. Es lo que quería hacer». Al final eso de hacer realidad tus sueños consiste en proponérselo y lanzarse a ello, a pesar del peaje que suponga.
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