El origen de la ciudad de Santander se remonta a antes de lo que se creía

Unas excavaciones arqueológicas junto a la catedral sacan a la luz restos de una antigua fortificación, una iglesia románica y una necrópolis medieval

Excavaciones en la calle de Los Azogues Lino Mantecón

14/09/2022
Actualizado a las 19:41h.

Una zanja abierta junto a la catedral de Santander para sustituir el pavimento de la calle de Los Azogues está permitiendo a los arqueólogos ahondar en el pasado más remoto de la ciudad. En ese ayer que se remonta más allá del año 1187. ... Hasta ahora se ha pensado que el núcleo urbano de la capital cántabra se desarrolló a partir del fuero que concedió entonces el rey Alfonso VIII, pero las excavaciones surgidas a raíz de estas obras de remodelación en una de las calles santanderinas más antiguas parecen evidenciar que ya entonces existía una población consolidada de cierta entidad y no solo un puñado de casas alrededor de la Abadía de San Emeterio y San Celedonio, también conocida como de los Cuerpos Santos por albergar las cabezas de estos mártires.

Los arqueólogos han descubierto restos de una fortificación que han datado en el siglo X, así como parte del ábside de una antigua iglesia románica que, según todos los indicios, correspondería con la antigua abadía de San Emeterio y San Celedonio. Entre ambas construcciones han hallado una necrópolis medieval con varias fases cronológicas en la que han documentado hasta ahora 25 enterramientos de hombres, mujeres y niños, con sepulturas orientadas hacia el este. Incluso «hay un bebé, un neonato», explica el arqueólogo Lino Mantecón, codirector de los trabajos junto a Javier Marcos.

Restos hallados en la necrópolis medieval Lino Mantecón

«Hemos excavado dos capas de inhumaciones pero creemos que la necrópolis debe tener tres niveles más, con cuerpos unos encima de otros, como si no hubieran dejado espacio entre los muertos», añade Mantecón. En los huesos desenterrados han podido observar que algunos sufrieron artrosis y en algunos cráneos se aprecia la huella de heridas, posiblemente con arma blanca, de las que sanaron.

El equipo de arqueólogos ha incorporado a la antropóloga Silvia Carnicero, que analizará los restos para saber la edad, estatura y posibles patologías de estos antiguos santanderinos. También se realizarán estudios genéticos y se investigará cómo era su dieta, su modo de vida, o si entre ellos había personas llegadas de fuera, dado que la ciudad estaba en el Camino de Santiago de la costa. Incluso está prevista la reconstrucción facial de uno de estos primeros habitantes de la ciudad.

Anillo de plata hallado en la excavación Lino Mantecón

Junto a la cabecera de la iglesia, donde se enterraba la gente más pudiente por su proximidad a las reliquias, han desenterrado un dedo que conserva un anillo de plata. Estaba descontextualizado, pero no dudan de que pertenece a la necrópolis medieval. En otro individuo sepultado han descubierto una moneda bajo su barbilla, más gruesa que las de la época. «Seguramente sea romana y quizá la tuviera ahí a modo de ofrenda o de pago para evitar el purgatorio», apunta el codirector de las investigaciones.

Una muralla del siglo X

La concesión del fuero impulsó la construcción de la actual catedral y del claustro, que a partir de entonces pasó a albergar los enterramientos santanderinos. Era lo habitual. Cuando los reyes otorgaban estos reconocimientos se erigían iglesias, castillos, murallas, acueductos... había una promoción urbana del lugar. También ocurrió en Santander, pero los nuevos hallazgos indican que el núcleo formado en este espacio del cerro de Somorrostro no era tan pequeño como se pensaba.

"Antes de la concesión de ese fuero ya tenemos un recinto amurallado, que invita a pensar que era un núcleo urbano de cierta importancia para la época"

Lino Mantecón

Arqueólogo

Los restos de la fortificación, de unos dos metros de altura, coinciden con los de otro tramo de muro armado que se ha documentado al otro lado de la catedral, en la intervención realizada con motivo de la reforma de las dependencias capitulares. Los análisis de carbono 14 los datan en el siglo X o principios del XI d.C., en tiempos prerrománicos. «Antes de la concesión de ese fuero ya tenemos un recinto amurallado, que invita a pensar que era un núcleo urbano de cierta importancia para la época, capaz de construir una obra de tamaña relevancia arquitectónica», afirma Mantecón.

A los arqueólogos les interesa especialmente esta fortificación porque «no es normal que construyeran una muralla en el siglo X y menos en un núcleo urbano y costero», señalan. En Galicia y Asturias hay estudios de defensas en la costa asociadas a incursiones normandas. Mantecón cree que «probablemente tenga que ver con eso, es una de las posibilidades».

De la época romana a la medieval

Los restos románicos encontrados debieron ser del templo principal que existía en época de Alfonso VIII. Este ábside fue posiblemente utilizado para cimentar parte del testero gótico de la iglesia que proyectó el abad Juan Domínguez a principios del siglo XIII. Entre los sillares, los arqueólogos han identificado además algunas piedras reutilizadas, quizá de un edificio anterior.

Los trabajos arqueológicos junto a la catedral de Santander Lino Mantecón

No descartan algún hallazgo más adelante que enlace el mundo medieval de la iglesia y la época romana de las termas que se descubrieron hace años bajo la iglesia baja de la catedral. Quizá de época visigoda.

«No se debe descartar una continuación en el poblamiento desde el periodo romano, aunque todo parece indicar que desde la Alta Edad Media se da paso a una polarización en el cerro de Somorrostro (donde se encuentra la catedral) frente a un hábitat polinuclear en tiempos romanos», explica Javier Marcos.

Ahí se encuentra una de las claves de su investigación. ¿Cuándo se empezó a residir de forma intensa en el cerro de Somorrostro y por qué se eligió ese punto de la Bahía de Santander y no otro?