Los siete pecados capitales de...
Ricardo Moya: «La soberbia es la puerta al infierno»
El conductor del exitoso pódcast 'El sentido de la birra' es también músico y saca nuevo disco, 'Botánica Básica', muy indie y psicodélico
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Iniciar sesiónRicardo Moya, al frente del exitoso pódcast 'El sentido de la birra', ha entrevistado a gente tan dispar como Pablo Iglesias o Irene Montero («nuestros Kennedy») y Bertrand Ndongo o Ana Iris Simón. Además, y por si fuera poco, es músico. 'Botánica Básica', su próximo ... disco, se estrena el 1 de octubre y es, como el propio Moya, muy funky, muy indie y muy psicodélico.
—Le perdono un pecado.
—Tendría que ser la pereza.
—¿Es usted perezoso?
—Me autopercibo perezoso. Pero la gente lo que ve es que no paro. Aunque lo que hago es, tranquilamente, un veinte por ciento de lo que podría.
—Estaríamos ante el primer caso de transpereza del mundo.
—Sí, yo siento que podría hacer muchísimas más cosas. Pero que me puede la pereza. Aunque, como la gente me ve como hiperactivo, pues a mí ya me vale.
—¿Qué pecado no soporta en los demás?
—La soberbia es el que más me cuesta ignorar. Me parece la expresión máxima de la falta de empatía. Y eso me molesta mucho.
—¿Y el que más fácilmente puede disculpar?
—La envidia, porque vivimos en la época de la envidia absoluta. Hay, literalmente, imperios digitales construidos por la envidia. La perdono porque es a la emocionalidad, al colectivo global moral, lo que el efisema pulmonar a vivir en una ciudad con smog.
—O sea, difícilmente evitable.
—Claro. Es que estás creando un montón de vidas envidiables que todo el mundo quiere tener.
—Pero son vidas editadas. Ninguna influencer sube a su perfil la foto del despertar con legañas o pantalones que quedan mal.
—Precisamente por eso. Las vidas editadas son muchísimo más fáciles de envidiar, porque no tienen reverso tenebroso. Todo es increíblemente perfecto. ¿Cómo no vas a perdonar la envidia hoy?
—Me llama la atención porque casi todo el mundo disculpa más fácilmente los pecados carnales: la lujuria, la gula o la pereza.
—Es que no deberían ser ni pecados. Comer hasta reventar no es muy bueno. Desaconsejable, sí, pero no sé si pecado. Incluso hacen falta en algún momento. Pero, sin soberbia, podemos vivir perfectamente.
—¿Y sin envidia?
—También. Pero no me parece parte de un proceso que pueda llevar a otra cosa.
—Usted ve la soberbia como un pecado que podría abrir la puerta a otros.
—Claro. La soberbia es la puerta al infierno.
—Habiendo entrevistado a tanta gente célebre en su pódcast habrá detectado muchos pecados. ¿Cuál es el que predomina?
—Cuando traes a gente muy conocida o de entornos de influencia, la soberbia está ahí. Es inevitable. Hay carreras que se construyen sobre eso.
—Supongo que es necesaria cierta soberbia para estar tan expuesto.
—Yo creo que hace falta cierto desarrollo del ego. Pero se puede desarrollar de muchas maneras y, para mí, la soberbia es al ego lo que a un culturista la hipertrofia muscular.
—Un poco pasarse de la raya, ¿no?
—Excede la parte útil.
—¿Casi estético?
—Puede ser. No tengo muy claro si se lo acaban de creer del todo. Hay quien se ha creado el personaje, pero luego es gente bastante normal.
—¿Quién es el más soberbio que ha entrevistado?
—Manuela Trasobares. Pero es que el personaje, y la persona en sí, no funcionaría sin soberbia. Hay lugares performáticos, como ese, en que la soberbia tiene sentido y le perdonarías todos los pecados. Que exista una persona así es algo extraordinario. Alegra con su color la vida. Y esta gente tiene que ser soberbia.
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