Pola Negri, la diosa de Hollywood mejor pagada de su época
juguetes rotos
La actriz, símbolo sexual en los años 20, se eclipsó con la llegada del cine sonoro y murió tras cuatro décadas de olvido
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Iniciar sesiónMiles de personas desfilaron ante su cuerpo, expuesto en el ataúd con un vestido amarillo de gasa dorada y un turbante dorado. Todavía parecía una diosa. Pola Negri tenía 90 años y había permanecido en la soledad y el olvido en las cuatro últimas ... décadas de su existencia. Lejos quedaban los tiempos de cuando era la estrella de Hollywood mejor pagada con un sueldo de 10.000 dólares a la semana.
Marginada por la industria y retirada en su rancho de San Antonio, Billy Wilder le había ofrecido en 1949 el papel de Norma Desmond en 'Sunset Boulevard' (El crepúsculo de los dioses), pero ella lo rechazó porque no le gustaba encarnar a una actriz que se parecía tanto a ella. Fue Gloria Swanson quien lo aceptó. Hay una escena en la película en la que Norma llega a los estudios. Su coche es detenido en la entrada. Y ella le dice a un portero que la reconoce: «Enséñale modales a tu amigo. De no ser por mí no existiría la Paramount».
Tenía un sueldo de 10.000 dólares a la semana. Fue la estrella hollywoodiense mejor pagada de su época
Fue el gran símbolo erótico del cine de Hollywood y un personaje del cotilleo de las revistas por sus relaciones con Charles Chaplin y Rodolfo Valentino, que fue su pareja durante un par de años. Ella acompañó el féretro del actor, fallecido de una peritonitis en 1926, vestida de riguroso luto como si fuera su viuda.
Su carrera acabó abruptamente a comienzos de los años 30 con la llegada del cine sonoro. Pola Negri había nacido en 1897 en Polonia y tenía un fuerte acento de su país de origen. La ola de puritanismo que invadió Estados Unidos por aquella época contribuyó a eclipsar su cotización en Hollywood.
Fue Ernst Lubitsch quien descubrió su talento para el cine. Tras filmar algunas películas en su Polonia natal, emigró a Alemania, donde trabajó en la prestigiosa compañía de teatro de Max Reinhardt. Lubitsch la convirtió en una estrella con papeles como Madame du Barry, Ana Bolena y Carmen. Cruzó el Atlántico y firmó con la Paramount su primer contrato en 1922. De esa época de oro del cine mudo fueron sus filmes más emblemáticos como 'Hotel imperial' o 'Confesión'.
Pola Negri se llamaba en realidad Apolonia Chalupiec y era de origen eslovaco y judío. Su padre fue deportado a Siberia por actividades antizaristas. Y su familia sobrevivió en condiciones muy duras cuando ella era una niña. A pesar de ello, consiguió una beca para estudiar en el Ballet Imperial Ruso y luego en la academia de arte dramático de Varsovia.
Su vida sentimental tuvo tantos altibajos como su carrera. Se casó a los 23 años con el conde polaco Eugenio Dambski, un matrimonio que apenas duró dos años. Tras divorciarse, se enamoró de Valentino y luego del príncipe georgiano Serge Mdivani. La relación duró cuatro años y ella abortó, una frustración que jamás superó. Pola era católica y nunca regateó ayudas a la Iglesia, dando dinero para construir un templo dedicado a la Virgen en California.
Murió el 1 de agosto de 1987 en San Antonio (Texas), a donde se había retirado tras su última película en 1948. Tras su rechazo en Hollywood, había emigrado a Alemania de la mano de Goebbels con un contrato de la UFA. Allí trabajó hasta el comienzo de la II Guerra Mundial cuando decidió retornar a Estados Unidos, donde obtuvo la nacionalidad. Volvió al cine a comienzos de los años 60 para rodar en Londres durante dos semanas una producción inglesa que fue un fracaso. Nunca volvería a aparecer en las pantallas. Pola Negri se hizo amiga a finales de la década de los 40 de una millonaria llamada Margaret West, una rica tejana heredera de una fortuna del petróleo.
Ambas vivieron juntas en un rancho hasta la muerte por infarto de Margaret en 1963. Un biógrafo de Pola sugirió que eran lesbianas, de lo que no existe más constancia que el rumor.
Los médicos diagnosticaron un tumor cerebral a la actriz dos años antes de su fallecimiento. Pero ella se negó a tratarse. Al morir, dejó una cuantiosa fortuna. Hoy pervive su memoria en el Paseo de las Estrellas de Hollywood, mientras sus películas vuelven a verse en las cinematecas como expresión de una época en la que el cine era verdaderamente el séptimo arte.
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