«Necesitamos parar, relajarnos y disfrutar del silencio, para eso sirve el 'lettering'»

—¿Por qué cree que en un tiempo tan digital, donde la escritura a mano ya no es algo cotidiano, estamos viviendo un boom del 'lettering'?

—Creo que, como me pasó a mí, necesitamos parar y bajar un poco de la vida que llevamos, hacer cosas que nos ayuden a relajarnos, disfrutar de un rato de silencio y soledad, y para eso, el lettering es perfecto. Que la escritura a mano no sea lo cotidiano la hace mucho más especial. A todos nos encanta recibir una carta manuscrita, le damos más valor y más significado, y si la letra es bonita y cuidada, ¡menudo regalo!. Es fácil aprender lettering y conseguir una letra llamativa, y eso engancha.

—¿Es importante la buena letra?

—La forma en la que escribimos en un papel es el reflejo de lo que tenemos en la cabeza en cada momento. No tenemos la misma caligrafía cuando estamos tomando apuntes rápidos que cuando escribimos una carta emotiva, por ejemplo, y el hecho de querer mejorar nuestra letra y aplicar trucos para conseguirlo también nos ayuda a organizar nuestras ideas, a estar más centrados en lo que estamos escribiendo y nos sube el ánimo ver que nuestra letra ha mejorado o que es bonita. Está muy relacionado con nuestra personalidad. Pero el 'lettering' no pretende que tengamos mejor letra, pretende que seamos más libres a la hora de escribir y disfrutemos de ese momento.

—Como maestra, ¿qué cree que aporta la escritura a mano al desarrollo de los alumnos?

—El lápiz y el papel no puede faltar en los centros escolares. La escritura a mano mejora el aprendizaje y la memoria, con ella desarrollamos la motricidad fina y la coordinación, cosa que no ocurre cuando escribes con un teclado. Los niños y niñas necesitan esta vivencia en su infancia, la escritura a mano es algo natural para el ser humano. Además, estás más concentrado en la tarea, estimulando la actividad neuronal y procesas de otro modo la información del texto. Es necesario que no nos olvidemos de ella en las escuelas si buscamos aprendizajes de calidad.

—Hace unas semanas, la ministra de Educación de Suecia lamentaba el hecho de que la digitalización se había aceptado de forma acrítica en la educación, y que habíamos abandonado ciertos métodos analógicos que eran importantes, como la escritura a mano, la lectura en papel y los libros de texto. ¿Cree que ha ocurrido así?

—No lo creo. Si bajamos de las sillas de los ministerios a los pupitres de las clases veremos que los maestros y maestras saben perfectamente que la escritura a mano, la lectura en papel y otros métodos analógicos no se pueden sustituir, y los aplican en sus aulas para conseguir que sus alumnos y alumnas tengan un aprendizaje significativo. Pero no podemos obviar que las tabletas, ordenadores o teléfonos nos rodean y motivan a nuestros alumnos y alumnas más que un cuaderno, y desde arriba también se nos presiona al profesorado con la digitalización de nuestras metodologías. Nos encontramos en un punto en el que aún no sabemos qué consecuencias puede tener un aprendizaje más digital desde pequeños, pero creo que la gran mayoría de los docentes tenemos claro que debe haber equilibrio entre lo digital y lo analógico.