Roger Waters, desatado: «El gobierno ucraniano quiere asesinarme»

Según él, el gobierno de Zelenski también está detrás de los trolls que le acosan en las redes. «Cuando leo cosas que he escrito en blogs y cosas así, miro a ver de dónde vienen los comentarios en los que se me critica. Y es sorprendente la frecuencia con la que los he cazado después de hacer la búsqueda del origen. Siempre es da, da, da.ukraine.org», dice inventando una dirección web hipotética de Ucrania.

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El caso es que la lista existe y se puede consultar. Se trata de un dossier elaborado por Myrotvorets, una organización ucraniana que publica información personal de personas a las que considera «enemigos de Ucrania cuyas acciones tienen indicios de crímenes contra la nación y contra la paz, la seguridad humana y el derecho internacional». En la lista figuran desde presuntos miembros de la compañía militar privada Wagner hasta periodistas acusados de cooperar con los gobiernos títeres en la región de Donbass, pasando por mandatarios como el presidente de Hungría Víktor Orbán, el alemán Gerhard Schröder o Silvio Berlusconi, y también incluye a varios artistas del pop ruso.

Esta recopilación de información ha sido condenada por numerosos organismos internacionales, pero no por el gobierno de Zelenski. De hecho, los datos reunidos por Myrotvorets han sido validados en numerosas ocasiones por los tribunales de Ucrania, que han llegado a considerarlos como pruebas en decisiones judiciales llevando a la detención de al menos mil personas.

Myrotvorets fue creado por George Tuka, un político y activista ucraniano que entre 2016 y 2019 fue Viceministro de Territorios Ocupados Temporalmente y Personas Internamente Desplazadas en el gobierno de Groysman, y que furante 2015 y 2016 fue gobernador del Óblast de Lugansk. En 2014 participó de forma intensa en las protestas del Euromaidan.

«La guerra de Ucrania es una guerra innecesaria», añade Waters, insinuando que la mecha en realidad la ha encendido la OTAN. «Todas esas personas no deberían estar muriendo. Y Rusia no debería haber sido alentada a invadir Ucrania después de que intentaron evitarlo durante veinte años sugiriendo medidas diplomáticas a los gobiernos occidentales».

Durante la entrevista, Waters también hace alusión a la «ocupación criminal» de Palestina por parte de Israel, «un proyecto supremacista colonialista que opera un sistema de apartheid», y se defiende de las acusaciones de antisemitismo vertidas sobre él: «Decir que Israel no tiene derecho a existir como un estado de apartheid, al igual que Sudáfrica o cualquier otro lugar, no es antisemita. No soy en absoluto antisemita, en absoluto, aunque eso no ha impedido que todos los imbéciles intenten difamarme como antisemita». Además, critica la intervención militar estadounidense en Siria y vuelve a insistir en la idea de que la sociedad occidental vive engañada. «Puedo vivir conmigo mismo e irme a dormir por la noche sabiendo que la historia que venden los medios occidentales es propaganda y no es la verdad. Yo sé la verdad».

Para Waters, si hay que buscar gobiernos malvados hay que mirar hacia Estados Unidos, un país donde «no hay elecciones justas porque todo se compra y se paga gracias a Citizens United», en alusión a una organización estadounidense conservadora que trata de influir en los procesos electorales. «Y esto lo digo como contribuyente estadounidense», exclama. «Somos los más malvados de todos, al menos diez veces más malvados que cualquier otro país. Matamos a más personas. Interferimos en más elecciones. Nosotros, el imperio estadounidense, estamos haciendo toda esta mierda».

Lo menos disparatado del discurso de Waters en esta explosiva entrevista quizá sea su afirmación, con sorna incluida, de que «la mayoría de la gente no puede crear sus propias narrativas para llegar a sus propias conclusiones de forma independiente, porque los medios de comunicación están completamente controlados y monopolizados por los poderes fácticos y por el gobierno... oh, Dios mío, Rolling Stone debe ser parte de ello».

Roger Waters está embarcado actualmente en lo que ha llamado su «primera gira de despedida», que pasará por España el próximo mes de marzo con tres conciertos en el calendario: uno en Barcelona (21 de marzo en el Palau Sant Jordi) y dos en Madrid (23 y 24 de marzo en el Wizink Center).