Cada vez más público y más joven

MAd Cool

Muse, Incubus y Jamie Cullum triunfan en la tercera jornada del festival madrileño

Brandon Boyd, cantante de Incubus, durante su actuación este viernes en el Mad Cool EFE

Hasta ahora la meteorología había sido la gran estrella, con un sol que apretaba pero dejaba respirar. Este viernes de Muse, Incubus, War on Drugs y Alt-J, Lorenzo se ha puesto serio. Aun así, la explanada se va llenando y es el ... día que viene más gente.

Antes de entrar, dos operarios emprendedores ofrecen agua a 1€. Sé que nos las van a requisar, así que no pico.

Nos recibe el DJ Hayden James, con un set de electrónica para ir abriendo boca. Los más fiesteros están puntuales con cubata y los brazos en alto, bailando al son de su 'Something about you', un bucle tecno muy pegadizo. Sus bajos (los de la música) hacen retumbar el suelo de toda la explanada. Alcanza el subidón a falta de quince para las ocho, momento en el que Jamie Cullum se sienta tras el piano.

Tuve la ocasión de ver al británico hace años en el Real y me impresionó por su estilo que combina blues, jazz y pop moderno. Arranca con un beat casi rapeado, después se va a un piano bar de Nueva Orleans para un blues rápido antes de tocar 'The man' y 'Taller', dos composiciones muy sólidas que mejoran con la inclusión de una sección de vientos. Se muestra agradecido y, por la nostalgia, canta 'These are the days', que suena a estándar de jazz pero con esa gota de pop comercial que asoma en todas sus composiciones.

Incubus hizo un buen trabajo. Su color de rock es un poco más moderno, incluyendo en su ste varios sintetizadores muy efectistas

Me parece que el público es cada día un poco más joven. El miércoles, con Metallica, venían los heavys originales. El jueves vinieron sus hijos pop-rockeros a ver a Imagine Dragons y el viernes están los nietos, con su rock alternativo y electrónico, que no es otra cosa que el de toda la vida, con algún efecto extra y estructuras pop. ¿Cómo podemos decir que el rock ha muerto? Lo que es indiscutible es que en Valdebebas cada día hay más gente y el cartel es puro rock.

War on Drugs suena hacia el ecuador de las 9, justo cuando se va Lorenzo y vuelvo a respirar. Un niño de apenas tres años juega a los puñetazos con su padre, los grupos de amigos conversan dando la espalda al escenario… No tienen el gancho que yo esperaba y Adam Granduciel, cantante, muestra elegantemente su tristeza cuando pregunta: «Ganas de Muse, ¿eh?». Recibe una ovación enorme; ouch.

Suenan realmente bien 'Harmonia's Dream', que muestra sus influencias sureñas y 'Strangest thing', que tiene una progresión de acordes infalible. Se nota que vienen de esa rama del rock que une Tennessee con California, conocida por ser más melódica y melosa que sus hermanas de Chicago o incluso las británicas.

Larga espera hasta Muse

Incubus, que llega justo después, hizo un buen trabajo, aunque se notó lo que decía Grandiciel: la espera hasta Muse se hizo larga. Su color de rock es un poco más moderno, incluyendo en su set varios sintetizadores muy efectistas.

Suena bien 'Pardon me', que mezcla electrónica con distorsión guitarrera para explotar lo mejor de ambos mundos. Hay secciones (en vez de repetición) y la música se piensa diferente en estas ramas más vanguardistas del rock; aún así, el medio tempo pesado de 'Karma, come back' demuestra que los primeros maestros están aún muy vivos. El final llega con un acorde suspendido de guitarra, de acople premeditado, antes de Muse. La excelencia es lo que se espera de ellos y cumplen con creces a eso de la medianoche. La explanada estalla con 'Will of the people' y el resto fue todo un gozo, con momentos estelares en 'Pressure' y 'Won't stand down' antes de la hora de cierre.

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