El músico Salif Keïta, asesor cultural del golpe militar en Mali: «La democracia no es buena para África»

La estrella de la música africana acusa a Francia de financiar el yihadismo

Salif Keita, el moderno trovador africano

El músico maliense Salif Keïta abc

Nacho Serrano

La estrella de la música africana Salif Keïta, que este verano ha estado de gira por España pasando por festivales como Las Noches del Botánico o Pirineos Sur, se ha alzado como principal embajador cultural del nuevo gobierno de Mali, la dictadura del coronel ... Assimi Goita que derrocó al presidente electo Ibrahim Boubacar Keita en 2020. Keïta, de 73 años y descendiente directo del rey Sundiata Keita (1190-1255), quien fue fundador del Imperio de Mali, ha sido nombrado asesor de la Junta Militar que dirige el país del Sahel, sumido en una crisis de seguridad desde 2012 cuando estalló una insurgencia regional en el norte del país, avivada por yihadistas que en 2015 avanzaron hacia la capital Bamako y los vecinos Burkina Faso y Níger.

Su apoyo al golpismo y a los regímenes dictatoriales comenzó en 2019, cuando se produjo un importante apoyo popular a la junta militar de Mali al tomar el poder después de protestas masivas contra el entonces presidente Ibrahim Boubacar Keïta (que no tiene ningún parentesco con el músico). El músico se sumó a esta rebelión publicando un vídeo en el que se dirigió directamente a Boubacar en lengua bambara, exigiéndole que se opusiera a la antigua potencia colonial, Francia, que entonces tenía tropas en Mali luchando contra los militantes islamistas. Keïta calificó al presidente francés Emmanuel Macron de «niño», y acusó a su gobierno de financiar a los yihadistas.

Ese mismo año, en declaraciones a The Guardian, aseguró que «la democracia no es algo bueno para África» argumentando que para que un régimen de ese tipo tenga éxito la gente tiene que saber qué significa. «¿Cómo va a entenderse cuando el 85% de la gente del país no sabe leer ni escribir?», preguntaba el músico,proclamando que lo mejor para Mali sería que estuviese regida por «un dictador benevolente». Según ha señalado la BBC, sus puntos de vista no están en sintonía con los de la mayoría de los africanos: una reciente encuesta publicada por el grupo de investigación Afrobarómetro revela que casi el 70% de la gente en 30 países africanos dice que «la democracia es preferible a cualquier otro tipo de gobierno». Pero en Mali la cosa cambia: el 82% de la gente confía «algo» o «mucho» en el ejército.

En 2020, Keïta formó parte del parlamento interino, el Consejo Nacional de Transición (CNT) creado por los líderes golpistas como parte de lo que llamaron una transición a un gobierno civil. «Este es un momento decisivo para Mali. Es muy importante que corrijamos los errores que se han cometido en el pasado», dijo entonces a la agencia de noticias Bloomberg. Desde entonces, la violencia en el país ha ido en aumento y en 2022 alcanzó los niveles más altos jamás registrados, mientras los militares gobiernan con apoyo del grupo de mercenarios rusos Wagner, recibido con gratitud por la dictadura ya que su principal objetivo es que las fuerzas de la ONU salgan de Mali.

Keïta dimitió de su cargo en el CNT por «motivos puramente personales», pero sin dejar de proclamar que seguiría siendo un «aliado indiscutible» de los militares liderados por el coronel Col Goïta. Y el pasado 11 de agosto se supo que detrás de su dimisión, lo que en realidad había era un ascenso para convertirse en su asesor especial en asuntos culturales.

La noticia de este nombramiento ha caído como un jarro de agua fría entre muchos de sus seguidores y también entre varios músicos africanos que han expresado su decepción. No sólo porque Keïta sea uno de los máximos responsables de la difusión de la música africana por el mundo, sino también porque siempre había sido un firme defensor de los derechos humanos en otras ocasiones. Él tiene albinismo, fue marginado por su familia y apartado de su sociedad(él siempre quiso profesor pero se lo impidieron alegando que «daría miedo» a sus alumnos), y desde que se hizo famoso ha hecho campaña incansablemente contra la discriminación. En 2005 creó la Fundación Global Salif Keïta para crear conciencia sobre esta condición y denunciar la percepción que existe en algunos países africanos de que el albinismo es un mal augurio, ya que las personas que tienen esta deficiencia de pigmentación en la piel a menudo son rechazadas e intimidadas -como lo fue Keïta cuando era niño- y en algunos países, como Burundi y Tanzania, son asesinadas y les cortan partes del cuerpo para ser utilizadas en rituales.

Sin embargo hay que olvidar que ya ha habido otros casos de músicos africanos apoyando a dictadores militares, como la estrella de la música congoleña Franco the Sorcerer of the Guitar, que se convirtió en un arma propagandística para el genocida Mobutu Sese Seko a cambio de recibir la propiedad de un club nocturno y una fábrica de vinilos.

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