María Dueñas: «Más allá de gustos personales, la realidad es que Rosalía es una gran artista que merece respeto y admiración»
La joven violinista granadina ofrece este jueves un concierto en el Auditorio Nacional junto a la Chamber Orchestra of Europe, bajo la batuta de Antonio Pappano
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Madrid
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Iniciar sesiónMaría Dueñas (Granada, 2002) abraza con mimo su violín mientras posa para el fotógrafo; se trata de un Nicolo Gagliano «de 17?4 -dice la intérprete-, cedido por la Deutsche Stiftung Musikleben. Es un violín que llevo ya tocando casi toda mi ... vida, unos 15 años -tiene 22-. Y la verdad es que es mi segunda voz. Con este instrumento he desarrollado todo mi sonido, mi forma de tocar, y me resulta muy complicado tocar otro instrumento. Al final siempre regreso a éste». Y es que María Dueñas toca también con un Stradivarius 'Camposelice' de 1710 propiedad de la Nippon Music Foundation. «Sí, un violín maravilloso, con colores muy diferentes; eso me permite un poco tener mucha variedad».
El Nicolo Gagliano es el que utilizará hoy en el Auditorio Nacional, en el concierto del ciclo Impacta, segundo de la gira que está realizando con la Chamber Orchestra of Europe bajo la batuta de Antonio Pappano. «Se nota que es pianista, porque tiene una gran capacidad de escucha y cuida mucho el detalle». Tras Valencia y Madrid, vendrán Zaragoza, Sevilla, Ferrara (Italia), Berlín (Alemania) y Eisenstadt (Austria). «Cada uno es más adecuado para un determinado repertorio -cuenta María Dueñas sobre los violines-. Cuando toco música de cámara, por ejemplo, el Gagliano tiene colores muy brillantes y cálidos, y el Stradivarius es un violín muy oscuro». ¿Qué le lleva a encontrarse más a gusto con el Gagliano? «Es muy difícil decir algo que valga para todos los instrumentos... Me costó bastante tiempo, por lo menos un par de años, llegar al sonido que yo quería con este violín, y precisamente este proceso fue el que me hizo conocerlo mucho... Cada violín es un mundo». Lo que le seduce de este instrumento, añade, es que tiene un sonido muy plateado, con apenas un ligero toque del arco se le oye perfectamente. Tiene un sonido que viaja hasta el fondo de la sala, una cualidad que no encuentro en muchos violines; muchos tienen potencia pero en el mayor de los pianísimos éste también es capaz de proyectar el sonido. Y eso es una cualidad muy grande». ¿Y cómo influyen las cuerdas? «¡Mucha! Yo he experimentado con todo tipo de cuerdas, pero finalmente, para este violín, tengo un diseño de cuerdas creado especialmente para mí por la firma Larsen».
Y es que, admite María Dueñas, que aproximadamente un 20 por ciento del mérito de un violinista lo tiene su violín. «Por supuesto, ayuda muchísimo. No solamente su sonido, sino las posibilidades que te ofrece el instrumento. Se puede tocar genial, pero si el violín no es un soporte que te permita dar esos matices pequeñísimos, esos millones de detalles que hay en la música... Sí, un 20 por ciento creo que es un porcentaje justo».
Valor emocional
María Dueñas, granadina de 22 años (el 4 de diciembre cumplirá 23) es una de las grandes violinistas de nuestros días. Hasta final de año tiene todavía catorce citas que le llevarán a países como Estados Unidos, Suecia o Alemania. «Intento no hacer más de sesenta conciertos al año. Esta temporada creo que me he pasado un poco porque realmente había cosas que simplemente no he podido rechazar».
Y es que hay cosas a las que es difícil decir que no. «Hay cosas que me ofrecen y que tienen para mí un valor emocional, no solamente musical, muy grande. Es complicado, me gustaría poder multiplicarme y hacerlo todo, pero tengo que pensar en la calidad de mi trabajo y también en cómo me siento personalmente; debo cuidar también de mi cuerpo, ha de ser mi prioridad».
No ha planeado, dice, su carrera. «Conozco muchos músicos que tienen una estrategia, y me parece algo muy inteligente, pero yo me he centrado sobre todo en hacer mi trabajo y evolucionar. Factores externos como la agencia de representación, el público, la gente que viene a verte, las dejo a un lado. Mi único pensamiento es salir y tocar». Para eso necesita un entorno seguro. «Y también un entorno de gente que sepa lo que quieres. Eso sí, eso hay que comunicárselo de forma muy clara, y que siempre se guíe por esa línea. Y confiar en esa gente. Pero el volante lo llevo yo».
Alfonso Aijón y Zubin Mehta
El violín ocupa, reconoce la música, gran parte, muchísima, de su vida. «No quiero decir un cien por cien, porque la gente ocupa un lugar muy importante en mi vida, tengo muchísima gente a mi alrededor que admiro y que valoro. Siempre intento encontrar algo de cada persona con la que interactúo, que me llama la atención y que me quedo para mí; las personas me inspiran mucho». A muchas las ha conocido, eso sí, gracias a la música. Y destaca a Alfonso Aijón, el creador del ciclo de Ibermúsica. «No me puedo decantar por un director de orquesta o un músico, pero si hay alguien que lo abarca un poco todo es él. Es como una Biblia, una Biblia humana para mí». Y espera ilusionada, y lo corrobora su mirada, el encuentro previsto para febrero en Madrid con el gran director Zubin Mehta. «Poder conocerlo es un sueño que tengo desde niña».
¿Tiene aficiones? «Me gusta el deporte, nadar sobre todo. Leer, salir a pasear por la naturaleza en Viena... Y bueno, aunque tiene que ver con la música, me encanta coleccionar vinilos, es una pasión». El último vinilo que compró, recuerda, fue una grabación de Radu Lupu que siempre había querido tener; «lo compré en Edimburgo». No los compra como objetos. «Me gusta escuchar la música en vinilos. Tienen un sonido muy diferente, y para mí es como un ritual. Elegirlo, ponerlo, escucharlo... No puedo escuchar música en el móvil, no puedo concentrarme». Sus discos, se sonroja, no los escucha nunca. «Cuando acaba la grabación para mí ya está terminado, porque sé que si lo escucho siempre encontraré fallos».
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De raíces andaluzas, no es difícil suponer que a María Dueñas, a pesar de no ser su terreno, le guste el flamenco. No se anima a tocarlo, sin embargo. «Me encanta escucharlo y verlo, pero siento muchísimo respeto por el flamenco y por la música clásica española; no quiero combinarlos, no creo que pudiera tocarlo como se debe».
Toca, para terminar, preguntarle por ese fenómeno llamado Rosalía, que sí ha traspasado la frontera de la música clásica. «Es un referente internacional y la verdad es que me alegra muchísimo que haya gente como ella que siga llevando la marca de España afuera. Y, bueno, más allá de gustos personales, debo decir que sin duda es una gran artista. No hay más que ver todo el trabajo que tiene este álbum. Nada más que por eso ya es digna de respeto y admiración».
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