Kase.O: Un triunfo antes de marchar
El concierto en el Wizink cierra una gira en la que ha triunfado por toda España antes de inicie un «retiro indefinido» a partir de marzo de 2023
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Iniciar sesiónKase.O ha anunciado un «retiro indefinido». Empezará el año que viene, en marzo, tras tres fechas en México y Chile. Entre el público reina una esperanzada incertidumbre: nadie sabe si es para siempre pero sospechamos que no, que es temporal.
Hay mucho que aprender ... de Ka. Se presenta en el Wizink en el décimo aniversario de «Kase.O Jazz Magnetism», el que fuera su primer álbum en solitario. El concierto cierra una gira en la que ha triunfado por toda España y empieza puntual con «Fiesta científica», un bucle funk-jazz divertido sobre el que Jazz Magnetism, una banda de cinco, improvisa esperándole.
Arranca espiritual Kase. Exageradamente humano en sus gestos y el tono de su voz, parece huir del rol de estrella y busca ponerse rápidamente a la par con su gente. Sigue «Esto no para», la canción que me hizo descubrir su flow, y con él maldigo a esos maestros de la guerra que ya maldijo Dylan hace 60 años… aunque ahí siguen.
«Salud y libertad», con Foyone, es un hit. Suena al pop minimalista (¿cutre?) que surgió en los finales de los 90 cuando empezaban los estudios de grabación caseros. Una base rítmica simple a un tempo bailable, un órgano que suena a lata con reverb, instrumentación mínima y por capas… Pero es la actitud con la que cantan, bailan y se dirigen al público, a quien ven como un igual,el éxito de los raperos.
Violador del verso, sus letras pasan por casi todos los temas que afectan a la condición humana: el amor, la mafia de la banca, reflexiones sobre la psiquiatría moderna, lo cobarde que son las guerras y la definición de funk.
«Billete de idea hacia y vuelta», que golpea contra la cultura del fármaco, es una de las letras que sobresalen en este segundo bloque de concierto.
En lo musical, pasan por varios estilos. Las canciones no son demasiado complejas y siguen una estructura definida, utilizan tres-cuatro acordes y los Magnéticos tienen nivel como para tocarlas dormidos. Pero sí hay requisitos de tempo, más concretamente de «groove» (la magia, el mojo), que hay que cumplir para que la música fluya. Se debe trotar, sin correr ni parar, en todo momento. Manteniendo una intensidad contenida, el concierto recorre el sendero entre el jazz, el funk, el hip-hop y el rap, habiendo espacio para algún momento «brasileiro».
Javi (Kase), actúa en esta despedida como una especie de anfitrión, cediendo el foco a colaboradores a quienes encomienda el «futuro del hip-hop de este país». A lo largo del concierto se suceden las colaboraciones: Sara Socas, que convence en plaza grande, Rozalén, la única persona que realmente canta, Supernafamacho, y Xhelazz y Sho-Hai, con quienes interpreta «Viejos Ciegos».
Vibra el pabellón
Cuando salen Ajax y Prok, muy al principio, vibra el veterano pabellón y en la pista de este Wizink el universo pinta una vez más una de esas postales de fraternidad y amor que animan a agarrarse a la vida un ratito más. «Boogaloo A.K.A Tarantula», la más latina, suena juguetona antes de Mari de Chambao, la mejor colaboración de la noche. Canta «Mitad y mitad» y «Cómeme» junto al profanador de versos, que se muestra especialmente agradecido por su presencia.
De nuevo huérfano de compinches, Javi canta «Tiranosaurius Rex», sobre el tiempo y la muerte, su natural consecuencia. La canción continúa expandiendo la paleta de estilos de los Magnéticos, que lo tocan todo, con su beat afro-cubano con cowbell a medio tempo. Llegan los entonces los bises, los brazos suben y bajan y Kase.o sigue tirando barras cuando me alejo del estadio.
Como siempre que cubro una despedida, creo que será temporal: esto de la música es demasiado adictivo.
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