Evanescence: «Que apareciera una chica mona haciendo lo mismo que los tipos rudos del metal, nos hizo tener que trabajar el doble»

— Ya son tres décadas de Evanescence, parece mentira ¿no?

— Parece ser que así es (risas). No tenemos una fecha exacta del día que formamos la banda, pero en su momento ya celebramos nuestro vigésimo aniversario y fue una gira increíble. Seguir ensanchando nuestra carrera, viajando, dando conciertos por todo el mundo y conociendo gente maravillosa diez años después es alucinante. Y lo disfrutamos incluso más que al principio, cuando éramos novatos y subíamos al escenario muy nerviosos. Ahora salimos a matar (risas).

— En todo este tiempo han sacado sólo cinco discos, ¿tienen ya planes de grabar algo nuevo?

— Hemos empezado a componer un poco, y creo que el año que viene será un buen momento para volver a publicar un álbum.

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— Sus letras engancharon a toda una generación de jóvenes amantes del metal, ¿cómo ha evolucionado su proceso de composición con la madurez?

— Esa es una pregunta interesante, porque al principio, por definición compones sin ideas preconcebidas y eso tiene una pureza muy guay. Escuchar ahora las demos que hacíamos en los noventa en el instituto, es un ejercicio muy bonito porque te recuerda la magia que hay en la creación de música desde la perspectiva de alguien que está empezando, que arranca su viaje. En estos años hemos crecido muchísimo como músicos y hemos logrado cosas increíbles, y eso te demuestra que en la música todo es posible. Ahora que estamos volviendo a componer, estamos intentando recrear esa sensación de experimentación, en la que no hay cortapisas para probar cosas nuevas. Cualquier chispa que surja en ese proceso, hay que seguirla sin miedo y sin complejos.

— ¿Cómo ha visto la evolución del papel de la mujer en la escena en estos treinta años? ¿Siempre se ha sentido respetada, o ha vivido situaciones desagradables?

— Por supuesto que he vivido situaciones desagradables por ser mujer. Cuando estaba empezando hubo momentos en los que no me sentía respetada, en los que me intentaban imponerme las cosas que se suponía que tenía que hacer, pero no sabía diferenciar si era por ser mujer o por ser joven. Con el tiempo me di cuenta de que era por las dos. Todo esto ha mejorado bastante, pero durante un tiempo sí sentí que tenía que demostrar más cosas que los demás, tuve que lidiar con esa actitud cínica según la cual la música metal era algo que sólo podían hacer tipos rudos y agresivos. Que apareciera una chica mona haciendo lo mismo descolocó a muchos, y tuve que hacer un esfuerzo doble para reivindicarme como compositora y cantante.

— ¿Cuándo empezó a sentir esa presión de la industria?

— Antes incluso de que se saliera nuestro primer disco. Cuando nos fichó una discográfica tuvimos que pelear mucho para encajar en la industria. Yo estaba convencida de que si teníamos algo atractivo que podía gustarle a la gente, era que éramos genuinamente únicos, pero intentaron encontrarnos parecidos con otros artistas para poder etiquetarnos y así ser bien recibidos en determinadas emisoras de radio, por ejemplo. Eso fue muy duro. Pero bueno, el respeto es algo que hay que ganarse y en ese proceso aprendes a valerte por ti mismo, así que no miro hacia el pasado con rencor.

— La comunidad de fans de Evanescence parece estar muy unida, como si fueran una familia.

— Es así, literalmente. Nuestros fans tienen muchas cosas en común, da igual que unos tengan más dinero que otros, o que unos sean de acá o de allá. Comparten la misma forma, profunda e intensa, de expresar sentimientos de amor o de tristeza, comparten las mismas preguntas sobre la propia existencia. Por eso se suele decir que nuestros conciertos tienen algo muy espiritual, hay una forma de sentir y de cantar juntos que es absolutamente mágica.

— Con esa devoción casi religiosa, ¿cómo son sus encuentros con fans en los Meet & Greet?

— Algunos intentan ir demasiado lejos (risas). No, en serio, son siempre muy dulces. Tenemos los mejores fans del mundo. Cuando navego por chats de fans en internet veo que se tratan con mucho respeto entre sí, que se apoyan. Son una comunidad muy fuerte y eso me llena de orgullo.

— Recuerdo que cuando Evanescence se hizo famoso, muchísimas chicas empezaron a imitar su estilo y su imagen, ¿se ha sentido como un referente estético?

— Me apasiona la moda. Es divertido, porque incluso cuando era muy joven ya tenía claro que lo visual también era importante en mi trabajo. Como estudiante de arte, sabía que tanto mi música como mi imagen eran dos formas complementarias para expresarme. Siempre he tenido muy claro cómo acompañar visualmente nuestra música, y siempre he querido que nuestra puesta en escena refleje visualmente lo que suena en nuestras canciones: son oscuras, afligidas, pero también muy bellas. Podría aparecer sobre el escenario con una camiseta sencilla, pero si puedo crear una atmósfera visual que acompañe la música, la experiencia es mucho más completa.

— Evanescence se asoció en 2020 con una plataforma para promover que los jóvenes se registren para votar. ¿Cómo ve las próximas elecciones?

— Espero que salga algo bueno de ahí, ¡santo dios! Lo único que espero que la gente no desespere y sienta que su voz no es escuchada. Confío en que en Estados Unidos haya más gente buena que mala, más gente que se preocupa por los demás que gente que sólo piensa en sí misma. La apatía, la desesperanza, son los mayores enemigos de la democracia. Todos tenemos el poder de marcar la diferencia, aunque no lo parezca.