'Antony and Cleopatra': mediocres comediantes llevarán a la escena nuestras fiestas
CRÍTICA DE ÓPERA
La ópera de John Adams, que tiene tantos ingredientes para deslumbrar, acaba proyectando más sombras que otra cosa
John Adams estrena (y dirige) su ópera 'Antony & Cleopatra' en el Liceo
Un momento del montaje en el Liceo de Barcelona
Terenci Moix encabezaba su 'No digas que fue un sueño' con unas palabras de 'Antonio y Cleopatra' de Shakespeare: «Miserables poetas cantarán, desafinando, nuestra historia. Mediocres comediantes llevarán a la escena nuestras fiestas de Alejandría». Las pronuncia la reina, al final ... de la obra, consciente de la trascendencia histórica de sus personajes y de que los que cuenten su vida lo harán deformándola según sus intereses. Sería injusto incluir a John Adams y al reparto de su nueva ópera, 'Antony and Cleopatra' en la nómina de mediocres y miserables que anunciaba la protagonista shakesperiana, pero desde luego se quedan muy lejos del nivel del Bardo.
Ópera
'Antony and Cleopatra'
- Música: J. Adams.
- Intérpretes: J. Bullock, G. Finley, P. Appleby, A. Bignagni Lesca. Orq y coro del Liceo. J. Adams, director.
- Fecha: 30 de octubre.
- Lugar: Gran Teatro del Liceo.
Por empezar por lo bueno, conviene tener presente la importancia de que un teatro como el Liceo acoja el estreno europeo de la ópera de un autor de la talla de Adams, y además con el mismo compositor a la batuta. Por unas horas, el teatro de las Ramblas fue epicentro de la actividad cultural europea, y eso es más que digno de celebración.
Ahora bien, a sus cerca de ochenta años, Adams tiene, como todos los creadores de su talla, el problema de las expectativas generadas. Cualquier estreno es un acontecimiento del que se espera que sea memorable y, cuando no lo es, genera cierta decepción. Pasa lo mismo a los escritores, a los cineastas… Este 'Antony and Cleopatra', que tiene tantos ingredientes para deslumbrar, acaba proyectando más sombras que otra cosa.
El libreto ha querido recoger citas de Shakespeare y de otros poetas y comediantes que han abordado la historia de la pareja, al punto que el texto acaba siendo un pastiche donde nada acaba de cuadrar. Métricas y estilos demasiado alejados unos de otros para que el compositor pueda lucirse con una creación homogénea a menos que, como es el caso, opte por salirse por la tangente y crear una música un punto impersonal, que podría valer para esta trama como para cualquier otra. Entiéndase: la partitura tiene la calidad que se espera de un creador de la talla de Adams, pero se encuentra a faltar la amplia paleta de recursos y estilos que sí que ha sabido lucir en trabajos previos. Muy destacables son los interludios orquestales entre algunas de las escenas, que son una verdadera tabla de salvación en el magma de un cuasi eterno recitado.
Sorprende también el abordaje de la personalidad de Cleopatra. Encontramos a la misma mujer ambiciosa, manipuladora e histérica que nos han presentado durante siglos y siglos. Una Cleopatra de 2023 no debería ignorar los estudios ya no tan recientes sobre su figura, que la perfila como una persona culta con enorme poder y capacidad de ejercerlo con solvencia. Pero claro, eso debe resultar menos interesante a la hora de escribir una ópera. ¿A quién le interesa una mujer culta e independiente, pudiendo hablar de una lasciva e incapaz de funcionar sin un hombre al lado? Eso sí: hay que vender a bombo y platillo que el Liceo ha tenido por vez primera una 'coach' de intimidad, que se ha encargado de asegurarse que nadie se propase con nadie en la única escena medio subida de tono que hay, porque somos modernos y tal.
El trabajo de Adams en la dirección es excelente, como lo son los protagonistas vocales, que lucen buen nivel en general y entrega a sus respectivos papeles. Por lo que respecta a la escenografía, es desconcertante que se estrene una ópera que narra hechos del antiguo Egipto, pero ambientada en la segunda guerra mundial, con el pretexto de acercarla al público de hoy. ¡Pero si el público de hoy es coetáneo, por una vez, de la pieza musical, y además todos sabemos quién eran Antonio y Cleopatra! ¿Acaso el compositor y la directora de escena, Elkhanah Pulitzer, consideran que han creado una ópera tan anticuada que hay que actualizarla el mismo día del estreno? Por no mencionar, claro, ese empeño de los registas de «actualizar» todas las óperas llevándolas a la segunda guerra mundial, como si no hubiese ocurrido hace ochenta años. Será que no hay guerras más actuales sobre las que mover a la reflexión.
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