Los 300 (menos) del Teatro Real

El montaje de «El Rey Roger», firmado por Warlikowski, precipita la caída en la renovación de abonos para la próxima temporada

Los 300 (menos) del Teatro Real JAVIER DEL REAL

SUSANA GAVIÑA

La casualidad ha hecho que la presentación del montaje más polémico de la Era Mortier en el Teatro Real, «El Rey Roger» , con música de Szymanowski y puesta en escena de Warlikowski, haya coincidido con el periodo en el que se cierra el plazo ... para renovar los abonos para la próxima temporada. Al descontento de muchos aficionados con la programación del próximo curso lírico, diseñada enteramente por su actual director artístico, Gerard Mortier , se ha sumado el rechazo a este espectáculo, abucheado ya en su estreno en la Ópera de París en 2009 y pateado por parte del público durante sus representaciones en Madrid. La combinacion de ambos hechos ha desembocado en un dato preocupante para unos y esperado para otros: la bajada en la renovación de los abonos para la próxima temporada.

El teatro madrileño, tras una llamada de ABC, no se ha querido pronunciar oficialmente sobre la cifra exacta de la devolución de abonos renovables, un tanto por ciento que según ha podido saber este periódico podría superar en varios puntos a la caída de la presente temporada, que ha sido de un 6%. El teatro madrileño indica que hasta que no se complete el proceso no se puede saber si la actual caída se puede compensar con las ventas de nuevos abonos, datos que no se conocerán hasta finales del mes de junio, y que serán presentados en la próxima reunión del Patronato.

Huida, cambios, crisis ...

Pero, ¿qué es lo que está sucediendo para que se produzca esta huida de los abonados? ¿Se trata tan solo de un conflicto de gustos, los de Mortier y parte de los aficionados (tras su salida de la Ópera de París los abonos subieron un 11%); de un cambio en el consumo de ópera —en lugar de invertir en un costoso abono, se opta por comprar entradas sueltas—; o, simplemente, es la crisis económica?

Lo cierto es que lo que era impensable hace unos años se ha convertido en una realidad: el Real «tiene entradas» (esta frase se ha convertido en el eslogan de su actual campaña de publicidad). Ya no hay lista de espera para comprar abonos, como sucedía en los tiempos de Juan Cambreleng.

Y es que el discurso del teatro madrileño y su realidad han cambiado mucho en poco más de una década. Si antes de alcanzar el siglo XXI, Cambreleng afirmaba que quien no tuviera un abono del Real no era nadie en Madrid, el director general actual, Miguel Muñiz, defiende un teatro abierto a todo tipo de público, sin límite de edad y condición. En un alarde de compromiso con esta causa, llegó incluso a justificar la caída de abonos de la temporada 2010-2011 con una frase un tanto desafortunada: «Por fin disminuye el círculo social que tenía secuestrado el Real». Dicha afirmación ha molestado mucho en el seno de la Asociacion de Amigos de la Ópera, que nació en 1963 con 200 socios y que en la actualidad tiene más de 4.000, que ocupan más de 3.000 abonos. «Si no hubiese sido por los abonos muchos títulos no se hubiesen podido programar en Madrid», subraya uno de sus asociados a ABC. Admite, asimismo, que la primera caída de abonos precede a Mortier pues se remonta a la temporada 2009-2010, en la etapa de Antonio Moral, aunque la cifra no fue significativa. «Ahora hay del orden de 300 renuncias de abonos, muchas de ellas producidas después de la representacion de “El Rey Roger”», asegura este aficionado, que ha vivido muy de cerca la evolución de la vida operística en Madrid en las últimas décadas. Sus palabras reflejan el sentir de una parte de ese colectivo que ha sido tildado de público conservador o burgués, a pesar de que ellos se consideran «clásicos en sus gustos, que prefiere el siglo XIX, y si es italianizante o belcantista mejor».

«Encantador de serpientes»

De Mortier destaca su inteligencia y cultura, y su locuacidad a la hora de expresar sus ideas e intentar convencer a los disidentes de su proyecto. «Es un encantador de serpientes». Así lo ha hecho en cada una de las reuniones que ha mantenido con los abonados, a los que ha tranquilizado informándoles de que en próximas temporadas habrá títulos de Verdi y Donizetti. Algunos conservarán los abonos, «por fidelidad a la ópera y a la asociación»; otros invertirán su dinero en diferentes alternativas, «como pasar una semana de vacaciones en Nueva York», o viajarán a Milán o a París. Y es que si antes muchos compraban un abono para asegurarse la entrada a cualquier espectáculo, la posibilidad de encontrar localidades sueltas para la gran mayoría de títulos, «a excepción de Plácido Domingo», los convierten ahora en prescindibles.

Este asociado confiesa no sentirse sorprendido por el rumbo que ha tomado el Real. «Todo el mundo sabe quién es Mortier y cómo trabaja. No es nada nuevo», afirma. Pero sí se muestra más crítico con aquellos que ficharon al director belga. «A mí me parecen bien los cambios, pero con cierta mesura. En un teatro público pagado por todos los españoles no se puede tener una producción que sirva exclusivamente para satisfacer los gustos intelectuales del director artístico. A esta programación le falta equilibrio. Va a ser como la travesía del desierto. Y eso hace que los socios se estén marchando», afirma.

En su opinión, «serán los resultados económicos los que condicionarán lo que suceda en el futuro. Si a final de año el balance es muy negativo imagino que alguien dirá algo».

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