ABC con el mito del pop
Tina Turner: «El budismo me salvó literalmente la vida»
La diva octogenaria publica en España ‘La felicidad nace de ti’, una suerte de autobiografía espiritual y guía para elevarse en la desesperación
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Iniciar sesiónTina Turner tenía un sueño cardiológico y lo ha cumplido: compartir su búsqueda espiritual desde hace cincuenta años, cuando el budismo le salvó. Con un doctorado ‘cum laude’ en Adversidades otorgado por la Universidad de la Vida, Tina Turner tenía un sueño cardiológico, ... de la lógica del corazón, que, por fin, cumplió (y en medio de una pandemia, para el menor inri). La cantante, que con su single ‘ What’s Love Got to Do with it ’ se convirtió en la mayor superventas de Estados Unidos en 1984, ha escrito como octogenaria lo que antes no pudo o no se atrevió: ‘La felicidad nace de ti’ (Ediciones Luciérnaga), una suerte de autobiografía mística y guía para elevarse en la desesperación (con la coautoría de Taro Gold). Se publicó en febrero en España. «Estoy segura de que todos podemos abrirnos un camino a nuestra versión personal de una vida en paz. Estoy segura porque yo pude, incluso después de enfrentarme a circunstancias aparentemente imposibles. No soy sobrehumana, solo una señora de un pueblo llamado Nutbush. Si yo pude llegar a ser indestructiblemente feliz, todos podemos », responde a ABC. Su hijo Graig se suicidó hace menos de cuatro años.
La vida puede ser maravillosa, porfiaba Andrés Montes . Y Tina Turner lo secunda, extrañamente. Nació bajo el nombre de Anna Mae en los últimos días de la Gran Depresión en Nutbush (Tennessee), o sea en el sur racista de Estados Unidos y su pack existencial de recogida de algodón bajo el sol más sofocante, nulo trato con blancos, leyes discriminatorias… Sin embargo, esto era un problema menor, ya que sus padres se odiaban. Su madre, de hecho, no quería haberla engendrado y, a sus once, marchó a San Luis y nunca le envió una carta en cinco años. A sus trece, fue su padre el que se mudó, destino Detroit. Así, sin padres y sin hogar real, la joven se apoyó en su querida prima Margaret , que a sus catorce murió atropellada por un coche.
En los años 50, Nutbush y otras zonas del norte de Memphis eran una meca para los músicos de góspel, blues y jazz, y la pequeña Anna Mae disfrutaba cantando en el coro de la iglesia e incluso un profesor le animó a cantar ópera. Tras la muerte de Mama Georgie , su abuela, se trasladó a San Luis con la mamá que no le había escrito en cinco años. Primera gran ciudad. Y un momento trascendental, su paso con 17 años por el Club Manhattan , un local bullicioso y lleno de humo, donde conoció a Raymond Hill, un talentoso saxofonista con quien tuvo a su primer hijo tras un breve romance. Pero, sobre todo, también se encontró con Ike Turner , líder de una banda que la subió al escenario. Primer sueño cumplido. Ike acabó siendo su primer marido, con quien tuvo un segundo hijo más los dos con los que él llegaba. Tina tenía veintipocos. Y una cárcel. « Durante años sufrí violencia, física y emocional . Labios rotos, ojos morados, articulaciones dislocadas, huesos fracturados y tortura psicológica», recuerda.
Pese a todo, Turner tiene fe en la humanidad. ¿Qué le diría a aquellos que se resignan a una vida desgraciada y opresiva? « Primero, nunca te rindas . Todos tenemos el potencial para la felicidad verdadera y duradera dentro. El libro está destinado a abrir los corazones de todas las personas, para que puedan aprovechar su propia fuente de alegría», nos explica desde su hogar suizo junto a las relucientes aguas del lago Zúrich. Los inicios de los 70 le resultaron complicados, en lo personal y profesional, hasta que compuso ‘ Nutbush City Limits ’, un éxito sobre todo en Europa y un blasón de confianza creativa. Pero Ike seguía dándole palos. Un día, su hijo pequeño Ronnie llegó a casa con un rosario de madera lacada marrón y le dijo: «Mamá, esto es para las prácticas budistas. Si recitas ‘ Nam-myoho-renge-kyo ’ podrás tener todo lo que quieras». ¿Qué? ¿Cómo que podría tener todo lo que quisiera? «Es místico, pero todo tiene sentido. Solo que no puedo explicarlo. Vamos a una reunión de diálogo calle arriba y aprendamos». En condiciones normales, Tina hubiera ido. Pero en aquel momento debía pedir permiso a su marido para salir de casa, así que los invitó a su salón. Eran budistas.
Los Diez Mundos
Desde tiempos remotos, expone la artista, los Diez Mundos se han descrito, del inferior al superior, de la siguiente forma: 1) Estado del Infierno; 2) Estados de las Entidades Hambrientas (hambre); 3) Estado de Animalidad; 4) Estado de Ira; 5) Estado de los Seres Humanos (Humanidad); 6) Estado de Éxtasis; 7) Estado de Aprendizaje; 8) Estado de Comprensión Intuitiva; 9) Estado de los Bodhisattvas; y 10) Estado de los Budas. En resumen, los cuatro primeros mundos son un estado de sufrimiento y angustia, con un impulso destructivo para uno y para el resto, además de ego, conflicto y arrogancia. Y arriba están los cuatro caminos nobles, con la budeidad en lo más alto, un estado de libertad total, plenitud y felicidad absoluta, y que la amable diva cree un tesoro que todos guardamos en lo más hondo del corazón. « El budismo literalmente me salvó la vida . Me ayudó a convertirme en el médico de mi alma, a sanar mi trauma y a comprender la ley universal de causa y efecto. También nos alienta a abrazar la razón, tener la mente abierta, proteger a la Madre Naturaleza y respetar a todos los seres vivos». Turner cree, es más, que en unos años se verá como una ciencia del espíritu.
Y sigue: «Hasta mitad de los treinta años, nada de lo que había probado me ayudó a mejorar mi vida. Me sentía atrapada en ciclos negativos, sufriendo y desesperada. Pero encontré la filosofía budista y la práctica de ‘Nam-myoho-renge-kyo’». ¿Qué significa ese palabro (japonés)? «La traducción literal de las palabras es “devoción a la ley universal de causa y efecto”. Aunque su significado más profundo abarca toda la vida y el ritmo del universo. Desde el primer día de mi práctica budista, pude sentir cambios internos positivos. Sobre todo, me ayuda a verme a mí misma y a mi vida con claridad. Y cuando puedes ver claramente, puedes cambiar cualquier cosa para mejor ».
El veneno es medicina
La también bailarina empezó poco a poco, y a escondidas de Ike, recitando ‘Nam-myoho-renge-kyo’ unas cuantas veces seguidas. Luego siguió practicando 5 minutos al día, después 15, pronto media hora… Y, lentamente, al tiempo que aumentaba su ejercicio espiritual, se sintió más fuerte. Tanto que en el verano del 76 encontró el valor para huir de Ike. Aunque el divorcio resultó un nuevo calvario, con un ejército de abogados combinado con un grupo de matones que él enviaba para intimidarla, con tácticas sutiles como incendiar el coche a uno de sus amigos o tirotearle las ventanas. Además, tenía muchas deudas y nada de ahorros ni ingresos y, ni siquiera, techo. Y un horizonte oscuro, pues era una mujer negra de 40 años intentando volver a levantar una carrera en solitario tras cortar con Ike en una industria del rock que, sobre todo, valoraba blanquitud y juventud. Todo esto lo comentó en su círculo budista, y las caras de sus compañeras se iluminaron con sonrisas. « ¡Felicidades, Tina! ¡Eres muy afortunada! ». Fue entonces cuando comenzó a entender el principio de ‘convertir el veneno en medicina’.
Jazz y budismo
En aquellos días se alojaba con sus hijos en casa de los músicos Ana María y el genio del saxo Wayne Shorter , también asiduos a reuniones budistas. A su vez, su amigo Herbie Hancock , también metido en harina kármica, elogiaba las lecciones de su maestro en el jazz Miles Davies , pues «un gran mentor puede ofrecer un camino para encontrar tus propias respuestas correctas». De hecho, para Turner el jazz es un estupendo ejemplo de transformación del veneno en medicina. Los afroamericanos crearon el jazz como medicina para los corazones de la gente , para alejarles de la experiencia tóxica de la esclavitud. Ahora lleva la alegría a todo el mundo. En 1982, Shorter, Hancock y la cantante actuaron en el festival budista por la paz en Washington y se comprometieron a ser Bodhisattvas: inspirar esperanza y paz con sus carreras artísticas. «¿Qué quieres conseguir en la vida, Tina?», le preguntó Wayne tras verla fregando el suelo de su cocina. Pero ella quería ser útil y era otra forma de convertir el veneno en medicina.
Ave Fénix
Para la superestrella, sus más decisivos mentores fueron su prima Margaret, que la instruyó sobre pájaros y abejas y sobre cuidar de sí misma; el funesto Ike, que le enseñó cómo funcionaba la industria musical. Erwin Bach , su mentor en el amor verdadero, su alma gemela y marido. Su mánager Roger Davies . Y Daisaku Ikeda , referente mundial de la filosofía budista de Nichiren, que le regaló sabias palabras que cambiaron su vida. ¿Cuáles fueron? «He guardado estas especialmente cerca de mi corazón: “Una cosa es cierta: el poder de la creencia moverá la realidad en la dirección de lo que creemos. Si realmente crees que puedes hacer algo, puedes hacerlo. Es un hecho. Cuando visualizas claramente el resultado de la victoria, lo grabas en tu corazón y estás firmemente convencido de que lo lograrás, tu cerebro hace todo lo posible para realizar la imagen mental que has creado . Y luego, a través de tus incesantes esfuerzos, esa victoria se convertirá en una realidad”».
La ahora octogenaria indestructiblemente feliz se retiró por todo lo alto en Londres el 3 de mayo de 2009, y posee, desde el año pasado, una estrella en el Salón de la Fama del Rock & Roll. Ha ganado ocho Grammys. Cumplió otros sueños, como ser actriz en ‘Tommy’ o ‘Mad Max 3’. Y hasta hay un musical, basado en su biografía, de éxito en todo el mundo, de Broadway al West End, ahora en la Gran Vía madrileña. Pero en sus días más tenebrosos, Tina Turner intentó suicidarse. Y sobrevivir le hizo ver que tenía una misión vital. «Veo que los problemas a los que me he enfrentado son una parte valiosa de mi propósito en la vida. Podemos usar los obstáculos para forjar un estado de felicidad inquebrantable como un diamante. Mirar la vida así es liberador, me ayuda a crear valor a partir de cualquier circunstancia, ya sea agradable o dolorosa. Aprecio cada momento de mi vida y quiero seguir alentando a tantas personas como pueda para apreciarse. Si puedo ayudar a una persona más a ser feliz, entonces he tenido éxito en la misión de mi vida », nos contesta. Tras medio siglo de estudio y conocer a gente de todo el mundo, cree que las religiones comparten las mismas aspiraciones básicas, se llame Jehová, Dios, Alá, Jesús, Hashem, Tao, Brahma o Buda. Su buen amigo David Bowie solía llamarla a ella Ave Fénix.
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