Sôber, a pulso
MADRID. Fue una noche dulce para el cuarteto madrileño. Su participación en esta suerte de aperitivo de la celebración de la inminente nueva edición de Festimad coincidía con la salida de su flamante nuevo álbum, «Paradÿso», y servía para confirmar de una manera más que ... rotunda su posición de privilegio en la escena del rock español.
Trabajadores y constantes, Sôber han logrado en los últimos años una reputación de grupo serio, absolutamente contundente en directo y no menos firme en sus grabaciones. Bien es cierto que éstas se componen de un repertorio en el que no brilla la originalidad, reuniendo sus canciones buena parte de los tópicos del rock duro con ese punto épico a lo «Héroes del Silencio» que a más de uno saca un poco de quicio.
Sin embargo, nadie pone en duda su esforzada persecución de un hueco que no muchas bandas parecen dispuestas a llenar en estos tiempos.
Ante una sala prácticamente abarrotada, Sôber salieron dispuestos a arrollar. Y lo cierto es que, en esas condiciones, ante un público completamente entregado y en un ambiente casi eufórico, a los madrileños no les costó nada poner su maquinaria a andar, encendiendo la chispa que les conectaría con la audiencia durante todo el concierto. Duros, agresivos, quizá demasiado sobrios, como dándole al ritual de su directo una trascendencia que seguramente no tiene, Sôber ofrecieron de cualquier manera un concierto sin fisuras, con una puesta en escena imponente y un sonido demoledor. Una noche para saborear las mieles de un éxito que se han ganado a pulso.
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