música
Silvia Pérez Cruz: «La gente quiere otros valores, no solo música comercial»
La cantante catalana interpreta en exclusiva para abc.es una de las canciones de su disco «11 de noviembre»
Pocas veces se habrá oído una voz que se adapte con tanta naturalidad y belleza al fado , al bolero , al flamenco , al sonido brasileño ... en definitiva, a un espectro tan amplio de la canción popular. Pero al ... igual que ocurre cuando vemos a Rafa Nadal dando pelotazos con soltura, detrás hay mucho oficio, mucho trabajo. El nombre de Silvia Pérez Cruz aparece en un ingente número de proyectos y discos de músicos diferentes. Ahora, tras abandonar el grupo Las Migas , ha publicado su primer disco en solitario, «11 de noviembre» (Universal), con 13 canciones que hablan diferentes lenguajes, en los que el denominador común es, como ella dice, el trabajo «artesanal» y el sello personal de una voz que enamora a la primera escucha.
-¿Satisfecha de cómo ha sido recibido el álbum?
-Totalmente. Estoy muy contenta. Ya lo estaba solo con haberlo grabado, porque la verdad es que se nota que está hecho por necesidad. Tenía ganas de investigar y, más que nada, de disfrutar del camino. Sabía que resultaría difícil para la gente, para escucharlo, y por eso, cuando ves que hay una respuesta buena, y la gente se adapta y tiene ganas de escuchar cosas cuidadas, es un regalo que te viene de más. A veces parece que el público solo pueda escuchar música comercial (y hay música comercial muy buena, ¿eh?, que no es despectivo), pero la gente también quiere cosas de calidad, ver que hay más valores. Creo que en este disco se transmite eso, y que es importante dedicar el tiempo a las cosas para que lleguen a buen fin, crear un buen equipo, con buenos músicos, buenos fotógrafos, buenos ilustradores...
-En los créditos aparece Raúl Fernández «Refree». Parece el más adecuado para captar los sonidos delicados.
-Nos entendemos muy bien, no solo en esa parte del sonido más evidente, de las texturas y los ambientes, sino también a la hora de entender el discurso, las parte más estructural de la música. Ahí coincidimos mucho, y ha sido casi telepático. Aparte de coproducir conmigo, también hacía de técnico de sonido, y yo le grababa a él. Fue un ambiente muy íntimo. En un principio, yo quería que tocaran la guitarra muchos músicos con los que he colaborado, pero él me dijo: «Toca tú la guitarra, porque quedará más personal», y me cambió la perspectiva del disco, pero creo que fue acertado para transmitir la parte personal de la música.
-De dónde nace esa versatilidad para pasar por tantos géneros musicales...
-Es que a mí me gusta la música, el lenguaje de la música, y me siento músico más que cantante. Me gusta investigar y aprender, para tener más recursos a la hora de explicarme. No soy especialista en nada, no me considero ni flamenca ni cantante de jazz ni de fado, pero supongo que llevo tanto tiempo estudiando la música que vas sumando, y cada vez entiendes más rápido un estilo, y me aprendo las normas para no hacer faltas ni penaltis (ríe), pero quiero poner mi visión al final, que se reconozca un estilo propio. Hay gente que debe transmitir la parte pura de cualquier estilo, pero también debe haber gente que le dé la vuelta. En este disco, como las canciones las he escrito a lo largo de seis años, hay un poco de todo. Es como un álbum de fotos de todo este tiempo, de los estilos y personas que me han influido.
-Has tenido la suerte de haber trabajado con un buen puñado de grandes músicos. ¿Cuáles te han influido más?
-Javier Colina, Toti Soler, Raúl Fernández, Las Migas, Eliseo Parra... He conocido a tantos músicos buenos... y los he podido ver crecer. Mis máximas influencias, más que de músicos famosos, es que son mis amigos. Casi se podría decir de cada canción en qué músico estaba pensando cuando la escribí. Al principio se me criticaba por hacer tantas cosas, y pienso, en primer lugar, que es lo que me apetece, y segundo que, si no hubiera hecho todo esto, mi estilo no bebería de tantas fuentes, y no sería tan rico. Ha sido todo muy natural. La música, para mí, es un recorrido para toda la vida. No hay techo, cuantas más influencias mejor.
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