Un compás de la «Novena Sinfonía» de Beethoven por cada entrada vendida

Se trata de un concierto benéfico, realizado en colaboración con CRIS CONTRA EL CANCER , la única organización independiente y sin ánimo de lucro que destina sus recursos exclusivamente a la investigación contra el cáncer. Una cita en la que debería sonar completa la «Novena sinfonía» de Beethoven.

Y digo que debería sonar completa por varios motivos. El primero, porque el objetivo de un músico y un director de orquesta es hacer sonar hasta la última nota de la partitura, pero en este caso podría no ser así ya que ambas instituciones, la musical y la científica, han decidido que solo se escuchará un compás por cada loclidad vendida. «Con cada una de las entradas que se compren se patrocinará un compás de la Novena Sinfonía ; de esta manera aquellos compases que se queden sin patrocinar no sonarán», explica en un comunicado CRIS. «Con tu entrada harás posible que suene la música pero sobre todo, harás posible que sigamos adelante con nuestros proyectos de investigación». Y concluye afirmando que se trata de un concierto «diferente, porque esta vez sí notarás las ausencias».

Víctor Gil , director técnico de la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid y del coro de niños los Pequeños Cantores, explica a ABC como surgió la campaña de publicidad, que reconoce «es bastante agresiva , pero el motivo merecía la pena».

«Comprobamos que la partitura de Beethoven tenía los mismos compases que número de localidades hay en el Auditorio Nacional, y si los numerabamos, como las butacas, podíamos saltarnos por una buena causa aquellos que no se habían vendido». El concierto se convertiría así en un aliciente para mover a la gente a participar en el hecho de salvar una vida, pues los fondos recaudados irán destinados a la investigación contra el cáncer. «Muchas veces sacralizamos la música, pero lo cierto es que no hay nada más sagrado que la vida».

Ése sería el segundo motivo por el que la partitura de Beethoven debería escucharse completa, porque significaría que todas las entradas se habrían agotado, y una clara apuesta por contribuir a erradicar esta enfermedad.

Pero hay un tercer motivo. Este gesto, de manera consciente o no, se ha convertido, en los tiempos que corren, en una metáfora de lo que puede ocurrir en el futuro: si no hay dinero no hay música . Un futuro esbozado ya por los recortes, la desaparición de las subvenciones en las escuelas de música, y la subida extraordinaria de las matriculas en los conservatorios.

«Estamos todos esperando la Ley de Mecenazgo para que el arte pueda empezar a funcionar», alega Gil, que sabe que si tuviera que elegir entre cerrar una orquesta o un quirófano, sería siempre lo primero. «Es cuestión de prioridades , pero hay que potenciar otras fórmulas para salvar la cultura. Ahora estamos viendo una de las generaciones más preparadas y la vamos a dilapidar». Y no se refiere solo a científicos sino «a jóvenes músicos que se van a ir a tocar a formaciones de otros países, como Alemania». «El problema -continúa- es que siempre nos ponen en una disyuntiva en la que pierde la cultura»

Por este último motivo, tambíén debería sonar completa la «Novena sinfonía», para demostrar que a los ciudadanos también nos importa la música y que somos conscientes de que debemos contribuir de alguna manera para que siga sonando.

Víctor Gil tranquiliza a los menos optimistas que teman pagar una entrada y que finalmente no pueda escuchar la obra completa. «La taquilla va muy bien, ya se ha vendido el 70% del aforo ». Y adelanta que habrá «sorpresas» durante el concierto, que no ha querido desvelar... Otro motivo para no perderse esta cita para especial.