Los cachorros cogen la batuta

«Con Wellber buscamos una combinación entre directores jóvenes y veteranos, pues contamos con Mehta», justifica la intendente de Valencia, Helga Schmidt. Tras seguir su ascendente carrera en Milán y Tel Aviv, cree que uno de los puntos positivos de su incorporación «es el lenguaje que puede hablar con una orquesta como la de la Comunitat Valenciana, cuyos músicos son jóvenes, idealistas y buscan hacer música, no han caído en la rutina». La crisis económica -«también hemos pensado en eso»- y la falta de disponibilidad de grandes batutas -«hemos intentando traer a Mariss Jansons, pero tiene muchos compromisos, espero poder hacerlo en el futuro»-, son otros de los factores que han intervenido en esta elección, además de la próxima firma de un contrato en exclusiva de Wellber con un importante sello discográfico, «que grabará las óperas del Palau de les Arts, algo que nos dará a conocer internacionalmente. Es una estrella que está naciendo».

Lionel Bringuier, que el pasado otoño asumió la titularidad de la Orquesta de Castilla y León, es quien marca el récord de edad. Con 22 años subió al podio de Valladolid, que comparte con otro joven director, Vasily Petrenko (1976). «Hemos querido copiar el modelo de Simon Rattle -explica Enrique Rojas, hasta hace unos meses gerente de la Orquesta de Castilla y León-, que convirtió a la Sinfónica de la Ciudad de Birminghan (a la que se incorporó con 25 años) en una orquesta de primera división y él ascendió con ella». Para Rojas, Bringuier se puede convertir «en el nuevo Rattle».

Asegura que en su elección no hubo un componente económico pero sí de «energías». «Es muy difícil encontrar un director ya hecho que venga a un proyecto joven». Recuerda que el primer encuentro, en 2008, de Bringuier con la formación de Castilla y León,que tiene una edad media de 30 años, «fue un flechazo». En su opinión, la juventud del director puede ser un componente que beneficie la comunicación de la orquesta con el público. «La música se convierte en una aventura que comparten». Además de funcionar mejor mediáticamente. «Este tipo de carreras se apoya más en los medios de comunicación. Los jóvenes está más dispuestos a sacrificar su privacidad».

Patrick Alfaya, ex gerente de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña (OBC), estuvo en los primeros momentos de la negociación para la contratación de su actual titular, Pablo González, a quien no le resta ningún mérito, pero afirma que el tema se resolvió en muy pocas semanas, un mal endémico en nuestro país. «Ésta es una decisión que puede llevar años, porque hay que sopesar muchos factores».

Considera que apostar por jóvenes directores se ha convertido en una moda. «Todos los políticos quieren tener un Dudamel». Fenómeno para el que las orquesta españolas no están preparadas. «Funciona bien en Inglaterra, Francia, Estados Unidos..., porque tienen formaciones muy sólidas, algo que no pasa en España».

Alfaya se refiere también a la existencia en nuestro país de un «mercado adulterado» en cuanto a los cachés de los artistas, tendencia que la crisis corregirá. «Los jóvenes cobran menos y esto va a obligar a otros directores más experimentados a bajar su caché si quieren trabajar».