Bryan Adams: «Nunca he pretendido ser un innovador»

Siete años después de su último disco de estudio, el pasado año publicaba «Get Up» , un álbum sencillo y directo, con el que Adams regresa en cierto modo a las raíces del pop y el rock & roll más inmediato: «Tenía ganas de hacer un disco de rock clásico, simple y directo, que sonara muy natural, muy orgánico… La verdad es que nunca he pretendido ser nada sofisticado ni innovador, pero en este caso he ido más al grano que nunca, buscando un sonido más puro, más cercano a lo que suena en una sala de ensayos. No le había dado muchas vueltas a eso antes, pero, una vez hecho, tengo la sensación de que tendría que haber hecho un disco como este hace veinticinco o treinta años; habría sido la continuación perfecta para “Reckless” –su multimillonario álbum de 1984, que consolidó su popularidad a nivel mundial–… Pero bueno, en cualquier caso, estoy muy contento de haberlo hecho ahora, me siento muy cómodo con estas canciones y con este sonido».

Buena parte de la culpa de ese sonido hay que atribuírsela a Jeff Lynne , vocalista, multiinstrumentista y compositor de la Electric Light Orchestra y reputado productor de un buen montón de discos de notable éxito: «Nos habíamos conocido hace años, y un día que yo estaba en Los Ángeles le llamé para tomar algo y charlar, y le pregunté que si le gustaría producir alguna de mis canciones, para ver cómo resultaba. Me dijo que estaría encantado, así que empezamos a pensar en ello y, aunque al principio solamente se trataba de un tema, acabó implicándose totalmente en el proyecto e hizo el disco entero. Para mí, Jeff es uno de los mejores productores del mundo ahora mismo ; me gusta mucho la ELO, a los que pude ver en directo cuando era un adolescente y empezaba a interesarme por la música de una forma más decidida. Ha sido todo un lujo poder trabajar con él».

Bastante menos sofisticado que el de los más significativos discos de la ELO en los setenta, el sonido de «Get Up» tiene mucho más que ver con los discos que hizo Lynne a finales de los ochenta y en los primeros noventa con los Traveling Wilburys, la banda que él mismo formó junto a Bob Dylan, George Harrison, Roy Orbison y Tom Petty : «Me encantan esos discos; los de los Wilburys, desde luego, pero también los que en aquellos años hizo como productor de algunos de esos artistas. Lo que ha conseguido es que, si ya las canciones eran sencillas, suenen más sencillas aún, que era en realidad mi objetivo».

Compositor de un puñado de canciones que son hoy clásicos del pop de los ochenta y los noventa, Adams no conoce una fórmula con la que dar en el centro de la diana. «Hacer canciones es un trabajo complicado –reconoce–; a veces puedes tener suerte y das de forma casi casual con una melodía o con una frase sobre la que desarrollar, pero la mayor parte de las veces requiere ponerte a trabajar seriamente. Nuestro trabajo es como el de un escritor. Tienes que levantarte por la mañana y dedicarte unas cuantas horas para que acabe saliendo algo que merezca la pena. Yo soy muy exigente conmigo mismo, y tengo que estar absoutamente convencido de que una canción es buena para aceptar que vaya en el disco . Puede que parezca que esto es muy sencillo, pero, al menos en mi caso, no lo es. Si quieres dedicarte a la música, es cierto que es fabuloso, pero tienes que saber que vas a tener que trabajar de verdad».

Habituado a trabajar con estrellas de renombre, Adams recuerda con especial gratitud a Tina Turner, quien cantó en una de las canciones de «Reckless» y le invitó poco después a sumarse, como telonero, a la apabullante y triunfal gira de «Private Dancer» : «Siempre estaré en deuda con ella. Fue muy generosa conmigo en un momento muy importante de mi carrera. Tengo maravillosos recuerdos de aquella época».