Arcángel: «En el estudio se pierde la frescura, y la paciencia»

Este proyecto nació en Sofía, ¿verdad?

Así es. Fui a dar un concierto allí, y al terminar estuve charlando con los productores del espectáculo acerca de la música búlgara, su folklore, y les comenté que algún día me encantaría hacer algo con ella. Tres meses después estábamos manos a la obra.

Lo más difícil sería equilibrar armonías...

Exactamente. Lo que caracteriza a la básica búlgara sobre todo es el juego armónico de voces, y en el flamenco se suele estar acompañado de otras armonías, pero no de voces sino de instrumentos. Poco a poco llegamos a puntos en común, no había otra. Cuando se consigue se alcanza un sonido muy evocador.

Su primer contacto con esta música fue con un proyecto similar de Enrique Morente, en el que usted participó.

Sí, fue un impacto instantáneo y muy fuerte. Desde entonces siempre he buscado dónde escucharla más y empaparme todo lo que he podido. Aún sigo investigando.

Sus dos últimos discos son en directo (el anterior fue «Tablao», en 2015). ¿Le aburre el estudio?

Por eso los he hecho, porque estoy un poco cansado de los estudios, sí. En ellos se pierde naturalidad, frescura, pero sobre todo se pierde la paciencia (risas). El próximo disco tiene pinta de que volverá a ser en vivo.

El disco incluye versiones de Morente y Camarón, y ha añadido una canción con Lole Montoya. ¿Fue para cerrar el círculo lorquiano?

Sí. Decidí grabarla e incluirla con el disco ya terminado, porque además de esos dos héroes, Lole y Manuel fueron el tercer elemento de ese triángulo de libertadores, que eliminaron esas cadenas que tenía el flamenco. No dejé pasar la oportunidad de grabar una canción con la única persona viva de esa generación. Se lo propuse, aceptó y gracias a ello pasé algunas de las horas más felices de mi vida.