Charles Aznavour: «En Europa hay gente a la que no le gusta la mezcla, y eso es estúpido»

A punto de cumplir noventa y un años y con una hoja de servicios repleta de canciones, discos, películas y actuaciones en directo, Aznavour se dispone a actuar en Madrid dentro de la gira de presentación de su flamante nuevo álbum, «Encores», un disco que ya se le queda casi viejo a su responsable: «Bueno, es que ya estoy trabajando en el siguiente, que espero que se publique el año que viene. Tengo ya todo preparado».

La agenda de este polifacético artista está siempre llena, pero eso no es precisamente un problema: «Me gusta mucho trabajar , aunque, claro, eso es, sobre todo, porque mi trabajo suele ser bastante divertido. Me encanta escribir, y cuando estoy de gira disfruto mucho también del hecho de viajar, conocer sitios nuevos, gente nueva… Otra ventaja es que no tengo jefes ni horarios».

Después de una carrera tan larga, Aznavour siente el mismo compromiso con cada nuevo disco: «No se trata de un proceso sencillo y más o menos mecánico. Es obvio que algo habré aprendido en todo este tiempo, pero hacer canciones es un proceso en el que no vale usar una fórmula determinada. Para mí no es nada fácil, y no lo es porque soy muy exigente conmigo mismo».

De manera que, a estas alturas, sigue considerándose un aprendiz : «Mi hermana tiene una buena forma de decirlo: “si crees que ya lo sabes todo, si no te esfuerzas en hacer las cosas un poco mejor cada día, date por muerto"».

Con un pasado extenso y particularmente lleno de experiencias, no es especialmente amigo de mirar hacia atrás: «Siempre miro al frente. Puedo escribir sobre cosas pasadas, y el pasado es, efectivamente, una reserva con la que contamos, que nos da el carácter, y en buena medida la esencia de lo que somos, pero no me gusta mirar al pasado. Nunca me recreo en ello… he conocido a grandes músicos, escritores, he conocido al Papa. Todo eso está muy bien, pero espero seguir conociendo gente en adelante, gente de la que pueda seguir aprendiendo…»

Afincado en Francia desde su nacimiento, las raíces armenias de Charles Aznavour (llamado en realidad Shahnourh Varinag Aznavourian) están muy presentes en él: «Son tan importantes como el hecho de ser francés. A mí me gusta el café con leche. Puede que la leche y el café estén bien cada uno por separado, pero a mí me gusta la mezcla. Ahora, en Francia y en otros países europeos hay mucha gente a la que no le gusta la mezcla, y eso me parece estúpido. Mi mujer es protestante, mi hijo es ateo, mi nieto es judío… creo que en casa tengo todas las religiones… yo suelo hablar de mi familia como la familia Benetton».