Gregorio Marañón: «Mortier es la persona que más ha cambiado la ópera»

El presidente del Teatro Real destaca cómo ha peleado hasta el final contra el cáncer y la dignidad con la que ha muerto

Gregorio Marañón: «Mortier es la persona que más ha cambiado la ópera» jaime garcía

jesús g. Calero

La muerte de Gerard Mortier ha sido para Gregorio Marañón, presidente del Patronato del Teatro Real, una triste sorpresa esta mañana. «Aunque sabíamos que el final estaba próximo, me siento muy afectado por la noticia, afectadísimo, porque la desaparición de Mortier es también la ... de un colaborador brillante con el que el Teatro Real ha tenido la fortuna de trabajar en los últimos años».

En estos momentos, Marañón destaca varios aspectos: «En el terreno personal es asombrosa la fuerza con la que Gerard ha luchado hasta el final con el cáncer de páncreas que padecía. Y quienes hemos estado próximos a él durante los últimos meses sabemos la dignidad con la que ha afrontado este final, conscientemente, y nos conmueve la gran soledad con la que ha sabido aceptar los últimos estadios de la enfermedad».

Pero es en el terreno profesional en el que Marañón pone el acento en este momento, por la importancia de la figura que nos deja: «Mortier ha sido, sin duda, la personalidad que más ha influido y ha cambiado el mundo de la ópera, dejando aparte a los compositores, en el último medio siglo. Desde Bruselas, Salzburgo, el Ruhr y París, principalmente, ha sabido dar un vuelco a muchas de las ideas preconcebidas para insuflar nervio, a veces con polémica, pero siempre con inventiva y brillantez, a un género maravilloso al que ha dedicado su vida». Además, concluye, «Hemos tenido la fortuna de disfrutar de su trabajo en esta última etapa del Teatro Real».

En efecto desde 1981, en el Teatro Real de la Moneda de Bruselas, apuesta por renovar el género. Entre 1988 y 1989, también participa activamente en la preparación del proyecto de la Ópera de la Bastilla de París. En 1992 da el salto a Salzburgo, donde trata de buscar nuevos públicos y renovar uno de los festivales más tradicionales de todo el Continente. En 2002 organizó la primera temporada de la Trienal del Ruhr, que se desarrolló en antiguos locales industriales. En 2004, dirige la Ópera Nacional de París. Dejó el cargo en 2009. En 2007 es nombrado director de la Ópera de Nueva York, pero en 2008, renuncia a asumir el cargo, en parte por los recortes. Es entonces, en 2010, cuando viene a Madrid y asume la dirección artística del Teatro Real de Madrid, hasta que el verano pasado se ve obligado a abandonarla por la enfermedad. Le sustituye Joan Matabosch.

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