Bruce Springsteen y su nuevo disco «High Hopes»: el descanso del guerrero
El «Boss» publica mañana su decimoctavo y más desconcertante álbum
pablo m. pita
Hasta ahora, cualquier disco de Sprinsgteen , de 64 años, parecía un bloque. Podía ir por caminos más intimistas, como en «The Ghost of Tom Joad» (1995) o «Devil & Dust» (2005); o se dejaba llevar por el huracán desatado por la E Street Band.
Pero ... que la entrega que sale al mercado mañana, «High Hopes», haya recibido calificativos como de «cajón de sastre» o «improvisado», era algo cuya mera posibilidad parecía impensable en el historial del músico de Nueva Jersey. A la sorpresiva noticia, a mediados de noviembre, de la rápida publicación de un nuevo álbum, siguió el desconcierto al conocer su contenido. Hablamos del mismo personaje que tardó 14 meses en grabar «Born to Run» (1975).
Hasta el mismo título del álbum procede de un tema perteneciente a un autor de rock gótico prácticamente desconocido para el gran público, Tim Scott McConnell y su proyecto Havalinas. «High Hopes», decimoctavo título de la discografía del «Boss», está formado por descartes de otros trabajos, reinterpretaciones de su propio repertorio, temas suyos tocados en directo pero no grabados en estudio y versiones de otros autores también aireados en sus conciertos, como «Dream Baby Dream», cuya autoría es de un dúo en principio tan alejado de su estilo como Suicide .
Hay sitio para los compañeros caídos por el camino. En «Harry’s Place», no incluida en su momento en «The Rising» (2002), suena el saxo de Clarence Clemons y los teclados de Danny Federici. Y para los caídos en Vietnam. Cuenta el «Boss» que «The Wall» está inspirada en un músico amigo suyo, Walter Cichon, que murió en la guerra en 1968. Y para los caídos por el exceso de celo de los policías neoyorquinos, como en «American Skin (41 Shots)»
Lleva un tiempo Springsteen intentando modernizar su sonido, poco a poco y sin traicionar su ideario. Para ello ha confiado en Ron Aniello, productor también de «Wrecking Ball» (2012) y responsable, por ejemplo, de la aparición del rap por primera vez en uno de sus temas, «Rocky Ground». Pero más contundente es la aportación de Tom Morello, guitarrista de Rage Against the Machine , quien sustituyó a su fiel escudero Steve Van Zandt durante la gira australiana.
De los doce cortes del álbum, interviene en ocho de ellos. Su gran momento llega en «The Ghost Of Tom Joad», cuyas tranquilas aguas acústicas ya conocidas se convierten en un afilado alarde guitarrero. Sabedor de que los cambios bruscos no suelen ser bien aceptados, Springsteen se ha justificado declarando que, cuando compuso la canción, tenía originalmente ese aire rock.
Llama la atención una curiosa colaboración: la de sus tres hijos con Patti Scialfa en «Down in the hole» haciendo coros. O la interpretación de un tema de los pioneros del punk australiano The Saints, «Just Like Fire Would» .
Pero los fans de toda la vida también encontrarán al Bruce de toda la vida, y celebrarán, por ejemplo, la inclusión de esas gaitas irlandesas en «This is Your Sword», que empujan el tema hacia esa épica que él domina. Podrá ser un disco algo desconcertante, pero sus conciertos no lo son, y un nuevo lanzamiento podría traer la excelente noticia de una nueva gira cuando termine la actual en Nueva Zelanda, el próximo 2 de marzo.
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