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estreno mundial

«Brokeback Mountain», un amor prohibido como el de Tristán e Isolda

El compositor de la partitura, Charles Wuorinen, ensaya estos días en el Teatro Real con el director musical Titus Engel

«Brokeback Mountain», un amor prohibido como el de Tristán e Isolda isabel permuy

susana gaviña

Comienza la cuenta atrás para el estreno mundial de la ópera «Brokeback Mountain» , el 28 de enero en el Teatro Real . La partitura de la obra, inspirada en el cuento homónimo de Annie Proulx, que a su vez dio lugar al oscarizado filme dirigido por Ang Lee , ha sido compuesta por el estadounidense Charles Wuorinen, que se encuentra estos días en Madrid para trabajar con el director musical Titus Engel ( estrenó «La página en blanco» de Pilar Jurado ).

La adaptación lírica fue un encargo realizado por Gerard Mortier al compositor en 2008 para ser estrenada en la hoy extinta Ópera de la Ciudad de Nueva York . «La idea surgió cuando leí en una entrevista el interés de Wuorinen por convertir la historia en una ópera», explicó ayer el consejero artístico del coliseo madrileño , que a pesar de su enfermedad sigue muy de cerca este estreno, uno de los platos fuertes de la temporada.

Tras su salida de la Ópera de la Ciudad de Nueva York y su incorporación al Real, el director belga, según reconoció ayer, dudó si trasladar el estreno a Madrid, por su aspecto «típicamente americano». Sin embargo, finalmente decidió presentar la obra aquí «pues lo que cuenta es mucho más importante que eso. Es una historia universal, un gran amor prohibido por la sociedad, como sucede en “Tristán e Isolda”». De ahí, que haya programado paralelamente (a partir del 12 de enero) la ópera de Wagner en la producción de Peter Sellars, que fue estrenada en París en 2005 bajo la dirección musical de Esa-Pekka Salonen, y que incluye un vídeo del artista Bill Viola.

«“Brokeback Mountain” no es solo una gran pasión entre dos hombres. No es solo sexo. Aborda su relación a lo largo de 25 años, una relación en la que uno de ellos, Ennis, es homófobo y no entiende sus sentimientos hacia Jack hasta que este muere», matiza Mortier.

Sin música de cowboys

Con un extenso catálogo de obras (alrededor de 270), es la segunda incursión de Wuorinen en la ópera, tras su debut con «Haroun and the Sea of Stories», basada en la novela de Salman Rushdie, y que fue estrenada en 2004 en la Ópera de la Ciudad de Nueva York.

«La naturaleza universal de esta historia requiere un lenguaje musical amplio»Formado bajo las influencias de la música dodecafónica de Schoenberg y Berg –«los compositores de Estados Unidos siempre miramos hacia Europa»–, también se considera heredero de Elliott Carter y Milton Babbitt. Lo primero que Wuorinen quiso dejar claro ayer es que su partitura «no contiene música de cowboys. La naturaleza universal de esta historia requiere un lenguaje musical más amplio, no confinado a un tiempo determinado. Es por eso que no contiene ni una nota de color local». Concedió, sin embargo, no ser ajeno «a la riqueza rítmica de la música popular americana, como el jazz». Mortier también quiso puntualizar que no se trataba de un musical. «Es una obra construida dentro de la gran tradición de la ópera».

Diferencias con la película

Con una duración de dos horas, distribuidas en dos actos (cada uno dividido en once escenas), el libreto, escrito también por Proulx –«su lenguaje es conciso, lacónico, no hay nada que sobre», elogió el compositor–, incorpora algunos elementos que no aparecen en el cuento original, como un personaje femenino y un coro (de 16 voces), para ofrecer más contrastes vocales en una partitura protagonizada por un tenor (Jack) y un barítono (Ennis).

«En la ópera, la historia es menos sentimental, más concentrada y oscura»A diferencia de la película, Wuorinen ha querido descargar la historia del sentimentalismo, «haciéndola más concentrada, más oscura y mucho mejor». También ha procurado tanto él, como el director de escena, Ivo van Hove, reflejar la peligrosidad del entorno –las montañas de Bighorn en Wyoming– que rodea a la pareja (y que aparece suavizado en el filme). Un paisaje que en opinión de Mortier y Wuorinen determina el comportamiento de los personajes.

Consciente de que algunos conflictos sociales que se abordan en las óperas «no son pertinentes», el compositor consideró que este, la homosexualidad, «resulta controvertido, aunque en Estados Unidos las cosas han cambiado mucho en los últimos años. La historia es una tragedia, interesante y fuerte», concluyó Wourinen.

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