David Byrne: «Vivir hoy de la música es casi imposible»

−¿Qué ha representado para usted esta colaboración con Annie Clark?

−Soy un gran admirador del trabajo de Annie, así que trabajar con ella ha sido una oportunidad para averiguar cómo lo hace. Y cuando sugirió que usásemos una banda de instrumentos de viento como núcleo de la banda fue perfecto, me encantó la idea. Limitarnos a esa instrumentación lo hizo todo más retador y atractivo. Creo que al final el resultado fue muy especial, como ninguna otra cosa que haya escuchado.

−¿Qué es lo que más le llama la atención de la forma de trabajar de ella?

−Me encanta que eluda los clichés del rock y que pueda escribir una bonita melodía. Esa es una combinación muy poderosa. Aunque es una guitarrista increíble, tengo que admitir que no fueron sus habilidades virtuosas las que atrajeron, sino las elecciones que hace.

−En general, ¿qué busca a la hora de escoger a alguien para colaborar?

−Normalmente colaboro con alguien porque soy fan de su música, porque quiero saber más: cómo lo hacen, que es lo que les hace funcionar creativamente… También es una buena ocasión para verme obligado a pensar diferente, tener que salir de la zona «cómoda».

−Supongo que cuando uno colabora con otra persona, es difícil anticipar el resultado. ¿Hasta qué punto «Love This Giant» fue por caminos inesperados?

−Annie y yo decidimos que haríamos cuatro canciones sin decir nada a nadie como prueba, por si acaso no nos gustaba el resultado. Así que no había expectativas entre el público. Hubo un periodo de ensayo y error para encontrar un método de trabajar juntos, pero después de aquello las cosas fueron más fluidas, aunque todavía tardamos unos años porque los dos estábamos en otros proyectos al mismo tiempo. Los resultados me sorprendieron mucho. Las canciones nos sonaban como ninguna otra cosa que hubiéramos hecho antes ninguno de los dos. Sonaban como si una tercera persona las hubiera escrito. Fue una sorpresa muy agradable.

−Resulta muy llamativo ese protagonismo de los instrumentos de viento. ¿Cómo surgió esta idea?

−Annie tuvo la idea de usar mayoritariamente instrumentos de viento como banda y me encantó. Tenía un aspecto práctico, a la vez de ser un sonido maravilloso. La librería que nos había invitado a colaborar tiene únicamente un pequeño PA, así que usando instrumentos de cuerda podíamos superar los problemas de sonido intrínsecos de ese lugar. También me gustaba el hecho de que nos habíamos limitado a una paleta de sonidos, así que algunas decisiones ya estaban tomadas! Nuestras posibilidades no iban a ser ilimitadas, lo cual era una buena cosa para mí.

−Tras el lanzamiento del álbum, han publicado un EP, «Brass Tactics», que incluso se regala a través de la web. Parece que hay ganas de continuar la colaboración....

−Decidimos regalar algo de material para que así la gente pudiera escuchar lo que estamos haciendo sin hacer gasto. Acerca de si continuaremos nuestra colaboración, no lo sé. Annie va a lanzar nuevo disco y yo estoy trabajando en otro musical.

−¿Cómo trasladan esa atmósfera entre barroca y contemporánea del disco al directo?

−¿Piensas que el disco suena barroco? ¿De verdad? Yo creo que el sonido varía del funk a cámara ensemble a banda de cuerda hasta casi romántico orquestal. Y a veces con un bailable beat funky. Los instrumentos de viento son un sonido muy potente.

−Hablando de regalar música. ¿Qué piensa un hombre que siempre ha estado a la vanguardia del pop sobre los extraños momentos que vive la industria musical?

−Creativamente es una época fantástica, pero desde el punto de vista financiero es un desastre. Los músicos ahora pueden grabar de manera que tienen más control sobre el proceso y es más barato. De modo que el nivel de cosas maravillosas ahí fuera es maravilloso. Pero ganar dinero de tus grabaciones es casi imposible hoy en día. Primero fue compartir ficheros, luego las discográficas siendo demasiado lentas a la hora de adaptarse y ahora las páginas streaming. No hay manera para los músicos de sacar dinero de sus grabaciones a no ser que consigan que las agreguen a un anuncio o a una película. Buena suerte con eso si sois una banda joven empezando.

−En una entrevista advertía que todos estábamos siendo vigilados a través de la tecnología. Parece que sus temores se hicieron realidad a una escala inimaginable.

−Bueno, todos sabíamos que la NSA estaba recogiendo información, y que Cheney y otros querían vigilar a todo el mundo todo el tiempo. «Total Information Awareness» («Conocimiento de Información Total»), lo llamaron. Y ahora esto ha sido confirmado. Incluso si el sistema ha sido puesto en marcha para descubrir comportamientos sospechosos, cualquier organización con tanto poder terminará usándolo para fines perversos, como la historia nos enseña, no importa lo que digan. También nos vigilan desde las webs corporativas. Monitorizan nuestro comportamiento, no solo nuestros patrones de compra. Saben todo sobre nosotros y saben como filtrarlo para convertir esa información en algo útil y valioso económicamente. Esa cantidad de información y el poder potencial que trae me parece bastante peligrosa también.

−Por último, usted es un gran amante del ciclismo. ¿Cree que la visión de las ciudades y los caminos a través del ritmo impuesto por una bicicleta le influyen a la hora de crear sonidos?

−No, en absoluto. Pero sí me ayuda a aclarar la cabeza, y entonces tengo espacio para pensar y dejar a mi subconsciente hacer su trabajo. A veces tengo percepciones mientras monto en bicicleta que no tendría sentado delante del ordenador. No ritmos o melodías específicas, pero puede que una aproximación a una situación o proyecto, o a veces la letra de una canción. ¡Espero que haga buen tiempo en Madrid, porque llevaré mi bicicleta!