Standstill: «Para vivir de la música es necesario el machete»

Una forma de trabajar con la que se han ganado un puesto de honor dentro de la música independiente española, con seguidores tan numerosos y fieles que han permitido, a través del crowdfunding , que este nuevo proyecto fuera posible.

Enric Montefusco nos habla del trabajo realizado y de la gira que ya han comenzado, con un espectáculo denominado «Cénit» , con el que logran transmitir, con un envoltorio audiovisual, la densa atmósfera de la música.

- Todos los detalles están muy cuidados, como el diseño de la carpeta, que se abre como un díptico...

-Intentamos cuidar todos los aspectos y todas las caras, y esta es una de ellas. Hay que cuidar el objeto, ya que la música es gratis. Aparte, a mí me gusta tener el disco físico. Es como un libro, para poder tocarlo.

-En cuanto a la música, se diría que para vosotros es como un campo de batalla, en el que os abrís camino a machetazos.

-Sí, desde luego, para vivir de la música es necesario el machete, sin él no duras ni un asalto; eso por un lado, y, aparte, la música también acaba siendo un reflejo de la vida, y necesitas el machete para hacer espacio para lo que quieres defender. En este sentido, creo que este disco defiende otras cosas que discos anteriores, es un poco diferente.

-¿Es una guerra hacia dentro?

-Supongo que es propio de la edad. Cuanto más joven es uno, más tiende a echar la culpa al mundo. Se te cae encima, y como lo que ves es, obviamente, horrible e injusto, tiendes a quitar valor o quitar peso a lo que uno puede llegar a hacer desde dentro. Y hay mucho trabajo que hacer desde dentro, y creo que es una de las revelaciones del disco, y que tiene que ver en este caso con el amor, con el tema sentimental.

-¿Quizás sea el disco más personal de Standstill?

-No sé, supongo que, de alguna manera, es el que revisa incluso discos anteriores y cosas que yo intentaba explicar o decir. Ahora tengo la sensación de que entiendo algunas cosas un poquito más, pero a lo mejor llega el siguiente disco y es diferente. En cualquier caso, todos los discos acaban siendo un reflejo directo de la vida y de aquello que ha ido pasando con más o menos filtros, o más o menos disfraces, pero siempre sale del mismo lugar.

-El hecho de que el productor de «Dentro de la luz», Ricky Falkner, sea miembro de la banda, ¿ayuda a encontrar el sonido ideal?

-Sin duda. De hecho, siempre me ha parecido extraño trabajar con un productor externo con un sello propio, a menos que, bueno, hay productores, quizás más entre los americanos, que su función es la de potenciar un sonido para cada proyecto en el que participa. Pero, por lo general, se entiende como alguien que tiene un sello de factura estética y tú te pliegas a él bajo su estela. Nunca he entendido eso, por lo menos para mi grupo. Creo que por una lado tengo las ideas bastante claras, y peleo contra todo para que eso sea así, aunque sea a veces un poco arriesgado o extraño, y la experiencia de Ricky Falkner, que creo que casa bien con esas ideas, nos hace llegar a un buen lugar.

-¿Cómo se van construyendo estas canciones?

-Suelen empezar siempre de una melodía, letra y guitarra, algo muy elemental, e intentamos buscar siempre un vestido acorde a eso o a lo que se quiere comunicar con esas canciones. En este caso decidimos bastante pronto, incluso antes que en otros discos, otros elementos con los que queríamos jugar, que iban a ser pocos y muy concretos, e incluso contrastados, como, por ejemplo, una coral o sintetizadores, y muchas percusiones. Había tres o cuatro elementos muy claros, y hubo un momento en que juntamos las ideas con la estética, sin forzar demasiado, de una forma muy natural.

-Muy natural, pero con mucho trabajo....

-Sí sí, claro. No es fácil, y, obviamente trabajar con una coral, y hacer los arreglos y que no suene a horterada y que tenga el peso y el espíritu del disco, requiere su trabajo, claro. Pero en ese sentido me ha ayudado mucho una experiencia que tuve con un espectáculo con una coral hace algo más de un año, donde por primera vez trabajé con ese «instrumento». Me ha ayudado mucho a ir un poco más rápido y no tropezarme dos veces con los mismos problemas.

-Todo eso lo envolvéis en un espectáculo, «Cénit», también muy cuidado.

-Es que el directo es una herramienta tan importante y tan potente, con unos recursos tan inacabables, que es una pena hacer las cosas por inercia. Se pueden hacer cosas muy bien hechas, que pueden ayudar a comunicar lo que quieres decir, si tienes algo de inquietud, supongo, para utilizarlas. En ese sentido, la experiencia que tuvimos con compañías de teatros fue reveladora para mí. Seguramente, si no hubiera estado allí, no hubiera tenido esa llave.

-¿Cómo encajáis este universo en mitad de un festival de verano?

-Claro, es una de las frustraciones clásicas de mi grupo. Podemos ofrecer un montón de cosas y estamos como embutidos en una hora, con veinte minutos de prueba de sonido, donde ofreces el veinte por ciento de lo que puedes ofrecer. Es una versión devaluada, y, de hecho, este espectáculo en concreto, a diferencia de otros, es una apuesta por adaptarse a estas circunstancias. Este es el marco en el que nos va a ver la mayor parte de la gente, y vamos a hacer un espectáculo que no solo sea bonito, sino que sea practicable. Hemos hecho algo bastante efectivo, que se monta muy rápido, es muy portátil y ligero, dentro de lo que cabe. Ese era el reto, que no es fácil, y ha habido dificultades, pero lo hemos conseguido. Subir a un escenario y que ocurra una cosa un poco diferente.

-Ya habéis comenzado la gira. ¿habéis notado los efectos de la crisis con respecto a otras anteriores?

-No. A ver, hemos notado que está peor la cosa, que hay menos dinero, menos festivales, menos patrocinadores, menos de todo. Nuestros conciertos la verdad es que han estado todos llenos hasta ahora, no sé cómo hubieran estado en otro contexto, pero los que se han mantenido en pie, bueno, estaban llenos. La gente, al fin y al cabo, sigue necesitando de la música, y hay un umbral a partir del cual ya no puede caer porque la gente lo necesita y va a acudir. Y si tiene que gastarse una copa menos para poder ir al concierto, lo va hacer.

- También selecciona más, y si antes iba a veinte conciertos, ahora va a tres..

-Yo también lo pienso, por eso también es momento de dar lo mejor de ti mismo. Puesto que las inercias cada vez funcionan menos, porque hay que escoger y priorizar, hay que hacerlo cada vez mejor y dar lo mejor de ti.

-Habéis recurrido al crowdfunding. ¿Qué tipo de relación se adquiere con la persona que ha colaborado con su dinero para que el disco se hiciera realidad?

-Complicidad total, confianza recíproca, y nos deja una sensación de gratitud y de haber hecho las cosas bien y de haber ganado el crédito de mucha gente, lo que hace viable algo que de otra manera no hubiera podido ser. Son estos momentos en lo que las cosas se ponen como en su sitio. Porque a veces uno tiene la sensación de que no es racional lo que hace con el grupo, que somos unos locos y que el exceso de romanticismo acabará con nosotros.

-Has escrito: «Guste mas, después, o guste menos. Lo haga a mayor o menor número de gente. Eso es algo que se nos escapa completamente y que, hasta cierto punto, nos importa poco». Es una manera de conseguir un público muy fiel.

-Ir por el público es una locura, es perderse en el caos, pero es que además te pierdes a ti mismo. Si no te escuchas a ti mismo y haces lo que a ti te interesa o te inquieta o lo que quieres defender, es que no eres nada. Así lo entendemos nosotros y lo llevamos muy lejos, o todo lo que podemos.