¿Fue Moisés una figura histórica? Una nueva lectura de dos inscripciones de hace 3.800 años reabre el debate
Un investigador cree haber hallado en una mina en Egipto las referencias escritas más antiguas sobre el protagonista del Éxodo bíblico
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Michael S. Bar-Ron, estudiante de posgrado en la Universidad Ariel (Cisjordania), cree haber descubierto las referencias inscritas extrabíblicas más antiguas sobre Moisés, el protagonista del Éxodo del Antiguo Testamento, que liberó al pueblo judío de la esclavitud de Egipto, pero cuya existencia histórica ... no ha sido comprobada hasta ahora por la arqueología.
Durante ocho años, Bar-Ron ha estudiado con imágenes de alta resolución y escaneos 3D unas inscripciones de 3.800 años de antigüedad localizadas en una mina de turquesa de Egipto y afirma que dos de ellas dicen «zot mi'Moshe» (que en hebreo significa 'esto es de Moisés') y «ne'um Moshe», ('un dicho de Moisés').
Las inscripciones fueron descubiertas por primera vez por el famoso arqueólogo británico William Petrie a principios del siglo XX en las paredes de roca del yacimiento de Sarabit el-Khadim, en la península del Sinaí, junto a más de una veintena de grabados. Se cree que fueron realizados por trabajadores de habla semítica durante el reinado de Amenemhat III (c. 1800 a. C.), un faraón del Imperio Medio que ya ha sido vinculado anteriormente por estudiosos con pasajes bíblicos.
En su prototesis , que recogen Archaeological News y Artnews, , Bar-Ron sugiere que son obra de un solo escriba, que conocía los jeroglíficos egipcios y utilizaba la escritura protosinaítica para sus reflexiones religiosas y personales.
Sarabit el-Khadim, en la península del Sinaí
Algunas inscripciones cercanas mencionan a 'El', el antiguo nombre hebreo de Dios, mientras que otras invocan a 'Baalat', una deidad femenina, contraparte semítica de la diosa egipcia Hathor. Varias inscripciones a Baalat parecen haber sido rayadas por adoradores de 'El', según Bar-Ron, y también hay comentarios sobre la 'esclavitud' de los mineros semitas y sobre sus 'capataces'.
Estos y otros indicios de un movimiento anti-Baalat que llevó a una purga violenta y lo que este experto interpreta como un llamamiento a abandonar la zona ('ni'mosh', 'partamos'), alimentan, a su juicio, la idea de una rebelión religiosa y una salida masiva, como la del Éxodo. Bar-Ron relaciona incluso al José bíblico con el visir Ankhu, miembro de la élite semita en época del faraón Amenemhat III.
El investigador reconoce que su estudio, que no ha sido revisado por pares, se trata aún de una tesis temprana, aunque ha contado con el asesoramiento académico del arqueólogo Pieter van der Veen. Su lectura de las inscripciones no ha convencido a parte de la comunidad científica.
El egiptólogo alemán Thomas Schneider, de la Universidad de Columbia Británica, ha calificado sus afirmaciones de «completamente infundadas y engañosas«, según 'The Daily Mail', y ha advertido que «las identificaciones arbitrarias de letras pueden distorsionar la historia antigua». Los expertos subrayan que la escritura protosinaítica es muy difícil de descifrar y alertan de que las interpretaciones subjetivas pueden llevar a conclusiones erróneas.
Un nombre que proviene del egipcio
El biblista español Jaime Vázquez Allegue también cuestiona que la inscripción de hace 3800 años encontrada en una mina de turquesa egipcia se refiera al Moisés bíblico. «Está demostrado que Moisés es un nombre que proviene del egipcio, no del hebreo», señala el autor de 'Guía de la Biblia. Introducción general a la Sagrada Escritura' ( Editorial Verbo Divino, Estella 2019).
En declaraciones a ABC, recuerda que «nadie duda de la trascendencia de la figura de Moisés y Egipto en el judeocristianismo como anticipo del Abraham de Mesopotamia. Sin embargo, ni la Arqueología Egipcia ni la Arqueología Bíblica han encontrado confirmación de la historicidad del protagonista del libro bíblico del Éxodo». Y al margen de la Biblia, «de la misma manera que no se puede demostrar que Moisés no existió, tampoco se puede demostrar que hubiera existido».
A su juicio, «lo que realmente es importante es la trascendencia de su figura literaria, del mensaje que transmite su narrativa, las consecuencias de su teología».
El propio Vázquez Allegue tuvo un profesor en Jerusalén que dedicó dos décadas a buscar restos del paso de los hebreos por la península del Sinaí. «No encontró nada. Luego dedicó treinta años de su vida a intentar localizar la tumba de Moisés en el monte Nebo y otras regiones la actual Transjordania. Se murió sin encontrarla».
Moisés, recuerda, «no aparece en las crónicas ni en los registros egipcios. Tampoco de las revueltas de los trabajadores hebreos en la tierra de las pirámides, ni de las plagas, ni del éxodo por el desierto del Sinaí». Más que un personaje histórico, cree que «Moisés es un referente teológico, el modelo de la identidad de Israel como pueblo elegido por Dios» y «uno de los personajes más importante de la narrativa universal. La fuerza de este personaje lo convirtieron en referente de un pueblo a través de la Torá, identificada como la Ley de Moisés».
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