La maestría de José María Guelbenzu
Muere el gran escritor, exigente crítico de amplios horizontes y admirado editor
Muere el escritor José María Guelbenzu a los 81 años: elegante, discreto, artista
Francisco Estévez
Con el fallecimiento de José María Guelbenzu sentimos no solo la ausencia del gran escritor, exigente crítico de amplios horizontes y admirado editor. Las últimas siegas de la Parca en el campo literario español (Andrés Sánchez Robayna, Germán Gullón…) se centran en lo más ... granado de una generación que enriqueció, en muchas ocasiones a la chita callando, el nivel literario español hasta acariciar la excelencia. De tal modo, el dolor se recubre con la fría capa del desamparo.
La maestra actividad en todos los frentes literarios de Guelbenzu es digna de admiración: coordinador de la sección de libros de 'Cuadernos para el Diálogo', director editorial de Taurus y posteriormente director literario de la primera Alfaguara, aquella mítica de pastas azules, acaso la mejor. Como perspicaz y valiente crítico presentó las claves de buena parte de la literatura extranjera en España. La contextualización con las corrientes mayores de la Literatura, así como primeras claves de lectura de la novela de turno analizada eran, gracias a su amplio conocimiento y sabia interrelación comparatista, un auténtico festín para lectores. En definitiva, a la distancia, ha formado a muchos jóvenes, instruido a lectores, aportado a escritores y presentado en la mesa editorial un buen conjunto de obras mayores.
La narrativa de Guelbenzu tiene tres asientos mayores. Por un lado, el reto formal constante en toda su escritura. Por otro, la exploración de complejos estados emocionales y existenciales, la complejidad y ambigüedad de la vida en esa eterna contradicción entre anhelos y realidades, el intento de armonización de la experiencia con la identidad, bastantes veces desde personajes femeninos. Y, por último, con mayor presencia en sus últimas novelas, frisos corales analíticos, donde trataba grandes temas actuales que carcomen nuestra España como la codicia, la maldad del poder o lo grotesco del cinismo, a los que oponía la fuerza liberadora del humor. Una excelencia desconcertante presentan sus primeras novelas. 'El Mercurio' (1968), después canonizada en la colección mayor de Cátedra (1997), así como la inolvidable 'El río de la Luna' (1981), recogida también en Cátedra (2012). La búsqueda de identidad y la emoción del recuerdo en la exquisita 'El esperado' (1984), con remojo en Siruela (2012).
La novela ganaba en coherencia con la reescritura de su último tercio, menos ambiguo. La alternancia de voces narradores, una del protagonista ambicioso y otro externo, producía un relieve ya ajeno a la novela formación. A la excelencia de aquellas primeras novelas siguió una prolífica trayectoria, jalonada por ese reto apasionante que es 'El sentimiento' (1995), la deslumbrante 'Un peso en el mundo' (1999) o la caustica fábula moral de 'Los poderosos lo quieren todo' (2016), donde se desparrama acido sobre la parte ominosa de la realidad española, en concreto, el cinismo actual de políticos, banqueros, empresarios, intelectuales y religiosos. Una fina sensibilidad con voluntad de trascendencia, decantaba su escritura, que como toda gran literatura, nos lleva de viaje a través del espejo para contemplar tal vez el enigma o intriga de la identidad.
De otro costado narrativo queda el gran logo de tallar un personaje valioso, descubierto en una de sus novelas donde no era la protagonista, la jueza Mariana de Marco. La conciencia literaria de topar con una gema, arrastró a Guelbenzu a la novela de intriga, esta vez externa al protagonista, es decir la policiaca. Crear un personaje pleno, vivo, con gran seguimiento lector, qué logro. El éxito alcanzado estos últimos años con la fértil saga tras los pasos de Mariana de Marco mostraba su conocimiento al dedillo de los resortes literarios, llegando en ocasiones a voltear un género, acaso trascenderlo. No se pierdan el cierre con broche de oro de su última entrega, 'Asesinato en el jardín Botánico' (2022)
Descubrir nuevas voces literarias, presentar primeros acercamientos de literatura extranjera, crear un personaje del éxito y seguimiento lector de Mariana de Marco, además de un puñado de novelas redondas es un haber que está al alcance de muy pocos. No se puede pedir más. Una página de la historia reciente de la Literatura española. Nos deja mucho, tanto como perdemos con su marcha. Un maestro y escritor mayor nos saluda ya desde el otro lado.
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