La tierra que se hundía bajo los pies de Elcano y otras vueltas al mundo
Ander Izagirre recorre en bicicleta, 500 años después, la tierra de origen del explorador
Madrid
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Iniciar sesiónEste libro nace de una propuesta de la Fundación Elcano, que en el 500 aniversario de la primera vuelta al mundo ha querido abordar la gesta de Juan Sebastián Elcano desde todos los puntos de vista posibles. Y encargándoselo a Ander Izagirre (San ... Sebastián, 1976), uno de los reporteros más puros del panorama nacional, sabían que no saldría nada convencional. «Me dejaron hacer lo que me diera la gana. Así que dije: 'Vamos a hacer la vuelta al mundo, pero por aquí, y contar cómo era la sociedad vasca hace 500 años'. Me interesaba como trampolín para pensar sobre eso. Lo que he encontrado choca con esa idea de que los vascos estaban encerrados protegiendo su cultura; si han sobrevivido ha sido porque se han integrado en todas las dinámicas de sus tiempos, desde los romanos hasta la expansión del imperio de Castilla».
El resultado es 'Vuelta al país de Elkano' (Libros del K.O.), así, con 'k', porque Izagirre ha querido respetar la grafía del euskera. Pero no es otro libro sobre Elcano, y eso se aprecia desde la concepción de la obra: está dividido en ocho tramos que el reportero recorrió en bicicleta, empezando y terminando en Guetaria, lugar de origen del explorador español. «Guetaria es un pueblo que está en el casco viejo, en un promontorio, en unos acantilados que se están derrumbando. Entonces, me encanta entender que Elcano era de un pueblo que se estaba hundiendo –comenta Izagirre–. El marino que sale por ahí a dar la vuelta al mundo se tenía que ir porque se hundía bajo sus pies. Y así vas haciendo asociaciones. Su propio apellido proviene de 'Elcano', el barrio de los Caseríos de donde venía».
'Vuelta al país de Elkano'
- Autor Ander Izagirre
- Editorial Libros del K.O.
- Número de páginas 400
- Precio 22,90 euros
Izagirre recorre el mundo sin salir de su tierra porque ahí se ha topado con todo tipo de realidades distintas. «Me encontrado a los senegaleses que vinieron en los años noventa a trabajar en la flota pesquera, que sin ellos no habría salido adelante; a los paquistaníes que están en Bayona; a judíos, que estuvieron toda la vida allí, pero luego los expulsaron. Estoy contando historias desde Bolivia hasta Terranova o Pakistán sin salir de aquí. En un momento del libro hago un comentario sobre los idiomas. Un día me encontré con un debate en Twitter sobre los idiomas que se hablan en Francia. Hablaban de entre cuatro y seis. En San Sebastián se hablan más de cien idiomas. El pescador senegalés de Ondarroa te explica que sus hijos han nacido aquí, que ellos no van a decir que son de Dakar».
Curtido con su trabajo en todos los lugares del mundo, que ha dado lugar a libros como 'Potosí', que cuenta la vida de los niños mineros en Bolivia y por el que ganó el premio Ryszard Kapuscinski, o 'Cansasuelos', en el que narra su viaje a pie para cruzar los Apeninos, Izagirre cuenta que el mayor reto al que se ha enfrentado en este libro ha sido descubrir su propia casa: «Te crees que lo conoces todo, pero he ido descubriendo un montón de cosas. Para hacer esto hace falta ser más maduro; cuando empecé con 23 o 24 años haciendo 'Los sótanos del mundo' cualquier cosa era llamativa. Es más fácil trabajar fuera que en casa. Contarle a la gente cosas que cree que sabe, encontrar temas novedosos o sorprendentes en casa, es más difícil. Para mí fue una gran satisfacción sentirme como si estuviera trabajando en Bolivia».
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Son muchos los libros que se han publicado estos últimos años en torno a la figura de Elcano, de historiadores o de novelistas. «Pero yo no quería hacer una reconstrucción histórica ni estudiar su figura. Porque hay gente que lo está haciendo mejor que yo y porque yo soy reportero», dice Izagirre. «Yo quería analizar qué impulsos hay detrás de una pasión exploradora como la de Elcano, cómo era el pueblo en que nació, que está al lado del mío. ¿Cómo es hoy en día Guetaria? O cómo están leyendo la historia, entre la duda y el orgullo. Ahora hay quienes se cuidan de ensalzar a un 'imperialista' y a un 'genocida', pero Elcano no sale de la nada; había una sociedad que trabajaba así, todos estaban en el engranaje de un imperio que se expandía». Para eso está el reporterismo, para evitar simplificaciones. «Y además me lo paso muy bien –añade Izagirre–. Me divierto, aprendo y me sorprendo. Y creo que puedo hacer que los lectores también disfruten y se sorprendan».
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