Así nació el célebre Día de la Poesía en la España de Franco
En 1951, un grupo de poetas se reunió en el Café Varela de Madrid creó una 'Fiesta de la poesía', instaurado por el ministro de Educación de la época, el mismo año en que el Gobierno prohibía algunos recitales poéticos
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Iniciar sesiónUna lluviosa noche de viernes del Madrid de los años 50, al salir de la tertulia poética del Café Varela, Gloria Fuertes convenció, no sin esfuerzo, a un grupo de poetas para echarse a la calle a recitarle los mismos versos al sereno. Pero ... el vigilante no vio belleza alguna en aquel asalto lírico y terminó persiguiendo al grupo por la zona de Callao. «Señoritos de mierda, os vais a reír de vuestra puta madre», les gritaba. Cuenta Jorge de Cascante en 'Gloria Fuertes, Antología de poemas y vida', de Blackie Books, que, al día siguiente, la poeta y sus amigos convinieron, no sin algo de guasa, que la «poesía siempre había estado perseguida».
Sin embargo, en aquella España franquista, no todos los intentos de aunar poesía con autoridad tuvieron el mismo fatal destino. Es más, fueron precisamente los mismos poetas de tertulias, como Gloria Fuertes, los que lograron fusionar en nuestro país versos y política.
Kilómetro cero
El kilómetro cero de aquel vínculo fue el mismo Café Varela. En aquel histórico local de la calle Preciados, que mantiene abiertas sus puertas y vivo el recuerdo de lo que dentro de ellas sucedía, se fraguó la primera fiesta oficial de la Poesía en España. Se celebró, por primera vez, el 21 de marzo de 1952.
Igual que la aventura de Fuertes y compañía con el sereno, la instauración de la Fiesta de la Poesía, contarían después quienes lo vivieron, fue una especie de «sujétame el cubata». En la época más bien un chato de Valdepeñas, dada la pobreza, de España en general y de los poetas en particular. Quizá ni eso. En el Varela se servía agua gratis -no, esa cortesía no la ha inventado este Gobierno- durante los recitales. También había una máquina de escribir, una Remington, recordaría Manolo Alcántara, habitual del local, para servicio de los escritores.
Allí, 1951, y no en el más elitista Café Gijón, un puñado de poetas se envalentonó. «Hay que ir a ver al ministro de Educación de Franco y pedirle un día de la Poesía para esta España cargada de tristeza'» dijeron. Sucedió que el ministro dijo sí.
Poetas de café
Tenemos el escenario, tenemos el ambiente, conozcamos a sus protagonistas. 70 años después, con todos ustedes, los tertulianos del Varela, «los poetas de café». Así los llamó Adelaida las Santas, gran amiga de Gloria Fuertes, integrantes ambas de la tertulia 'Versos con faldas'. Las Santas narró lo que en el Varela sucedía en un libro con ese nombre, 'Poetas de café'. La primera edición se la dedicó al capitán de aquel barco: Eduardo Alonso, el poeta que había fundado la tertulia poética del Varela, 'Versos a medianoche'. El mismo que pidió, junto a los suyos, a un ministro franquista, que instaurara la Fiesta de la Poesía.
Alonso había nacido en Fuenteálamo, Albacete -el mismo pueblo de la que aquí escribe- en 1898, y era lo que se llama un poeta tardío. Llegó a los versos, o al menos, publicó versos, ya entrado en la madurez. Lo hizo impulsado por aquellos que le veían escribir detrás del ticket del cortado. Así se llamó su primer poemario: 'Tickets de café', con epílogo de César González-Ruano.
Aunque pueda parecer extraño, su propuesta de fiesta de la poesía también tuvo sus detractores. Lo contó Alonso algunos años después en una entrevista en el diario 'Pueblo' en 1955. Más que los políticos, los palitos en la rueda la habían puesto otros poetas. En principio, la Fiesta de la poesía, ¿contó con muchos enemigos?, le preguntaban en el periódico. «Bastantes más de los que podía pensarse para una iniciativa tan hermosa», respondió Alonso que, elegantemente, refutó dar sus nombres.
Había, digamos, varios bandos. Alonso explicó que los llamados 'poetas de café' recibían «muchos ataques; algunos despiadados y de innegable mal gusto». Existía por entonces una especie de guerra abierta entre los llamados «poetas de café» y los «de la torre de marfil». Pero eran los primeros, recordaba 'Pueblo', los que habían logrado la Declaración Oficial de la Fiesta de la Poesía. «Lo hemos conseguido nosotros, sin duda. Claro está que después se unieron a nosotros muchos poetas de gran prestigio y calidad».
Apoyo: la orden ministerial
El 16 de marzo de 1955 el BOE publicó la Orden del 1 de marzo de 1955 por la que se instituyó en España, oficialmente, el Día de la Poesía. Una breve introducción explicaba las razones de la nueva festividad. De la «vitalidad de numerosos grupos poéticos» a la «publicación de un creciente número de libros y revistas» de poesía, así como los «recitales, fiestas literarias y actividades poéticas de toda clase». Así, señalaba la Orden del Ministerio de Información y Turismo, «es oportuno concretar de manera simbólica este generar ambiente de resurgimiento poético y contribuir con los medios adecuados a que esa espontánea vitalidad encuentre cauce abierto para su mejor desarrollo».
Por ello, el Ministerio franquista, que dirigía Arias-Salgado, dispuso en su primer punto que «la Fiesta de la Poesía se celebrará el día 21 de marzo de cada año con actividades poéticas y literarias de toda clase y bajo el patronazgo de San Juan de la Cruz, máximo poeta español». El segundo punto de la Orden establecía que la organización de una serie de fiestas, así como el establecimiento de un descuento para ese día «del 10% para las ventas de libros y revistas poéticas».
Fructificaba así el trabajo realizado por Alonso y sus 'Versos a medianoche' junto con otras tertulias de la época como 'Adelfos' y 'Artis'.
Mensaje
El BOE dejaba por escrito en 1955 el espíritu de la fiesta que se había celebrado por primera vez en 1952. Aquel primer año, para animar a los suyos y dar relumbrón a la cita, los grupos poéticos impulsaron un Manifiesto por la poesía que se publicó en la prensa española y que firmaron, junto a los poetas de café, grandes como Jacinto Benavente, Concha Espina, Juan Ignacio Luca de Tena y Dámaso Alonso. El 14 de marzo de 1952 salió en ABC. Se tituló 'Mensaje a los poetas españoles invitándoles a celebrar el 21 'La Fiesta de la poesía'' y arrancaba así: «Poetas españoles, abierto como nuestros brazos, va este mensaje a vosotros: No importa dónde o cómo prestéis esta milicia espiritual de los versos... Tampoco importan las escuelas, las maneras o las tendencias en que se inspire vuestra voz… Esta unidad de sentimientos debe exteriorizarse, siquiera una vez al año y esto nos sugirió la idea de celebrar anualmente la Fiesta de la Poesía».
El primer año fue un éxito. Así lo contó César González-Ruano el Diario de Zamora de la Falange Española al día siguiente. «Diversidad de actos, con múltiple presencia y actuación de nuestros poetas de mayor y más oficiosa 'patente' han exaltado el primer día de la Primavera de 1952 esta fecha elegida en el calendario con simbólica gracia y fortuna para lanzar al destino los acentos de su mensaje». Y continuaba: «Veladas literarias, ofrenda de flores en el monumento a Cervantes, recitales de versos en diversos teatros, descuentos en la venta de libros y publicaciones poéticas, y hasta un ceremonial de improvisados juegos florales, han roto, en Madrid y para el público madrileño, ese cerco silencioso y hermético que, desde el siglo XIX, hacía de la poesía función aparte y dedicación casi clandestina en la concéntrica de nuestra vida literaria». Señaló Ruano que había en España en aquellos momentos «un auténtico renacimiento poético que nadie, medianamente informado, puede discutir». Concluía su crónica con un ruego. «A San Juan de la Cruz podrá pedírsele la parte que una resurrección poética popular en España tenga de milagro, pero a los poetas vivos y coleando hay que pedirles el resto. Podría decirse que a San Juan rezando y todos en vuestro oído recitando».
La ofrenda de flores al monumento a Cervantes de ese día la habían realizado, precisamente, los poetas del Café Varela. Así lo recordaba, casi 20 años después, uno de los poetas que estaba el día que empezó todo. Tomás Preciado, poeta albaceteño, publicó en 1971 una carta-homenaje a su amigo Eduardo Alonso, ya fallecido. «¿Recuerdas aquella primavera cuando era ministro de Educación Nacional don José Ibáñez Martín, aquel amigo de los poetas? Estábamos en el Café Varela, en la mesa donde se sentaba Emilio Carrere, aquel titán de la clásica bohemia madrileña, donde te sentabas tú, Eduardo, más poeta y más bohemio, si cabe, que el propio don Emilio».
Audiencia
Aquel día, relató Preciado, alguien dijo que «el día 21 de marzo debería celebrarse la Fiesta de la Poesía y para ello habría que hablar con el ministro de Educación». Dicho y hecho. «¡Zas! Al día siguiente ya teníamos pedida la audiencia: nos recibió el ministro muy cariñosamente, quedando sorprendido por nuestra romántica demanda, y al año siguiente se celebró ya en todas las escuelas españolas la Fiesta de la Poesía, el día 21 de marzo, entrada de la primavera. ¿Recuerdas, Eduardo? Gracias a aquel día, al Café Varela, a ti, que eras entonces nuestro capitán, todos los niños de España oyeron y leyeron aquel año poemas, que son como las flores que brotan de la primavera del alma».
Alonso sólo sobrevivió unos años a su Día de la Poesía. Murió en 1956. En el obituario que publicó ABC se incidía en que, en sus últimos años, «había vivido sólo para la poesía». Admirado por Francisco Umbral, quien diría de él que, como Carrere, era un «poeta con sereno», por lo de la vida «bohemia y nocturna», aparte de varios poemarios dejó un legado al mundo. Cuando en 1999 la Unesco, siendo su director el español Federico Mayor Zaragoza, decidió celebrar el Día Mundial de la Poesía, hizo una serie de consultas para elegir día y se acordó hacerlo el 21 de marzo. El mismo día que habían elegido aquellos poetas de café. Aunque el Gobierno que lo aprobó en 1952 también había prohibido el mismo año algunos recitales poéticos.
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