Fernando Aramburu: «Lo que falla en España no es la literatura. Quizá los intermediarios, la Administración...»
Afincado en Alemania desde los ochenta, el autor de 'Patria' analiza la presencia española en la Feria de Fráncfort
Corresponsal en Berlín
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónAfincado en Alemania desde los 80, Fernando Aramburu conoce de primera mano el sector editorial alemán y su voz es una de las más autorizadas a la hora de valorar las expectativas de esta Feria del Libro de Fráncfort para el sector español. «Antes que ... nada, creo que es un honor para España, una oportunidad inmejorable para que muestre su potencial literario y cultural traer nombres y obras, animar a los editores alemanes a fijarse en la literatura española, que ahora mismo está un poco relegada. Cuesta encontrar autores españoles, e incluyo a los latinoamericanos, en las librerías, en las reseñas y debates, en las listas de libros más vendidos... Y la feria puede suponer un cambio en este sentido si España acierta a promocionarse como debiera».
—¿A qué se debe esa posición desplazada?
—No sé, voy a librerías, leo revistas de Cultura, y cuesta ver autores españoles a pesar de que España está pasando por un buen momento creativo. Sobre todo hay mujeres que podrían interesar mucho a lectores de otros países. Quizá hay que mover hilos o hacer aportaciones económicas para favorecer las traducciones; cuestiones que barrunto pero no conozco a fondo, percibo síntomas. Quizá no sea perspicaz separar la promoción de los autores españoles del resto de lo que España puede aportar, incluyendo el área política. Tengo la impresión de que España como país no está del todo presente en la realidad actual europea. Si lo está un poco, pero no tanto como para que el resto de países vuelvan los ojos de forma sustancial hacia nosotros, en contraste con lo que ocurrió en los años 80 y 90, en que hubo una fiebre por todo lo que se hacía en España.
—¿Cuál es la actual percepción alemana de la literatura española?
—Yo compro todos los sábados 'Der Spiegel' y veo la lista de 20 libros más vendidos, muy sintomática de lo que interesa. Hace mucho tiempo que no veo nombres españoles. En el pasado han estado Chirves, Zafón, Marías, Almudena Grandes, yo también tuve la suerte de estar en la lista... Ahora, el único título es 'Violeta', de Isabel Allende. Y yo creo que hay autores en español que podrían figurar. En mi caso, hago bastante promoción. Ahora acabo de publicar novela en Alemania y la presencia ayuda. Aquí son muy populares las Lessungen (Lecturas), en las que el autor lee fragmentos y habla con lectores sobre su obra. Atrae público y de hecho los asistentes pagan entrada. Es un buen método.
—En el Foro Formentor se ha escuchado que España ha perdido posiciones, incluso que ocupa un lugar mediocre.
—España produce títulos muy dignos, lo que falla no es la literatura. Quizá los intermediarios, la Administración... pero tampoco se trata de hacer una carrera con la literatura de otros países, sino de que los lectores europeos no se pierdan todo eso.
—¿En el mercado global, tiene sentido seguir clasificando la literatura por nacionalidades?
—Esta clasificación aplicada a la literatura me resulta bastante repulsiva. La uso para entendernos rápidamente en una entrevista, pero jamás la utilizaría en un texto de reflexión personal. No siento que un autor actual holandés o francés me sea extranjero. Vivimos en un mundo globalizado en el que los asuntos son muy compartidos.
—También compartimos las crisis.
—No lo digo con cinismo, pero para la literatura es bueno que haya crisis, en el sentido de que la crisis genera desequilibrio y éste genera literatura. Otra cosa es la venta de libros, que sufre la inflación y la crisis económica. Es un poco conjetura, pero estábamos acostumbrados a décadas apacibles, de subsistencia y sanidad aseguradas, de alfabetización colectiva, de democracia en suma. Y ahora una serie de hechos nos pillan un poco sin la preparación adecuada. Estábamos deseando que pasase la pandemia como si fuera una tormenta, que dura un rato. Pero no ha sido así, se suman nuevos conflictos, todo esto forma parte de la condición humana y la literatura tendrá algo que decir al respecto.
—¿La digitalización ha cambiado la literatura?
—Eso es seguro. Marías persistía en la máquina de escribir. Yo escribo con ordenador. Eso influye en el estilo. Pero sobre todo ha cambiado que a diario el aguacero de noticias es tal que no da tiempo a sentarse serenamente a meditar sobre las cuestiones, y esto puede ser contraproducente a la hora de ensayar la profundidad de pensamiento, la belleza, la densidad y la armonía, valores que pueden coadyuvar a una creación literaria digna. Pero no hay que dramatizar. Cada época deja un poso, que componen aquellos que tenían algo valioso que aportar, y yo prefiero esto.
—La Feria cuenta con una red de ayudas a la traducción de las obras a otros idiomas, pero el lenguaje al que más estratégicamente se traduce hoy es al audiovisual. Su 'Patria' es ya una serie que ha llegado al mundo entero.
—Yo soy ya incapaz de pensar en los personajes de 'Patria' sin ponerles las caras de los actores de la serie. No me parece un problema grave, los seres humanos necesitan historias a toda costa y a diario, da igual en qué forma lleguen, somo seres ficcionales, nos explicamos la realidad por medio de historias. No podemos tener la experiencia humana al completo y por eso necesitamos la experiencia de los otros. Y por eso leemos y vemos películas y escuchamos audiolibros, porque queremos captar qué se piensa y qué se siente cuando alguien mata, cuando hay una catástrofe, cuando se descubre algo nuevo... Rompemos el estrecho horizonte en el que vivimos con ayuda de la ficción. Que ahora predomine la ficción audiovisual, pues es lo que toca. Yo prefiero el libro y creo que no estoy solo.
—A un vecino alemán, ¿qué libro español le recomendaría?
—Le recomendaría sin ningún remordimiento de conciencia 'La Familia', de Sara Mesa.
—¿Qué está leyendo y qué está escribiendo?
—Estoy escribiendo a diario, con excepción de los sábados, y estoy con cuentos. Tenía el cuento descuidado y creo que tocaba. Además, le he tomado el gusto. Y estoy leyendo una primera edición de 'Las cerezas del cementerio', de Gabriel Miró, de una prosa exquisita y única, a la que se suma el placer de una muy buena edición, unas páginas amarillentas por el tiempo transcurrido y un olor que me resulta muy grato.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete