Joe Hill: «Nunca he sentido la necesidad de matar a mi padre»
El hijo de Stephen King publica en España su segunda novela, «Cuernos»
INÉS MARTÍN RODRIGO
La infancia de Joe Hill fue como la de cualquier otro niño, rodeado de amor, criado en una familia de lo más normal y disfrutando de una pasión inculcada desde la cuna: la literatura. Así la describe, al menos, este escritor de novelas de ... terror, más conocido (para su lamento, por mucho que disimule con ojos de resignada asimilación) por ser el hijo de Stephen King , pese a que algunos se aventuraron a definirlo como el príncipe del terror.
Una definición en la que Hill se siente cómodo, a tenor de la publicación en España de su segunda novela, «Cuernos» (Suma de Letras) , en la que el superdotado hijo aterroriza al lector con una enmascarada historia de amor.
- ¿Con «Cuernos» ha pretendido provocar terror u horror en el lector? ¿Acaso existe alguna diferencia entre ambos sentimientos?
- La mayor parte de lo que escribo es ficción de horror. Para mí el horror es uno de los sentimientos más básicos del hombre, ya que la base del horror consiste en sentir empatía por alguien que está sufriendo. El protagonista de «Cuernos» atraviesa una especie de pesadilla paranoide y lo que busco es que el lector empatice con él, que sienta horror. Pero no creo que exista mucha diferencia entre ambos sentimientos, aunque puede que el terror sea más animal, una emoción que nos hace huir. También hay algo de eso en el libro, pero para mí es una emoción menos interesante.
- El protagonista de la novela es prácticamente la reencarnación del diablo. ¿Cree que en algunas circunstancias de la vida el diablo puede llegar a ser un buen amigo y hasta un aliado?
«El espectáculo de la moralidad es una máscara»
- Al demonio se le han atribuido muchos papeles en diferentes historias a lo largo del tiempo. Se le describe como el enemigo de Dios y, sin embargo, Dios odia el pecado pero el demonio se dedica a castigar a los pecadores, con lo que parece que estuvieran jugando en el mismo equipo. También hay muchas historias de horror en las que el demonio se usa para generar miedo. Por eso me apetecía escribir una historia con el demonio como personaje positivo, de manera que el lector sintiera simpatía por él. Creo que los seres humanos dan mucho más miedo que el peor de los demonios.
- Un asesinato misterioso, unos cuernos que otorgan a su poseedor la capacidad de hacer que la gente confiese secretos horribles... ¿Qué objetivo perseguía al escribir la novela?
- No hay ninguna moraleja ni ningún mensaje. Creo que los libros que quieren forzar algún mensaje en los lectores no tienen ningún interés. Me gusta que sea el lector el que encuentre sus propias respuestas, no dárselas yo. El libro sugiere que se puede conocer lo peor de alguien, los secretos más terribles y, aún así, se le puede perdonar y querer. Se trata de una idea esperanzadora.
- Como autor habitual de novelas de terror refleja los oscuros pasadizos por los que a veces discurre el alma humana. ¿Qué opina de la falsa moralidad que a veces parece imperar en la sociedad?
- Mark Twain decía que el demonio puede citar las «Escrituras» con sus propio intereses. «Cuernos» no es un libro especialmente político, de hecho no sé mucho de política y es un tema que me aburre bastante. Aún así, exploro algo que aparece con frecuencia en la política estadounidense y que no sé si es un fenómeno mundial. La gente se muestra muy moral, habla incesantemente sobre la Biblia, hace arengas contra los pecadores... cuando en realidad lo único que pretende es esconder su propia oscuridad. Esta especie de espectáculo de moralidad es simplemente una máscara que a duras penas consigue cubrir historias muy oscuras.
- ¿Con qué estaría relacionado el secreto más inconfesable que un ser humano puede tener?
- No sé si es una respuesta muy emocionante, pero creo que sería difícil para cualquier ser humano vivir habiendo cometido un asesinato.
- Sus dos novelas están enmarcadas dentro del género de terror. ¿Ha considerado alguna vez escribir narrativa sin más, dentro de lo que se conoce como «mainstream»?
- Lo he considerado y es algo que he hecho en forma de relatos. «Cuernos» de alguna manera empieza como una historia de horror, pero después aparece una historia romántica que está incrustada en la de terror, pero que es bastante normal: cómo se desarrolla el amor y cómo se puede mantener a pesar de la tragedia que la vida nos eche encima. Esa historia me ayudó a desarrollar los personajes y necesitaba su profundidad para poder contar la historia del demonio.
- El romanticismo desempeña un papel importante en la novela. ¿Qué papel desempeña el romance en su vida profesional y personal?
«Los seres humanos dan mucho más miedo que el peor de los demonios»
- Mis dos novelas son historias de amor encubiertas. Creo que escribir sobre la atracción y las necesidades emocionales es una de las cosas más apasionantes, pues da humanidad a las historias. Si puedes contar una historia de amor al mismo tiempo que brota sangre de la pared, es algo con lo que la gente se puede identificar y puede hacer que la historia sea más interesante. Cuando las historias de terror fracasan es porque los personajes no tienen suficiente profundidad. Los personajes deben ser de carne y hueso... aunque después cojamos al asesino de la sierra mecánica y lo lancemos contra ellos.
- ¿Cree que existe un lector tipo de literatura de terror?
- Creo que sería un error establecer algún estereotipo. Cuando haces lecturas públicas ves entre el público a todo tipo de personas, desde amas de casa, a ejecutivos o adolescentes. Mis libros suelen atraer bastantes fans que adoran el heavy y están cubiertos de tatuajes, lo cual me parece bien y hasta me siento cómodo con ellos porque los considero mi gente. Creo que es un momento muy bueno para la ficción de terror, pues a los escritores por fin se nos tiene en cuenta desde un punto de vista literario.
- Su padre es Stephen King, maestro del género de terror. ¿Ha sentido alguna vez la típica necesidad adolescente de «matar al padre»... en el sentido metafórico del término?
- Mi padre es mi mejor amigo, hablamos cada día y estamos muy cerca. No competimos, pues sería un gran error por mi parte intentar competir con él. Tiene una obra única y he aprendido mucho de él. Le admiro profundamente... así que no, no he sentido nunca la necesidad de matarle y creo que jugamos en el mismo equipo. Hay algunos hijos que necesitan desesperadamente dejar atrás a su familia, pero si tu familia te quiere, te apoya y todo el mundo comparte un mismo entusiasmo, como en nuestro caso es la escritura, eso no sucede.
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