Saviano: «ETA es una banda paramafiosa que cambia cocaína por armas»

Roberto Saviano, ayer en la UIMP | ANDRÉS FERNÁNDEZ

La mayoría de los paisanos de Roberto Saviano creen que lo normal es casarse con mujeres vírgenes, a las que no permitirán teñirse el pelo porque lo consideraban una indecencia. Para muchos de ellos matar homosexuales también entra dentro de lo corriente, lo mismo que ... asesinar a sus amigos o a los hijos de éstos. Saviano, nacido en Nápoles hace 29 años y criado en un pueblo cercano, vivía dentro de esta «normalidad» organizada por los «hombres de honor» de la Camorra, hasta que lo contó con nombres y con pruebas en su libro «Gomorra».

No se lo perdonaron, y ni siquiera su padre acaba de entenderlo. «En Italia creen que hablar de estas cosas ensucia el buen nombre del país, lo mismo que en España apenas se ha hablado de que ha sido la puerta de la cocaína para toda Europa. Mi padre y parte de mis familiares no son abiertamente hostiles a la Mafia y no comprenden que yo haya denunciado toda la situación. Es como si yo fuera el sospechoso, como si hubiera hecho algo injusto, como si hubiera cometido un delito», explicó Saviano en un curso magistral de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, flanqueado por dos escoltas que miraban con insistencia a la puerta, en la que se apostaban otros dos compañeros, más algún «alumno» que en vez de su carnet de inscripción enseñó su placa de policía.

Día de nervios

El palacio de la Magdalena vivió ayer un día de nervios, y no tanto por la presencia de la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, sino por este escritor de menos de 1,70 metros de altura, vestido con unos vaqueros ajados y sin ninguna concesión a la moda, calzado con unas deportivas de cuero negro como cualquiera de su edad. Este licenciado en Filosofía habla con aplomo, sin apenas gestos, tan característicos de los italianos, delante unos veinte alumnos con suerte, los que se han enterado que el curso existía, porque sólo se ha dado a conocer con unos diez días de antelación para no favorecer los planes que pudieran atentar contra él.

Roberto Saviano se extraña de que cuando habla de ETA en España apenas le hagan caso, como si no le creyeran. Sus fuentes proceden de la Policía italiana especializada en la lucha contra la Mafia, que en sus informes afirman que ETA hizo negocios con una familia de la Camorra, la de los Genoveses: «ETA es una banda paramafiosa, actúa como la Mafia, pero no llega a su nivel de eficacia porque sus miembros no ven como algo normal entrar en la cárcel por la organización o morir por ella. Según mis informaciones, han cambiado cocaína que consiguieron de las FARC en Colombia por armas de la Camorra. Cuando detuvieron a unos etarras en Milán, el caso tenía que ver con eso. Obviamente, ETA siempre trata de evitar que la relacionen con la droga, que para ellos es como un pecado».

A juicio del escritor, esta conexión con Mafia «abre un filón interesante para saber cómo se financian», y relacionó a ETA con los talibanes de Afganistán, en el sentido que ambos pretenden una «justificación moralista» a sus actos, cuando los segundos luchan por «un país que se dedica exclusivamente al negocio de la droga».

Lavado de capitales

En su viaje geopolítico por las rutas de la droga, Saviano señaló a Ucrania como un país que prácticamente vive de ello, y a Irán como el territorio con más heroinómanos en relación a su población. «Por eso algunos estados de Occidente, aunque sea de forma velada, apoyan a Ahmadineyad, que está totalmente en contra. Muchas veces no resulta decidir qué es mejor o peor. Esta es la razón por la que los jóvenes que han protagonizado las protestas piden una auténtica transformación».

Saviano también mencionó que «España está totalmente infectado por el lavado de capitales» procedente de las mafias italianas y rusas. «Hay ya diez capos detenidos en Cataluña, Andalucía y Madrid. Como no hay muertos, parece que no pasa nada. Pero su presencia es muy importante en la construcción, en el turismo, en los hoteles y en los restaurantes».

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