Salinger no quiere más de un guardián entre el centeno
Jerome David (J.D) Salinger tiene 90 años, no da entrevistas desde los años 80, no publica nada desde 1965 y ha jurado que nunca escribirá una segunda parte de su obra más famosa, “El Guardián entre el Centeno”. Cuál no habrá sido pues su ... cólera al enterarse de que la editorial sueca Nicotext se dispone a sacar este septiembre una secuela no autorizada, firmada por un tal J. D. California –que ya son ganas de ser expresivo con el pseudónimo-. Pero eso será por encima del cadáver de Salinger, que ha pedido al juez que bloquee la publicación del libro.
El título original del clásico es "The Catcher in the Rye". La secuela se titula con toda la intención “ 60 Years Later: Coming Through the Rye ” (Sesenta años después: Viniendo por el Centeno). "Coming Through The Rye" es el título de un poema de Robert Burns que es también una balada infantil y que inspiró a Salinger. Su protagonista, Holden Caulfield, tiene 17 años muy complicados y deambula por Nueva York después de fugarse del colegio, aunque por momentos parece que de donde se ha escapado es más bien de un psiquiátrico. Mientras da perplejas vueltas por el mundo adulto, prisionero de una descarnada adolescencia de relojería, Caulfield se imagina a sí mismo de mayor al borde de un abismal campo de centeno donde juegan muchos niños. Él vela porque los niños no se caigan. Por eso es el guardián.
La idea entronca directamente con la médula del libro. El relato germinal de la novela vio postergada su publicación por la revista The New Yorker porque a Salinger se le ocurrió mandarlo en plena efervescencia de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, en un momento en que la angustia existencial de un adolescente sin “verdaderos” problemas parecía no tener sentido. Lo más curioso es que Salinger volvió a la carga con esta historia tras pasar él por lo más crudo de la guerra y hasta asomarse al horror de los campos de concentración nazis. Siendo él judío y habiéndose salvado de acabar ahí por muy poco.
Misántropo con influencias
Holden Caulfield ha inspirado a generaciones de adolescentes y a sus profesores de literatura y a algún que otro desequilibrado famoso, incluyendo a
Mark Chapman, el asesino de John Lennon
Pero a misántropo nadie gana a Salinger, que lleva más de treinta años alejado de la luz pública y que ni siquiera ahora que baja de los cielos a pelear por su criatura parece dispuesto a dejarse ver. Son sus abogados los que han dado la cara ante un juez de Manhattan.
No es la primera vez que Salinger se enfrenta a otro autor por meter baza en su obra. Ya fue sonada su querella contra una cineasta iraní que rindió homenaje a Holden Caulfield , encontrándose con que podía emitir la película en Irán –donde el copyright americano no vale- pero no en Estados Unidos. De nada sirvió que la persa reivindicara el “intercambio cultural” que había pretendido.
En el caso de J.D. California, los representantes legales de Salinger alegan que en su obra no hay parodia ni reconstrucción ni reinterpretación ni intercambio de nada, “sólo plagio puro y duro”. Y que para vivir del centeno ya está él, que lo escribió primero y que aún a estas alturas sigue vendiendo 250.000 ejemplares al año . Y sin necesidad de publicar nada más.
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