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ENTREVISTA

Antony Beevor: «El Valle de los Caídos tendría que ser una herramienta para educar a los españoles»

El historiador británico narra en su último libro el desastre de la operación Market Garden

Antony Beevor, durante la presentación de su libro a los medios de comunicación Belén Díaz
Manuel P. Villatoro

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El popular historiador británico Antony Beevor cuenta ya a sus espaldas con casi tantas contiendas como los soldados aliados que liberaron Europa del nazismo. En treinta años, sus concienzudos ensayos han recorrido la mayoría de los frentes clave de la Segunda Guerra Mundial . Desde las gélidas estepas rusas en las que se desarrolló la cruenta lucha por Stalingrado , hasta la desesperada defensa de Berlín por parte de los últimos combatientes de Adolf Hitler .

Este año, sin embargo, ha decidido dirigir sus pasos hacia el corazón del viejo continente en « La batalla por los puentes » (Crítica, 2018). Una obra en la que demuestra cómo la obsesión del altivo general Bernard Montgomery por acceder a Alemania a través de Holanda en la operación « Market Garden » provocó más de 15.000 bajas y aniquiló virtualmente a la 1ª División Aerotransportada Británica (los valientes « Red Devils ») en el «lejano puente» de Arnhem .

Beevor se adentra en su nueva obra en las dos operaciones conjuntas ideadas por los aliados en septiembre de 1944 para destruir las defensas nazis en Holanda. En la primera (« Market ») los paracaidistas americanos, británicos y polacos se lanzarían en un gigantesco asalto aéreo sobre los Países Bajos con la misión de conquistar y mantener los puentes ubicados sobre los ríos Mosa , Waal y Nederrijn . La segunda (« Garden ») sería llevada a cabo por las fuerzas acorazadas, que deberían avanzar a toda prisa desde Eindhoven y enlazar y reforzar, tras casi un centenar de kilómetros de carrera contra el tiempo, a las unidades aerotransportadas.

El objetivo último era el puente Arnhem , la punta de flecha de la misión. La responsabilidad de conquistarlo y mantenerlo la tuvieron, en su mayoría, los « Red Devils ». Allí se vivió una verdadera pesadilla que condenó al fracaso a « Market Garden ». La imposibilidad de las unidades terrestres de relevar a tiempo a los soldados aerotransportados obligó a estos a retirarse a toda prisa ante la fuerte presión enemiga. El resultado fue la última victoria germana de la Segunda Guerra Mundial .

Una vez más, Beevor logra explicar las grandes operaciones a través de las pequeñas vivencias de cada soldado. Tanto aliados como alemanes. Algo que demuestra, en sus palabras, que es «ridículo y deshonesto imponer la moral de hoy en día al estudio del pasado».

-¿Fue la toma del puente de Arnhem un suicidio para los aliados?

-Se convirtió en un suicidio. El problema fue que se generó un sentimiento de euforia después del desembarco de Normandía. Los mandos aliados entendían que las fuerzas alemanas estaban colapsadas. Para ellos, que Hitler hubiera sufrido un atentado en julio era sinónimo de que el ejército estaba en estado de descomposición. Pero la realidad era que el fracaso de la operación significaba que el “Führer”, las SS y el partido nazi tenían el control total sobre los soldados y que estos tendrían que seguir luchando hasta la muerte.

-¿Llevó el plan orquestado por Montgomery al desastre?

-Montgomery era obsesivo y quería gestionar hasta el más mínimo detalle de todas las operaciones. Aunque en este caso no pudo, esta mentalidad influyó en la derrota de Market Garden. El desastre surgió porque no quiso planificar la misión junto al comandante del Primer Ejército Aerotransportado Aliado. Eisenhower se lo había ordenado para evitar el caos que se había producido en otros teatros de operaciones como Sicilia, pero él se negó y se empeñó en imponer su plan. Además, quería ser el comandante de la operación que iba a cruzar el Rin por primera vez y buscaba que le vieran como el líder de la invasión de Alemania para la gloria del ejército británico y para la suya misma.

-Ha afirmado antes que Montgomery padecía el síndrome de Asperger. ¿Pudo influir esta dolencia en la derrota?

-Sí. El Asperger le dio visión de túnel y le hizo incapaz de escuchar los consejos de los demás. Que Montgomery tenía este síndrome lo sugerí en mi libro sobre la batalla de las Ardenas y, posteriormente, supe que un profesor de psicología de Irlanda había escrito una investigación muy extensa sobre el tema.

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-¿Por qué no impidió Eisenhower esta locura?

-Eisenhower tuvo diferencias muy serias con Montgomery y eso trajo dificultades. Pero hay que entender que el sistema británico de mando era muy diferente al americano. Los estadounidenses no gestionaban cada detalle de las operaciones. Creían en una organización más parecida a la alemana, que daba libertad a los subordinados para cumplir la misión de la mejor manera posible. Por eso, cuando Eisenhower le dio el respaldo a Montgomery, quedó bajo la responsabilidad del británico organizar el ataque..

-¿Cuáles eran las posibilidades reales de que los refuerzos alcanzasen Arnhem?

-Escasas. Para empezar solo había una carretera para llegar hasta el puente, y eso le daba gran facilidad a los alemanes para tender emboscadas. Además, el XXX Cuerpo de Ejército debía apoyarse en otros dos, pero estos se retrasaron y dejaron a los blindados solos. Fue una locura. No creo que pudiesen haber tomado Arnhem. Cualquier oficial que hubiese elegido esta ruta habría fracasado porque era muy fácil de defender.

-¿La operación podría haber tenido éxito?

-No. La operación estaba condenada al desastre desde el principio. Aunque los refuerzos hubiesen llegado, no disponían de las fuerzas necesarias para acabar con las defensas alemanas.

-¿Exageró la película «Un puente lejano» el valor de los paracaidistas británicos?

-No se puede generalizar, pero no creo que exagerara. Aunque algunos paracaidistas sufrieron una situación de colapso psicológico, la gran mayoría luchó con una valentía increíble. El problema es que el ejército británico era muy efectivo en la defensa, pero no tanto en la ofensiva. En los ataques eran mejores los americanos.

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-¿Por qué no se eligió a los veteranos paracaidistas americanos para asaltar el puente de Arnhem?

-Por motivos políticos. Les daba miedo que se produjese una crisis entre los aliados si una división estadounidense era destruida bajo el mando de un británico y con un plan británico.

-¿Intentó Montgomery engañar a Europa afirmando que el desastre no había sido tan grande?

-Montgomery no quería admitir su error y propuso afirmar que la operación había sido un éxito al 90% porque habían recorrido el 90% del camino hasta Arnhem. Pero hubo muchas voces contrarias. El comandante de las fuerzas holandesas afirmó que los Países Bajos no se podían permitir otra de esas “victorias” y el jefe del Estado Mayor de Eisenhower dijo irónicamente que, cuando se salta de un precipicio, solo las tres últimas pulgadas son las peligrosas.

-¿Fue la Segunda Guerra Mundial una batalla entre buenos y malos?

-Ni todos los alemanes eran malos, ni todos los aliados buenos. En la Segunda Guerra Mundial no todo fue blanco o negro. Pero la realidad es que los aliados querían liberar otros países, mientras que los alemanes pretendían esclavizarlos.

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