feria 2014
Macondo en el Retiro
Habrá un homenaje a García Márquez, una lectura de «Cien años de soledad», pero no es el nuestro un país dado al recuerdo
andrés ibáñez
Madrid , Parque del Retiro , Paseo de Coches. El nombre del paseo recuerda a la época en que los coches (de caballos, claro está) corrían por entre los castaños de Indias y los plátanos y las rubinias del Retiro, que muchos confunden con acacias, ... y se alineaban luego en la gran extensión ahora asfaltada que termina en las cercanías de la Rosaleda. Ahora no hay aquí coches de caballos, sino casetas de libros, durante tres semanas y a pesar de las inclemencias del tiempo, ya que es cosa bien sabida que en Madrid no llueve jamás pero llueve siempre durante la Feria del Libro . Y allí, entre las falsas acacias y los falsos plátanos, Macondo. Voy caminando por las casetas, explorando. ¿Será ésta de verdad la feria de García Márquez ?
Descubro los primeros libros de García Márquez en la caseta 22. En la de enfrente, se exhiben los de Pío Moa. Esta contigüidad de imposibles es lo que le da a la Feria su carácter, su magia especial. Aquí están Rialp y la maravillosa Biblioteca de Autores Cristianos , y al lado una librería gay y otra libertaria llena de barbudos y carteles de plantas de marihuana. Mientras tengamos una Feria del Libro así, todo va bien. Los libreros parecen cansados. Llevan tres días organizando sus casetas, moviendo cajas y cajas de libros, volviéndose locos para colocarlos.
¿Es esta la Feria de García Márquez? Hablo con Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti, y me dice que cuando murió el autor de «El amor en los tiempos del cólera», durante unos días sus libros se vendieron más, pero que el efecto desapareció enseguida. Han traído los libros en la edición de bolsillo. Su obra completa ocupa menos de medio metro de libros. En la librería Juan Rulfo, especializada en literatura hispanoamericana, tienen la edición con tapa dura. Los tienen, pero de canto. Para ver un libro de canto hay que torcer la cabeza. Para ver una hilera de libros de canto, irla torciendo de un lado a otro, como en un partido de tenis, ya que los editores no se ponen de acuerdo, y unas letras están hacia la izquierda y otras hacia la derecha. Pero los libreros me dicen que todavía están terminando de colocar los libros. La Feria acaba de empezar.
Sorteo de los puestos
Los puestos en la Feria se sortean. ¿Es importante el lugar que uno tiene en la Feria? Me acerco a hablar con Encarni, de Páginas de Espuma. Hablamos de nuestros hijos, que van juntos a clase de violín. Les ha tocado casi al lado de la entrada de O’Donnell, político y militar español famoso por el salvajismo con que torturó y masacró a los esclavos rebeldes en Cuba, en un segmento de la Feria antaño dedicado a editoriales institucionales. Pero, ¿por qué es tan malo estar al principio de la Feria? Porque nadie compra los libros que se encuentra nada más entrar. Prefieren ir mirando, irse metiendo en situación, entrar en calor. Los lectores que pasan por las primeras casetas son todavía lectores fríos.
Como en el zoológico
En los altavoces se anuncian los autores que firmarán esta tarde, entre ellos un tal «uve uve a a», autor de una antología de cuentos. Pero esto, ¿será una broma? Pasa Ignacio del Valle muy elegante, con un traje negro y una camisa blanca abierta, y me dice que va a la fiesta de Alfaguara, y me siento furioso porque a mí no me han invitado. En el Pabellón Infantil hay una actividad que consiste en buscar letras en el Retiro: un árbol crea una Y; un eslabón de una cadena, una Q; unas hojas de tulipanes entrecruzadas, una Z. Muchos autores firman sus libros, conocidos y no conocidos.
Pasan los lectores y miran con timidez: «mirad, niños, un escritor»La sensación de estar en una caseta firmando se parece a la que deben sentir cierto tipo de trabajadoras en cierto barrio de Ámsterdam. Pasan los lectores, y miran con timidez: mirad, niños, un escritor. Es como en el zoológico: mirad, niños, el tapir. Uno se siente vagamente culpable de un crimen. Ahí está el cartel que señala su crimen, su INRI, y las pruebas del delito. Con todo, hemos de decir que la Feria del Libro de Madrid es maravillosa. Uno se encuentra siempre a gente, a amigos y a viejos amigos, y a libros amigos y a libros que son viejos amigos, y hace amigos nuevos y compra amigos nuevos. Busca los utilísimos catálogos temáticos de la librería Polifemo. Visita sus manías. Estornuda con el aire lleno de polen dorado y pelusas de pseudo plátanos. Se hará una lectura de «Cien años de soledad», habrá un libro de condolencias, un homenaje el 8 de junio… Pero Macondo queda lejos, porque no es el nuestro un país dado al recuerdo. «Seis pies de tierra son tu oscura gloria», le dice Borges al soldado de Lee, muerto en la batalla. La de García Márquez, dos pies de libros.
Macondo en el Retiro
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