Laura Restrepo: «Estamos próximos al exterminio por cuenta de la depredación del planeta»
La escritora colombiana regresa a la ficción con «Hot Sur», una novela que desmitifica el sueño americano
Laura Restrepo: «Estamos próximos al exterminio por cuenta de la depredación del planeta»
Siempre hay una imagen que desata la imaginación del escritor y le lleva a escribir una historia. En el caso de «Hot sur» , la última novela de Laura Restrepo (Bogotá, 1950), el lugar que trajo la inspiración a la autora colombiana fue Tijuana ... , ese cruce de culturas y vitalidad sin fin. Allí se encontraba Restrepo cuando unos muchachos «de una barriada popular» le contaron que el «deporte» más popular del barrio consistía en cruzar la frontera con un balón de fútbol como único equipaje, echarse un partidito, jugarse el pellejo y volver a casa.
Esa imagen le brindó otra mirada de la inmigración, más allá del desprecio racista y la lástima por el drama humanitario, y la sumergió, de lleno, en una historia de ficción sin fronteras, con grandes dosis de realidad. La historia de María Paz, una joven latina que llega a Estados Unidos persiguiendo el sueño americano pero descubre que el Norte no es el paraíso que su madre la dibujó.
- ¿Qué hay detrás de la historia de «Hot sur»?
- Quería hacer una novela donde la inmigración sea la gran aventura que ha sido siempre. Las grandes gestas de la humanidad son historias de inmigración: la «Iliada», la «Odisea», la «Eneida»... Gente que no puede vivir más en un lugar y se va a fundar culturas a otros sitios, son textos fundacionales. Me interesaba ir contra el espejismo de que el sedentarismo es el progreso, esa mentalidad de suburbio, el sedentarismo amurallado. Hoy en día, la vida no está garantizada en ninguna parte, vivimos tiempos de disolución de las naciones.
- La inmigración como fundadora de civilizaciones y... comandada por mujeres.
- Todos los personajes son sobrevivientes, en el sentido de que son víctimas indomables. Hay todo un espíritu de aventura y audacia para sobreponerse a los obstáculos que los convierte en gente muy fuerte. Bolivia -una de las portagonistas- es la típica latina de una generación anterior que está convencida de que la vida en el Norte es mejor, nace soñando con la utopía del sueño americano. Una vez que llegan sus hijas, por ningún lado ven el paraíso que les ha pintado la madre, sino una duplicación empobrecida de lo que ya vivían en sus propias casas. Si la madre sueña con llegar, ellas suenan con volarse de Estados Unidos, su viajes son contrapuestos.
- Es la constatación del fracaso del sueño americano.
- No solamente en Norteamérica, sino el sueño global. Desde hace varias décadas estamos viviendo una especie de diseño que ha sido trazado por la civilización norteamericana, pero aspiramos a un cielo que esté un poco más alto que eso. Ya no es fácil seguir pensando que el capitalismo implica democracia y lleva al progreso, está visto que es un aparato al servicio de unos pocos que llevan a la calle a los demás. Estamos próximos al exterminio, a la extinción como humanos por cuenta de la depredación del planeta. Oscar Wilde decía: «Cuando alguien se va, es porque ya se ha ido». En este sentido, hay un personaje en el libro que dice: «Cuando un imperio cae, es porque ya ha caído». Independientemente de que no se hayan caído todas las estructuras materiales del imperio, se ha caído el sueño de los personajes y eso marca el principio del fin.
- No se ha caído la estructura, pero sí los sustratos.
- Son épocas muy duras, pero también de revelaciones, porque el capitalismo le está mostrando una cara muy fea a millones de personas. Es tiempo de reunificación, porque ese mismo sueño asumido en muchos países implicaba que entre el primer y el tercer mundo se creara una barrera tremenda. Hoy en día nadie la tiene asegurada. Es tiempo de volver a pensar que si hay futuro, es un futuro común.
- Un futuro global.
- Se está demostrando que las fronteras son uno de los factores de crisis. O nos salvamos todos, o nos vamos todos al demonio. El problema es que el afán de lucro del capitalismo es tan brutal... Como dice Slavoj Žižek , al capitalismo le sería más fácil conseguir el Armagedón que una reforma. Es tal el afán de lucro, que son capaces de llevar esto a la destrucción con tal de no cambiar esa necesidad de apropiarse de todo.
- ¿Lo que está pasando está siendo una revelación para la clase media?
- Sí, por una vía muy brutal: la falta de futuro. Es una lección durísima. ¿Qué le vamos a dejar a los hijos? En ese sentido, es tiempo de epifanías. Hasta hace muy poco vivíamos en el gran engaño, parecería que el problema es ahora, pero no. Ahora se están viviendo las repercusiones, pero el problema viene de todos estos años en que vivíamos en esa falsa opulencia.
- ¿Acaso la felicidad está más cerca del Sur que del Norte?
- En la novela quise hacer del Sur, más que un criterio geográfico, un espacio de libertad, un territorio nuevo con otros parámetros, que nos incluya a todos lo que nos quedamos fuera del Norte. Reivindicar la alegría y la rebeldía que nos da entender que o inventamos todo desde el principio o nos vamos al carajo.
- Y reivindicar, también, el matriarcado.
- El patriarcado es una de las cosas que se está viniendo estrepitosamente abajo. Yo creo en la fuerza de las mujeres, que es arrolladora. Es un sector durante mucho tiempo oprimido que está saliendo a flote. En la literatura, por ejemplo, el 80% de los lectores son mujeres.
- Las mujeres están tirando con fuerza de la Cultura.
- Que siempre es lo primero que se corta y esa es una señal de torpeza. La crisis es de espíritu y nada como la Cultura para darle sentido e impulso a una sociedad. La Cultura implica una pasión tan grande, unas ganas de vivir, de afianzarse en la propia identidad, la noción de que la vida no se vive en vano, se puede transmitir... La Cultura te abraza a una colectividad que va viviendo contigo la historia, sientes que estás en el engranaje y tiene sentido... Pensar que cortas eso es todo parte de la misma distorsión. ¿Crisis económica? Lo que se ha demostrado es que los expertos no tienen idea de nada.
- Ante eso, ¿qué deben hacer los intelectuales?
- Mientras trates de hacer bien lo que haces, en cualquier terreno que te muevas, estás aportando a la construcción de un nuevo sueño. Todo arte es parte de la construcción de un mundo nuevo. La literatura es la invención de un pueblo que ya no existe. Puedes hacer lo que te de la gana, en la medida en que lo que hagas tenga fuerza y honestidad.
- ¿Y dónde quedan las categorías?
- Nos tienen un poco fritos con eso. Esta es una novela de frontera, que reivindica la mezcla. Estamos ante realidades nuevas. Las categorías viejas no nos sirven y es lícito echar mano de lo que tú quieras. Nosotros venimos de la tradición del «boom», pero también de una reacción contra eso. Ellos delimitaron el territorio, le dieron cuerpo y presencia, pero estamos en una época en la que las literaturas nacionales ya no tienen sentido. La jerarquización entre la alta y la baja cultura es reduccionista. Lo novela no se murió, es que nos van encajonando hasta quitarle el aire, y hay que volverla a llenar con toda la libertad, con tal de que tenga una armonía interna.
- Usted vive entre México y Estados Unidos. ¿Qué tal conviven el inglés y el español?
- La convivencia es de compenetración recíproca. Se estudia con horror cómo el inglés contamina el español, pero no creo que sea contaminación, es un cruce de aguas. El choque cultural tiene ciertos espacios donde se manifiesta de manera interesante: la cama, la comida, los olores...
- Cuando España se mueve, ¿se nota al otro lado del charco?
- Pero claro, como se notó cuando la juventud egipcia estaba fuera. España, para todo el mundo de habla española, es la que Machado llamaba la «España de la rabia y de la idea», que enamora enormemente. Es la España que yo siempre he añorado, porque la España con pretensiones de grandeza es muy extraña, no la reconozco.
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