acto literario
Rafaela Ybarra, la mujer que dejó una vida social cómoda para salvar a prostitutas
José Luis Olaizola presenta este jueves su novela «El jardin de los tilos» en la Casa de Pilatos
andrés gonzález-barba
Actualmente, existen numerosas órdenes religiosas y ONG's que están luchando por todo el mundo para erradicar los abusos que se comenten en los cinco continentes sobre niñas y mujeres que son obligadas a ejercer la prostitución en contra de su voluntad. Sin embargo, hace ... un siglo y medio que ya hubo una mujer pionera que realizó una labor impagable en su Bilbao natal. Se trata de Rafaela Ybarra (1843-1900), protagonista de la novela «El jardín de los tilos», de José Luis Olaizola, que se presenta este martes en la Casa de Pilatos a las 19:00 horas.
Y es que la labor de esta mujer tiene más mérito teniendo en cuenta que pertenecía a la alta sociedad bilbaína. No en vano estaba casada con José de Vilallonga, fundador y presidente de los Altos Hornos de Vizcaya. Se trataba, además, de una mujer muy atractiva y agraciada, pero siempre tuvo en su interior una conciencia de ayudar al prójimo. No en vano, esta madre de siete niños adoptó a los cinco vástagos de su hermana Rosario cuando ésta falleció. Todos vivían en el Palacio de La Cava.
«El jardín de los tilos» nació como fruto de un encargo que recibió José Luis Olaizola de manos de Rodrigo Vilallonga y Amelia Castellanos Ybarra. Estos le facilitaron toda la documentación necesaria, pero el autor donostiarra reconoce que «con mi novela he tratado de acercar lo máximo posible a esta mujer tan extraordinaria al lector actual porque todo lo que había sobre ella eran ensayos y estudios muy sesudos que para un público general no tenían tanto atractivo».
Si en un principio Rafaela, debido a su pulcritud, «se ponía guantes para no tocar a los pobres», pronto se enfrentó a un drama de la mujer de su época, la prostitución. «Jóvenes que venían de los caseríos para prestar servicios domésticos en Bilbao eran interceptadas en las estaciones por rufianes y alcahuetas y acababan en prostíbulos», se lamenta este escritor. A partir de ahí, Ybarra visitó el hospital civil y vio que había mujeres que sufrían sífilis y otras enfermedades venéreas. «Otras mujeres embarazadas se veían obligadas a abortar en condiciones espantosas», comenta el autor de «La guerra del general Escobar».
Pero Rafaela Ybarra no se limitó a dar dinero para que otras personas se encargaran de los pobres, sino que «ella misma se implicó en todo», indica Olaizola, quien añade que «recorrió la zona de Las Siete Calles, casco histórico de Bilbao en donde hoy día viven personas de alto nivel económico pero que en el siglo XIX estaba lleno de prostíbulos y casas de juego. Rafaela entraba en los prostíbulos para rescatar a las jóvenes. Se jugaba la vida e incluso una vez le dispararon». Y no sólo se limitaba a esto, sino que «si veía por la calle a una joven que iba acompañada por alguien de mal aspecto, se acercaba a ésta y le ofrecía su ayuda para impedir que abusaran de ella».
Rafaela Ybarra entraba en los prostíbulos a rescatar a las jóvenes
La clave en la labor Rafaela Ybarra es que tomó conciencia de que no bastaba con sacar o impedir que las mujeres cayeran en la prostitución, sino que creó la congregación de los Santos Ángeles Custodios para que éstas pudieran regenerarse completamente. «Es una institución religiosa de monjas que está por todo el mundo, sobre todo por España y América del Sur, que fue fundada por una seglar. «La santidad no es sólo de curas, frailes y monjas, sino que está al alcance de una madre de familia que se entrega al prójimo como Rafaela», finaliza
Rafaela Ybarra, la mujer que dejó una vida social cómoda para salvar a prostitutas
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