bcnegra 2013
Frantz Delplanque: «La novela negra americana es demasiado reaccionaria»
El escritor francés publica «Un gramo de odio», atípico policial protagonizado por un asesino jubilado
david morán
A Jon Ayaramandi, un sexagenario amante de las ostras y ocasional consumidor de píldoras azules de la felicidad, le ha tocado en suerte ejercer de detective e investigar una desaparición. Hasta aquí todo en orden. Un arranque de lo más normal para una novela policíaca. ... Solo que Jon no es detective, sino un asesino a sueldo con una treintena de cadáveres a sus espaldas que pasa más tiempo leyendo el ciclo “Musahi” de Eiji Yoshikawa y canturreando canciones de los Kinks o los Fleshtones que investigando.
“Es un intento por transgredir los estereotipos del género y desmitificarlos añadiendo un poco de ironía”, reconoce Frantz Delplanque, creador de Ayaramandi y autor de “Un gramo de odio”, novela con la que el francés debuta como autor al tiempo que Alfaguara estrena su nueva colección de novela negra.
Explica el autor galo que su intención no es burlarse de la novela policíaca, sino inyectar un poco de humor negro y subrayar la centralidad de un personaje que, como Ayaramandi, pueda saber «lo que es vivir, estar en este mundo». «La novela negra americana suele ser demasiado reaccionaria: se condena el mal y el villano acaba fatal. Además, existe buena parte de esa novela negra que está obsesionada con lo social, mientras que para mí, como novelista, lo más importante es distanciarme de lo real. La mentira tiene que ser visible», explica Delplanque, que acaba de publicar en Francia «Elvis et la vertu», segundo título de una serie protagonizada por Arayamendi que, aventura, será trilogía.
Quizá por eso «Un gramo de odio», bendecida por Amélie Nothomb, propone un arranque más o menos convencional —Ayaramandi verá interrumpida su plácida y luctuosa jubilación para tratar de encontrar al novio de su protegida y, de paso, darse de bruces con su pasado criminal— para conducir la narración de un modo más bien atípico, sirviendo capítulos como quien dispara singles de 45”, que diría el escritor Carlos Zanón, y reivindicando la pura ficción en un ejercicio que, apunta, hace que los crímenes de Ayaramandi «casi acaben siendo legítimos».
Admirador de Lobo Antunes, Quim Monzó y Ken Breuen, Delplanque advierte que su segunda novela se aleja de lo estrictamente policial, pese a estar protagonizada de nuevo por su asesino jubilado, y propone una banda sonora para las andanzas de Ayaramandi que, entre canciones de Al Green, Frank Ocean, The Kinks, The White Stripes o Dead Kennedys, le acerca a otro ilustre discómano como Quentin Tarantino. «Tampoco me entusiasma todo su cine, pero 'Pulp Fiction' me fascinó. Hay un antes y un después de esa película: los criminales podían dejar de hablar solo de crímenes para hablar de comida o de como cambiarle los pañales al bebé», explica.
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