Lana Sator, la reina del Urbex que pagó con nueve meses en prisión explorar una fábrica de armas

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Es difícil hablar con alguien que conozca bien el mundo de la exploración urbana y que no la mencione durante la conversación. Nacida en el país de las ruinas modernas por excelencia, la caduca Unión Soviética, Sator, fotógrafa de 34 años, ha representado la cúspide del mundo urbex, logrando acceder a los lugares más impenetrables y retratado los abandonos más espectaculares del mundo. Su atracción por complejos militares, fábricas de explosivos, reactores nucleares, estaciones espaciales o aceleradores de partículas abandonados fueron, muchas veces, evidencia del despilfarro y la desatención de recursos por parte del Gobierno de Rusia, país al que ahora no puede volver.

Las autoridades rusas le han seguido la pista desde sus inicios, han contactado con ella varias veces e incluso han llegado a esperarla a la vuelta de sus múltiples viajes en busca de abandonos por toda Europa. En conversación con este periódico, Sator explica que en Rusia la exploración urbana es una práctica delictiva y muy peligrosa, sobre todo si incluye complejos militares y gubernamentales. «Algunos exploradores ocultan esta parte de sus vidas, el urbex es una segunda vida en la sombra para ellos», explica.

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El 20 de agosto de 2022 la fotógrafa fue detenida en Albania en plena exploración de una fábrica armamentística en desuso. Fue arrestada y acusada de espionaje, por lo que pasó nueve meses en prisión. Entonces Rusia inició un proceso judicial contra ella y pidió su extradición, ya rechazada por el juez albano que instruye su causa. Ella explica que la persecución en su país natal surgió a raíz de un episodio de hace seis años, en el que publicó fotografías de un edificio de policía abandonado, en las que se apreciaban varias de cajas llenas de pasaportes de ciudadanos con sus datos personales. Los pasaportes habían sido cortados, pero no destruidos. Aquellas instantáneas atrajeron atención mediática y alrededor de 11 agentes de policía fueron procesados. «Si me cogen los fiscales rusos, mi vida se acabó», denuncia.

-¿Ha cambiado su enfoque de la exploración urbana desde su detención? 

-Para mí el Urbex significa tener un interés genuino por las ruinas, el poder olvidado de épocas desaparecidas. Me gusta recopilar y compartir historias visuales. Por supuesto que mi detención cambió mi perspectiva. Hasta que no termine el proceso judicial nunca caminaría dentro de alguna zona con seguridad aquí, en Albania. Empecé a disfrutar de los lugares abandonados a los 12 años. Espero no arrepentirme nunca de ello.

-¿Qué es lo que más le atrae de las exploraciones? ¿La fotografía, la adrenalina, la historia que hay detrás del lugar, una visión romántica sobre el abandono...?

-Me atrae crear un efecto visual; me gusta que los lugares que visito sean épicos y siempre estoy buscando el punto de vista más grandioso para la fotografía. Me recreo en la atmósfera, la arquitectura y el estado de la decadencia. Por supuesto, si detrás de un lugar hay algún hecho histórico curioso, también intento encontrarlo, estudiarlo y compartirlo. Aunque detrás de una ruina vacía y aburrida haya una historia interesante, lo normal es que no vaya si no tengo la posibilidad de crear una foto épica.

-¿Cuánto tiempo y dinero invierte en esta práctica? ¿Es una fuente de ingresos? 

-Es difícil comparar ingresos e inversiones, sobre todo después de mi historia 'criminal' en Albania y todos los gastos derivados. Afortunadamente se cubrieron con las donaciones de mis seguidores. Nunca antes había pedido donaciones, esta vez lo hicieron mis amigos. Antes ganaba algo de dinero con este 'hobby': vendiendo fotos o permisos para usarlas, haciendo excursiones a lugares abandonados en Georgia, donde viví desde abril hasta agosto de 2022. Ahora tengo en mente empezar a hacerlo en Albania.

La parte de inversión económica se resume en los gastos para dispositivos digitales y transporte. El recurso más valioso que gasto es el tiempo. La búsqueda e investigación previas de un lugar son bastante más largas que la exploración en sí.

-¿Alguna vez anterior había sido sorprendida durante una exploración? 

-Me ha pasado varias veces en diferentes países, incluida Rusia, pero en todas partes bastaba con explicar los propósitos y a veces pagar una pequeña multa por allanamiento, o sobornar a un agente de seguridad o a un policía local (si lo pedía). Normalmente perdía algunas horas por hablar y firmar papeles, pero nada más. Todo cambió después de que mi patria, Rusia, iniciara la guerra contra Ucrania. Ahora es peligroso llamar la atención si tienes pasaporte ruso, enseguida recaen sospechas sobre ti. Puede ocurrir incluso sin infringir ninguna ley, simplemente con cualquier comprobación de documentos. Ahora respondes muchas más preguntas sobre los «verdaderos propósitos» de tu viaje. Con cualquier otro pasaporte estás más seguro, eso incluye Albania. Cuando algún explorador urbano es atrapado, incluso en una base militar abandonada pero vigilada, los soldados comprueban los pasaportes y no llaman a la policía. Por lo tanto, parece que sólo se puede ser espía si se es ruso.

-Aparte del incidente de los pasaportes y su detención en Albania, ¿ha tenido problemas legales con esta práctica? 

-Ninguno, nunca. Sólo una vez me invitaron como testigo a responder algunas preguntas sobre otro chico de la comunidad, al que casi no conocía. Pero en cuanto se produjo esta detención en Albania, en 5 días se creó un caso contra mí en Rusia. Solicitaron mi extradición, pero Albania se negó. También he solicitado el estatuto de refugiado político aquí, en Albania, pero aún no he obtenido respuesta.

-¿Cree que podrá volver a Rusia?

-Ni siquiera antes lo pensaba y no quiero, sobre todo ahora, que sé al 100% que en cuanto cruce cualquier puesto de control fronterizo con Rusia me detendrán y pasaré mucho tiempo en la cárcel, de nuevo por algún secreto imaginario. Pero es imposible creer en una investigación real en la Rusia actual. También creo que el caso albanés terminará con mi inocencia, porque estoy segura de que no estaba espiando nada, no me encontré con ningún agente de seguridad y no me peleé con nadie. Así que, en cuanto me devuelvan mis documentos, podré elegir el próximo país al que ir.