Juanjo Artero: «Al final este verano no ha sido tan azul»

El verano que di el pelotazo

El único de la pandilla de Nerja que continuó con el oficio recuerda la España que cambió con aquella serie

Capítulo 1: Chimo Bayo: «Lo más bonito no es ser millonario, es ser feliz» 

Capítulo 2: Elísabeth Benavent: «Soñaba que me caían cajas de libros encima porque no se vendían»

Juanjo Artero Tania Sieira

A Juanjo Artero todavía mucha gente, «muchísima», lo sigue llamando Javi. Como aquel adolescente rubio guaperas que se coló en las casas españolas en el año 1979 y que, menos mal (atención: 'spoiler'), no se ahogó en el primer capítulo de 'Verano azul'. 

Del rodaje de la mítica serie de Antonio Mercero, entre agosto de 1979 y diciembre de 1980, atesora, más que recuerdos, bienes preciados. Para empezar, otra familia, que es como se refiere, con cariño, a sus compañeros de rodaje. También un amor incondicional por Nerja. Y por la poesía. Y por el teatro… Sus vivencias de entonces se entremezclan con las de la historia de España. Porque la serie que lanzó a aquel joven de 14 años al estrellato de la pequeña pantalla, en una de las series más míticas de nuestra TVE en plena Transición, cuando sólo teníamos dos canales, también es historia de nuestro país. Repasamos qué fue y qué nos dejó 'Verano azul' de la mano de Juanjo Artero, en la terraza del Círculo de Bellas Artes. Primero, lo que le dejó, lo que le regaló, a él:

«Aquel año, durante el rodaje, volvimos a Madrid en Navidad. Al regresar a Nerja, en las casas de Antonio Ferrandis (Chanquete) y de María Garralón, los Reyes Magos nos habían dejado regalos. A mí, 'Las obras completas de Shakespeare'. Creo que Ferrandis me dijo que aún era pronto para que las entendiera, pero yo las leía y lo intentaba. También me dejaron a Lorca, a Miguel Hernández y a Machado, el disco de Alan Parsons y algunos más», recuerda el actor.

Mientras Tania le dispara con su objetivo, una pareja de jóvenes, tanto que no son ni 'millennials', le piden que se haga una foto con ellos. «¡Madre mía!», dicen. Sospechamos que no vienen por 'Verano azul'. Probablemente por su papel en la serie 'El comisario' (Telecinco, 1999-2009) o en 'El barco' (Antena 3, 2011-2013). Por la segunda, a Juanjo Artero también hay quien le llama 'el capitán'.

Son las diferentes vidas del actor. Éste, nos cuenta, lleva la interpretación en vena desde que era un crío, cuando, en el coche familiar, recitaba de memoria los versos de 'La venganza de Don Mendo'. Un año, participó en la representación de 'Jesucristo Superstar' en el colegio. Eso fue antes de conocer a Antonio Mercero, el director de 'Verano azul'. Artero siempre quiso ser actor. Y menos mal, porque al parecer era justo lo que estaba escrito en su destino. Volvemos de nuevo al verano de 1979. El protagonista relata así la secuencia de los hechos:

«No es algo en lo que crea mucho, pero una vecina, en mi cumpleaños, me leyó las cartas del Tarot y me dijo que mi vida iba a cambiar. Que veía la fama. Que en muy pocos días iba a pasar algo muy importante para el resto de mi vida. Mi madre se reía mucho y decía: 'Sí, sí, un niño de 14 años…' A los dos o tres días fui a la piscina, Mercero me vio y me preguntó si quería hacer las pruebas para una serie».

El niño dijo 'sí, quiero' y aquel matrimonio, el de la escena y el actor, ya nunca se disolvió. Es más, con el paso del tiempo sólo se refuerza. El único de la pandilla de Nerja que continuó con el oficio se confiesa un enamorado de su trabajo. «Me gusta, es muy bonito. Es frío, es cálido. Es cambiante. Te mantiene vivo, te relaciona con personas de todas las edades. Te mantiene en las nubes, pero te baja un pie a la tierra de vez en cuando». Al escucharle, se entiende que haya contagiado a sus hijos. Los dos han seguido los pasos de su padre.

Fotograma de 'Verano azul' ABC

Él, este agosto se sube a las tablas para recitar poesía, con música, con 'El sueño de las ciudades'. Será en el Patio de Comedias de Torralba de Calatrava (Ciudad Real). A partir de septiembre, estará cada martes en el Teatro de Bellas Artes de Madrid, con su monólogo 'El milagro de la Tierra', en el que habla de él, de sus preguntas, de sus reflexiones sobre la vida, «de su Bing bang, del embarazo, de la eyaculación, de la vida, de la muerte». De sus autores imprescindibles: Quevedo, Santa Teresa de Jesús, Pirandello, Shakespeare, Calderón. Y también de algunos de los sitios que han marcado su vida, como Nerja. «Nerja es Narixa en árabe, quiere decir 'manantial abundante' porque todo el agua de Sierra Morena y la cordillera de Málaga a Granada, se filtra ahí. Es lo que produce las cuevas».

Los casi dos años que duró el rodaje de 'Verano azul', Juanjo Artero vivió en la turística localidad malagueña, donde la Policía Local organizaba cada día el tráfico y la ocupación de la playa para la grabación. El adolescente se mudó allí con parte de la familia: «Nos buscaron apartamentos, fue toda una experiencia. Mi abuelo se había jubilado ese año y él y mi abuela se vinieron conmigo», desgrana.

Para no perder el curso, la pandilla recibía clases particulares. «Por la mañana, la serie y por la tarde, matemáticas. Yo estudiaba con Gerardo [Quique en la serie] porque teníamos la misma edad». ¿Y el papel, cuándo lo estudiaban? Fueron 19 capítulos –una sola temporada–, teníamos mucho tiempo y los fines de semana. Yo creo que el papel se aprendía solo, te lo subrayabas, te lo ibas aprendiendo. No era como ahora que los rodajes de series son diarios«.

En Nerja, no lo niega, a veces echaba de menos su vida en Madrid. Pero cuando acabó el rodaje, así es la vida, echaba de menos grabar. Fue entre esos dos momentos cuando empezó a degustar las mieles del éxito. «Era todo muy raro. Tú estás haciendo una serie hasta que se empieza a emitir y luego es un éxito y todo el mundo flipa». Él también. Sus amigos le advertían: te vas a volver idiota. No le hacía gracia: «Yo me mosqueaba mucho porque a poco que discutías con alguien te decían ¿ves? Se te ha subido. No es que se te haya subido, es que vamos a discutir igual», recuerda. Elena, la vecina que le había echado las cartas, sólo le dijo una cosa: «Ya te había avisado».

Ligaba más. «Estaría mal negarlo, aunque yo era consciente de que eso me pasaba por salir en la tele». 'Verano azul' lo veían, recuerda Artero, 16 millones de personas. Se dice que el último capítulo, uno de los momentos ficticios más tristes de la televisión española con la muerte de Chanquete, llegó a paralizar el país.

—¿Cómo era aquella España?

—Era una España con mucho por construir. Piensa que cuando hablamos de 'Verano azul' estaban casi a tiros en el Congreso. Era una España muy bonita, en evolución, en la que hemos avanzado mucho. Y creo que 'Verano azul' tuvo parte que ver en eso. En aquella época ser homosexual o mujer en España era más difícil. Era la primera vez que se hablaba de la posibilidad de que una mujer pudiera abortar o no, ella decidía tenerlo, pero se lo planteaba, en esa España en la que acababa de morir Franco. Se hablaba del divorcio en una serie de chicos. Se hablaba de la propiedad privada con el 'No nos moverán' [del barco de Chanquete]. Se anticipaba lo que ha pasado después con la construcción en la costa y la especulación. [El segundo capítulo se titula: 'No matéis mi planeta, por favor']. Así era Mercero, ya miraba hacia el progreso...

—¿Qué haría Mercero hoy con Amazon, con Netflix?

—Estaría ahí. Él te hablaba de grupos de música moderna y estaba al día y te daba lecciones de todo. Estaría ahí, seguro. No sé qué nos diría su hijo, pero yo creo que sí y además utilizaría toda la tecnología.

—¿En la España de hoy se podría hacer algo similar a 'Verano azul'?

—Legalmente sería muy difícil. La ley del menor no lo permite, porque los menores no pueden rodar más de no sé cuántos días al mes, muy pocas horas. A nivel conceptual, sí. Las series siempre pueden hacerlo. Todavía hay mucho por romper, desde la homosexualidad al concepto de familia que ha cambiado…

—La pandilla de Nerja, ¿se sigue viendo?

—A veces nos juntamos allí, con aniversarios. Lo hacemos siempre que podemos.

—¿Os propusieron alguna vez volver a juntaros en un proyecto en pantalla?

—No, nunca. Cada uno ha tirado por caminos diferentes. Miguel Ángel Valero (el Piraña) es un cerebrito, doctor en Ingeniería de Telecomunicaciones. Pilar y Cristina Torres (Bea y Desi) trabajan en Sanidad. Miguel (el pequeño Tito) vive en Nerja, es guía y te enseña las cuevas, te lleva en kayak y nadie te lo va a enseñar como él. Nos vemos mucho, porque siempre que voy a Andalucía voy a Nerja.

—La última. ¿Juanjo Artero sería quien es sin 'Verano azul'?

—'Verano azul' fue el principio. Pero también está 'El comisario', Miguel Narros con 'La discreta enamorada' o Micomicón, la compañía de Teatro. Pero 'Verano azul' es una serie que no es normal, que cuarenta y tantos años después se siga emitiendo, que hasta se siga usando hasta para campañas…

—Políticas, exactamente.

—Sí, sí, pero al final no ha sido tan azul este verano.

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