Juan Dávila: «Hay gente que se intenta arrimar porque ven que soy una oportunidad de sacar dinero»

Los pecados capitales de...

El cómico más popular de los últimos años en teatros e internet cuenta ahora su historia en un documental, 'La senda del pecado'

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Juan Dávila ABC

El actor y cómico Juan Dávila pasó del anonimato a ser el humorista europeo con más entradas vendidas, de dejarlo todo para probar suerte en el mundo del espectáculo a triunfar en lo que era su vocación. Su historia es ahora un documental, 'La ... senda del pecado', de la mano del director Alberto Utrera. Hablamos con de pecados capitales y empezamos perdonándole uno:

-La pereza.

-¿Y le da pereza contarme por qué?

-Porque, con el paso de los años, se hace cada vez más presente. Antes eran otros, pero con el tiempo va quedando menos energía para discutir.

-En cierto modo, la pereza le acerca a la virtud. Aunque solo sea porque se dejan de cometer todos los demás…

-Si se peca de pereza con esmero, uno está vacunado contra todos los demás pecados.

-¿Cuál es el que más le costaría perdonar? No por pereza, sino porque le moleste especialmente.

-La soberbia.

-¿Me contaría por qué?

-Con el tipo de humor que yo hago, que tiene mucho que ver con todo tipo de enfermedades, discapacidades, parálisis y tal, los que más se enfadan siempre son los que no están implicados en eso. Y yo creo que es una reacción desde la soberbia, pensando que son superiores a esas personas que sí las sufren.

-Es curioso que sean los que no sufren quienes más se molesten.

-Sí, los que padecen esas enfermedades o discapacidades entienden desde dónde se hace mi humor y nos reímos juntos. Yo no me río de ellos, sino con ellos. Es quitarle peso a la dolencia.

-El humor como herramienta para lidiar con situaciones que nos sobrepasan.

-Totalmente. La gente que lo critica desde sus casas, que se ofende sin estar implicado, lo hace desde la soberbia. De hecho, en el documental aparece una chica discapacitada y contaba que se enfadaban con ella porque ella no se enfadaba conmigo.

-O sea, despreciaban a esa persona por no despreciar una broma sobre su discapacidad. Qué paradójico.

-Eso solo ocurre desde la superioridad moral. La juzgan y señalan por no reaccionar como creen que debe hacerlo.

-¿Alguna vez te has visto en una situación complicada?

-No, la gente que viene a mi espectáculo sabe lo que se va a encontrar. Me han cancelado la cuenta de Instagram durante tres meses, pero a quien viene a verme le gusta este tipo de humor.

-¿Qué pecado disculpas en los demás?

-La avaricia. Ahora, en el lugar en el que estoy, hay mucha gente que se intenta arrimar porque ven que soy una oportunidad de sacar dinero. Y eso lo percibo y me he dado cuenta de que, aunque al principio lo hacen de manera amistosa, hay algo ahí luego que les ciega. Me ha pasado durante tres años.

-Entonces, ya los verá venir.

-Me cuesta, porque ya te digo que suelen entrar amables y luego pasan a ser como el Golum enfermo cuando ve el anillo. Y al final es un poco como «pues qué le vamos a hacer».

-Me parece muy generoso que sea capaz de entenderlo.

-Es que me ha pasado ya tantas veces que he aprendido a comprenderlo. ¿Cómo te vas a enfadar con Golum? Si es un buenazo, solo que cuando ve el anillo se vuelve muy loco.

-¿Y cuál sería ese pecado que no se permite cometer?

-Pues yo creo que la ira, porque me lleva a un lugar en el que me quedo enganchado, en una rabia y una frustración que no es enriquecedora. A veces la ira me ha servido de motor, he sido capaz de crear para tapar bocas. Pero no me gusta lo que sale de ahí, no sale rodado. Y no me gusta.

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