La «excepcional» estatua romana hallada por arqueólogos del CSIC en Tusculum, ¿una bacante de Dioniso?
Antonio Pizzo revela a ABC sus hipótesis sobre esta escultura de extraordinaria calidad, la primera descubierta en 200 años en esta antigua ciudad rival de Roma
Descubrimiento «excepcional» de arqueólogos españoles en Italia: Hallan una estatua femenina de mármol de época romana
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Iniciar sesiónDesde que Luciano Bonaparte, hermano de Napoleón, excavó en Tusculum a comienzos del siglo XIX, no se había hallado ninguna escultura en esta antigua ciudad romana situada a unos 30 kilómetros de Roma. De ahí que el descubrimiento de una estatua femenina de mármol ... en la última campaña de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (EEHAR) desarrollada este verano sea tan «excepcional» como aseguró Antonio Pizzo al presentar la pieza hace unos días en el Museo Tuscolano Scuderie Aldobrandini de Frascati (Italia). «Lleva 200 años sin aparecer algo así», explica el director de esta institución del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en conversación telefónica con este periódico. Y la propia figura, de tamaño natural y bulto redondo, es además «de una calidad verdaderamente extraordinaria», añade.
Datada hace unos 2.000 años, entre mediados del siglo I antes de Cristo y mediados del I d.C., sigue el modelo de una estatua griega de Afrodita armada de finales del V a.C. que enseña uno de los pechos, un tipo de escultura del que solo se conocen cuatro copias y ninguna como la recién descubierta en Tusculum. «Estilísticamente, es la mejor ejecutada, en todos los sentidos», sostiene Pizzo. Incluso está «mejor elaborada» que la estatua de la diosa del Amor que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas y que hasta ahora se tenía por la pieza que más se acercaba al original griego.
Sin embargo, la piel de cervatillo que lleva cruzada en el pecho y anudada en la espalda, con la cabeza del animal colgando a la altura del tórax, indica que la representada no es Afrodita. Esa nebris o nébride que porta sobre el chitón de efecto mojado la orienta hacia el mundo de Dioniso, el dios del vino, la diversión y el teatro, conocido como Baco en época romana. Esa piel de cervatillo era una atribución de una serie de figuras del contexto dionisiaco como las ménades o bacantes, las musas o las ninfas.
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M.A.La pieza, datada entre mediados del siglo I a.C. y mediados del siglo I d.C., ha sido encontrada por un equipo del CSIC en la antigua ciudad italiana de Tusculum
«La hipótesis en la que estoy trabajando es que pueda ser una ménade. Estoy casi seguro», revela Pizzo a este periódico refiriéndose a las legendarias nodrizas de Dioniso que se convirtieron en sus primeras seguidoras y eran oficiantes de su culto. El director de la EEHAR argumenta que «tiene que ser una oficiante o una figura muy potente desde el punto de vista religioso porque va descalza» y esta característica «la proyecta al mundo de los dioses, de figuras que no son terrenales».
«Es bastante difícil que sea una musa», explica el historiador, porque no se suelen representar con el pecho descubierto y si fuera una ninfa, deberían apreciarse en su espalda o sobre sus hombros algunos de los cabellos sueltos con los que se representaban. Aunque los arqueólogos no han encontrado la cabeza -que, según denotan las marcas del cuello, fue arrancada a golpes antes del abandono de la estatua-, creen que la figura de Tusculum llevaría el pelo recogido. Han examinado todo el repertorio de estatuas recuperadas de esta ciudad romana para ver si alguna cabeza encajaba con ella, aunque sin éxito. Y tampoco han hallado en las excavaciones sus brazos. Tan solo un fragmento del derecho.
Un mármol griego de alta calidad
Su desconocido autor -un «escultor muy refinado», a juicio de Pizzo, a tenor de la belleza de sus rasgos- utilizó un tipo de mármol griego destinado a una estatuaria de altísima calidad. Sospechan que fue llevado hasta Tusculum o un lugar cercano desde la isla de Paros, a más de 1.500 kilómetros de distancia, aunque este extremo aún tendrá que confirmarse con futuras analíticas.
Arqueólogos en formación en la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma hallaron la estatua a finales de junio en unas termas públicas de época de Adriano recientemente descubiertas en las excavaciones de la EEHAR, llevadas a cabo en colaboración con la Comunità Montana dei Castelli Romani e Prenestini, organismo propietario y gestor del yacimiento, y la Soprintendenza Archeologia Belle Arti e Paesaggio per l'Area Metropolitana di Roma e la Provincia di Rieti.
A 150 metros del foro, tenían una entrada desde una calle principal y contaban con un gran vestíbulo de acceso. Los arqueólogos han descubierto el 'praefurnium' donde se almacenaba y se quemaba la madera para calentar los espacios, un 'caldarium' con un sistema peculiar de circulación del aire caliente hacia el 'tepidarium' y una letrina, así como una estancia con una pequeña piscina con un ábside y al oeste, un gran espacio pavimentado con losas de mármol de varios tipos que sospechan que podía ser la palestra. Ahí precisamente desenterraron la figura, que se encontraba boca abajo.
Un busto con la misma iconografía
Pizzo revela a ABC que en otro espacio de las termas han encontrado un pequeño busto dentro de un nicho «que tiene la misma iconografía de la estatua». Aunque de calidad inferior a la escultura de tamaño natural, la figurita luce un pecho desnudo y porta también nébride. «Es muy probable que la estatua perteneciera a un programa iconográfico mucho más complejo, que decorara un ambiente específico. No sabemos si era la palestra u otro espacio, pero hay indicios de que no estaba sola y de que iba acompañada de otros elementos vinculados al mismo contexto», resalta.
Quién fue el comitente que encargó y costeó esta estatua y el resto de las esculturas que la acompañaban es uno de los misterios aún por descubrir en esta legendaria ciudad de la que se dice que fue fundada por Telégono, el hijo de Ulises y de la maga Circe. Probablemente fue un asentamiento etrusco que, dada su cercanía con Roma, cobró gran importancia en época arcaica. Sus luchas eran continuas con Roma por el poder y el control del territorio, hasta que hacia el 499 a.C. Tusculum fue derrotada en la célebre batalla del lago Regilo.
En busca del mecenas
Incorporada a la órbita romana, en el 381 a.C. Roma le concedió la municipalidad y según cuenta Tito Livio, prosperó notablemente de la mano de importantes familias. «Catón, Cicerón, el emperador Tiberio, Galba… todos tuvieron casas y villas en Tusculum y sus alrededores. Era un lugar de retiro donde iban a descansar del ruido de Roma y a respirar un aire saludable, a casi 700 metros de altitud», relata Pizzo.
En Tusculum se ha encontrado epigrafía de famosas familias como los Caecilii, los Cornelii, los Flavii, Furi, Rutilii o Vettii… Es difícil saber aún quién mandó esculpir la estatua. En la época, acostumbraban a ejercer su mecenazgo, construyendo o ampliando un templo o, como se sospecha en este caso, donando un programa iconográfico para unas termas públicas. Estas acciones de patronazgo fortalecían su prestigio y «era una forma también para ganarse el consenso popular», apunta Pizzo.
Salvada de la quema
Tusculum se abandonó hacia el siglo IV o V d.C., aunque se volvió a ocupar en la Edad Media, a partir del siglo X. Sobre los restos de las termas se construyó entonces una iglesia que fue ampliada y mejorada en el siglo XII. Los arqueólogos han hallado entre los restos un lugar para amasar cal que les lleva a pensar que la estatua pudo sobrevivir a un proceso de quema de mármoles y esculturas romanas en época medieval. «También podría estar ahí porque simplemente quedó abandonada antes, debajo de estratos de tierra, y no la vieron, pero yo creo que se salvó de una operación de quemado para reducir el mármol a cal», comenta el investigador.
Conocer el contexto en el que se encontraba la estatua ofrece valiosas pistas a los arqueólogos para reconstruir su historia, un aspecto que también la hace «excepcional» porque de muchas estatuas de la época que hoy se muestran en los museos se desconoce su procedencia o las circunstancias en que fueron desenterradas.
«Un hallazgo de este tipo es algo que le pasa a un arqueólogo una vez en la vida», destaca el director de este proyecto, el más longevo de los proyectos extranjeros en Italia. El centro del CSIC lleva excavando ininterrumpidamente en Tusculum desde 1994 y calculan que entre arqueólogos profesionales, colaboradores y estudiantes en formación han pasado por allí más de 1.000 personas. «Es la gran palestra de la arqueología española fuera de España», dice orgulloso el director de la EEHAR.
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