Libros

Malcom Gladwell, nadie sabe cómo terminan las guerras

ensayo

En una de sus obras de periodismo retrospectivo, investiga sobre las contiendas «lanzadas desde el aire»

Página web de Manuel Lucena Giraldo

Malcolm Gladwell es escritor y periodista

Manuel Lucena Giraldo

12/04/2023 a las 13:05h.

Señala un antiguo principio de la guerra que esta constituye un asunto demasiado complicado para dejarla solo en manos de militares. El principio contrario indica que no existe victoria en el campo de batalla que no pueda ser estropeada por los políticos civiles. Ambas posiciones ... confluyen en un debate sobre el terror masivo infligido a poblaciones civiles en retaguardia, cuyos efectos fueron, y son, muy dudosos. La épica de la guerra, en realidad, ha sido revisada por la historia militar y los efectos, nunca mejor dicho, han sido devastadores. Los bombardeos masivos de Londres en la II Guerra Mundial se iniciaron porque una tripulación alemana se despistó una noche aciaga. En represalia, los británicos bombardearon Berlín, lo que exigió a sus pilotos valor y alguna precisión. Hitler, enfurecido, mandó entonces la fuerza aérea alemana directamente contra las martirizadas ciudades inglesas. Como dejaron de destruir aeropuertos, radares y torres de transmisiones, la Luftwaffe perdió la batalla de Inglaterra.

En sentido contrario, cuando el apodado «bombardero» Arthur Harris impuso en Londres su doctrina estratégica basada en la destrucción total de las ciudades alemanas por el arma aérea aliada, lo único que consiguió fue prolongar la contienda.

El libro está lleno de personajes raros, gente pésima, mala, y también visionaria

Resulta sorprendente que estos elementos cualitativos en el uso de la fuerza militar, incluso dejando a un lado los elementos morales, hayan pasado tan desapercibidos, pues constituyen un aspecto crucial de la historia de la tecnología. No se bombardeaba como se quería, sino como se podía. La victoria era, es, el resultado de la precisión; Hitler devastando Londres o Harris destruyendo Dresde fueron pésimos gestores de la fuerza disponible.

Autor Malcom Gladwell
Editorial Taurus
Año 2023
Páginas 224
Precio 19,90 euros

En este libro, una pequeña joya, Malcom Gladwell descubre cómo durante la década de 1930, en una base aérea de Alabama, un grupo de pilotos estadounidenses se preguntó si el bombardeo de precisión podía llevar a que las guerras se libraran solamente desde el aire. Los horribles enfrentamientos entre ejércitos en tierra, o las embestidas en las trincheras, carecerían de sentido. El libro está lleno de personajes raros, gente pésima y también visionaria. El señor Carl Norden, inventor de la mira de bombardeo que lleva su apellido, era «exasperante y excéntrico». El comandante Curtis Le May, tan bien tratado por el cine de Hollywood, carecía de emoción ante el dolor humano. Cuando lanzaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, manifestó que eran innecesarias, porque sus periódicos bombardeos incendiarios ya habían hecho de Japón una hoguera. Era cierto.

Bomba M69

En 1943, los experimentos con nuevos materiales se habían decidido por la bomba M69 y el luego popular napalm, gasolina con aluminio que forma una masa pegajosa. Dos años después, antes del holocausto atómico, Le May recorría arriba y abajo con sus miles de bombarderos ciudades japonesas sin importancia. Concluye Gladwell: «Un hombre destinado en las islas Marianas se enamora del napalm y se le ocurre una solución improvisada para los problemas con el mal tiempo. Y luego sigue adelante sin detenerse». Es lo que pasa con las guerras. Comienzan y nadie sabe cómo terminan.