El canon audiovisual del siglo XXI: Las series y el 'streaming' frente al cineasta clásico
Memoria cultural del S. XXI
En los 25 años que llevamos de siglo conviven obras maestras de la pequeña pantalla como 'Breaking Bad' o 'The Wire' con directores que han heredado la mejor tradición como Paul Thomas Anderson o nuevas visiones como la de Sean Baker. Y todo con las plataformas como el gran disruptor
Crónica cultural de un cuarto de siglo salvaje. Así se hizo esta encuesta
El siglo XXI es ya el del 'streaming'. El fenómeno fan de 'Perdidos' y la televisión por cable HBO señalaron el camino a la edad de oro de las series, un género considerado menor en el siglo XX. Su popularización definitiva llegó de manos de esta nueva tecnología, el 'streaming'. Desde que en 2007 Netflix irrumpió en el servicio bajo demanda, las películas y las series ya no solo se ven, se consumen. Las plataformas desafiaron la parrilla de la televisión tradicional, estandarizaron el 'maratón' y minimizaron la piratería (verdadera lacra cultural de principios del siglo). La nueva tecnología democratizó el contenido, y convirtió al espectador en esclavo del algoritmo, con recomendaciones que se adecúan a las modas impuestas. Se construyó un puente de ida y vuelta entre la pequeña y la gran pantalla que los creadores empezaron a transitar sin sambenitos. Las plataformas se convirtieron en un gran cajón en el que casi todo entra y todo cabe, las diferentes voces, géneros, donde todo se mide en suscripciones, visualizaciones… Y en ese nuevo mapa dibujado por las plataformas de 'streaming', las series colonizan el tiempo que se le dedica al entretenimiento, se cuelan en las casas, configuran la influencia de una nueva era, su memoria.
El 'streaming' al poder
Es, quizás, el cambio más significativo de los últimos veinticinco años. Hemos preguntado a 25 importantes figuras de la industria audiovisual -cineastas, creadores, productores, directivos…- sobre el canon cultural de lo que va de siglo y la mayoría coincide: el 'streaming' marcó un antes ... y un después; fue una revolución cultural e industrial, también tecnológica. Una que permite que las series españolas, por ejemplo, se conviertan en fenómeno global, como sucedió con 'La casa de papel'. Un cambio de ciclo en el que una persona de Corea del Sur puede reír con una comedia patria como 'La que se avecina'. Los contenidos viajan más y mejor, a doble velocidad, sin salir de casa.
Las claves
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La era del 'streaming'
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La irrupción del 'showrunner'
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El 'contagio cinematográfico'
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El 'cine indie'
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La literatura como base de las obras audiovisuales
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El cine asiático
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El 'new horror'
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La era de las cineastas
El tiempo corre y las cosas cambian. Se ha consolidado la figura del 'showrunner', transformando la narrativa, los tiempos de producción, la relación con los actores, el peso del guion, la forma en la que se decide el tono y la coherencia interna de un proyecto. Ya no son una rareza sino la clave, quienes sostienen en sus hombros, con su lápiz, una rutina de trabajo que ha abonado la inquietud humana alumbrando series adultas y respetadas como 'The Wire', 'Los Soprano', 'Breaking Bad', 'Succession', 'Juego de tronos'... Series que aparecen repetidas entre los consultados como hitos del audiovisual de este cuarto de siglo. Producciones de alto nivel que han absorbido el influjo del séptimo arte, capaces de ser, como las grandes obras, el mejor resumen del tiempo en que vivimos, del individualismo, la ambición y la desconexión humana. Series que hibridaron géneros, que entendieron que el espectador podía ser adulto a pesar de vivir en un mundo infantilizado. Que fueron complejas, ambiguas, arriesgadas. Gracias a pioneros como David Chase o David Simon, que cambiaron las reglas del juego, jugando a lo de siempre pero con diferentes narrativas, pasando a la historia.
El canon literario del siglo XXI: la era del yo en el reino de las letras
Bruno Pardo PortoEn estos últimos 25 años, la autoficción y todas sus variantes han marcado el mundo de la literatura, que se mueve entre la intimidad y lo documental. ¿Y qué hay más allá? El hibridismo de las formas, las narrativas de lo extraño, las voces del trauma
Y, sin embargo, todo cambia para que nada cambie. El advenimiento del 'streaming' no ha logrado eclipsar el talento de grandes realizadores, sino todo lo contrario. El nombre de Martin Scorsese aparece mencionado por más de media docena de consultados. A sus 83 años, ha cabalgado entre dos siglos, y ha sido influyente en ambos. Un clásico que siempre fue más moderno que sus coetáneos, que se ha adaptado al nuevo escenario como hizo cuando llegó a Hollywood: con astucia, quedándose a veces solo, entendiéndolo, adaptándose. Él, evangelista de los cines, se mudó al servicio bajo demanda para lograr la financiación que los estudios no podían darle. Clint Eastwood, pese a que tenía 70 primaveras cuando se superó el 'Efecto 2000', es otro de los cineastas de cabecera del nuevo siglo para tres de los consultados.
Hay también quien recuerda a Kathryn Bigelow (74 años) o a Greta Gerwig, la más joven de todos los mencionados. Y quien destaca la influencia de Sofia Coppola, que tenía apenas 30 años cuando rodó 'Lost in traslation' y que fascinó con 'Las vírgenes suicidas' bordeando el XXI. Ella ha sido una tendencia que ha abierto muchos niveles que van desde una sutileza afectiva, emocional, ética y estética que afecta a la iconografía y a la asociación posmoderna. Sofia Coppola recuperó, y consagró, una voz femenina que también ha marcado estos 25 años. Como la mirada naturalista de Carla Simón y las productoras que, en España, apostaron por nuevas voces de mujeres, facilitando que cineastas como Pilar Palomero, Clara Roquet, Paula Ortiz, Alauda Ruiz de Azúa o Elena López Riera compartieran su visión única.
Eminencias en sí mismos, aparecen mencionados leyendas como Quentin Tarantino o Richard Linklater, el director capaz de tender una línea en el tiempo inventado del cine, aunque el consenso es menor. O Paolo Sorrentino, siempre Sorrentino, que ha devuelto la poesía al cine. Aunque el cineasta más citado es Paul Thomas Anderson, verdadero «heredero» de todas las iconografías del siglo XX y que ha mirado al presente del XXI, alguien capaz de construir, casi sin fisuras, una filmografía donde combina una ambición formal enorme con una profunda sensibilidad humanista, ilustre sucesor de esa valentía narrativa, dramática, conceptual de la que sigue haciendo alarde Scorsese. Y por ahí anda Sean Baker, de quien destacan su desparpajo y su necesaria liviandad, su retorno a una verdad y a una frescura propia de los mejores momentos del cine realista de mediados del siglo pasado. Varios de los encuestados señalan que es él, el artífice de 'The Florida Project' o 'Anora', punta de lanza de otra tendencia: el «indie americano» que ha roto los corsés de Hollywood sin bajarse de la alfombra roja de los Oscar.
Showrunners y cineastas indie marcan la pauta en una era de hibridación y experimentación visual
Las tendencias del audiovisual, como los cineastas, se repiten a pares. Se cuelan nombres asiáticos (Wong Kar-wai y su 'In the mood for love', Hong Sang-soo y su hiperproductividad, el universo onírico de Apichatpong Weerasethakul…), el hiperrealismo de españoles como José Luis Guerín ('En construcción', 2001) o Joaquim Jordà ('Monos como Becky', 1999), que impulsaron muchas de las películas españolas más interesantes del siglo XXI, o el equilibrio entre excelencia artística y producto viable tan fundamental en nuestra industria que aportan cineastas patrios de nivel internacional.
Memoria cultural del siglo XXI
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Libros. El canon literario del siglo XXI: la era del yo en el reino de las letras
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Escenarios. Angélica Liddell y Wajdi Mouawad, puntas de lanza de la creación escénica del siglo XXI
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Arte. De desplazamientos, digitalizaciones y techos de cristal
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Arquitectura. Estrellas que se apagan en un panorama confuso
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Gastronomía. El siglo de la revolución gastronómica
Todo está en los libros
Hay quien no encuentra corriente alguna capaz de equipararse al expresionismo alemán, al neorrealismo italiano o a la Nouvelle Vague en el siglo XXI
La importancia de la literatura como fuente de inspiración, el terror elevado… son citados como tendencias que han marcado al audiovisual este siglo. Pese al consenso general, hay incluso quien no encuentra corriente alguna capaz de equipararse al expresionismo alemán, al neorrealismo italiano o a la Nouvelle Vague, y otros que se tropiezan, casi sin querer, con mucho cine barroco, historias «sobreactuadas», temáticas «escandalosas y populistas». También, hay quien lamenta la destrucción del canon, de la narrativa cartesiana y del orden natural de las cosas. Las tendencias, como las personas, son muchas y variadas, pero se pueden aglutinar en lo que alguno llama «contagio cinematográfico». «Oriente ha contaminado cinematográficamente a Occidente, el ideario femenino ha influido en el cine también masculino, las cuestiones de raza se han diluido en la mirada de los cineastas, del mismo modo que las sociales… la tecnología se ha fundido con el sentimiento y la IA empieza a tener voz humanista. Todo está en todo», dice el crítico de ABC Oti Rodríguez Marchante.
Eso sí, cada vez menos encuentran salida en las salas. Ahí destaca Christopher Nolan y su «neoclasicismo de gran producción», último bastión del largometraje en los cines, resistencia simbólica frente a la domesticación del contenido, baluarte de una experiencia única que se resiste al fundido a negro, al The End. El historiador de cine Mark Cousins nos lo resume así: «¿Cuánto tiempo debe permanecer una película en la gran pantalla -fuera de nuestros hogares, en ese espacio oscuro que no podemos controlar- antes de que sea domesticada por el 'streaming'? ¿Durante cuántas semanas debemos someternos a ella antes de que se someta a nosotros en nuestros propios hogares, esos espacios domésticos seguros donde se corren pocos riesgos? ¿Es la respuesta 'para siempre'?».
Los nombres consultados para este canon
Alejandro Amenábar (cineasta), Diego Ávalos (vicepresidente de Contenidos de Netflix en España), Ghislain Barrois (director de la División de Cine, Ficción, Derechos y Distribución de Mediaset España), Raúl Berdonés (presidente Grupo Secuoya), Alberto Caballero (showrunner), Ramón Campos (cofundador Bambú Producciones), José María Caro (director Producción Original Local HBO Max en España), Rafael Cobos (guionista y director), Mark Cousins (historiador del cine), Rodrigo Cortés (cineasta y escritor), María Contreras (responsable de películas y series originales de Prime Video en España y Portugal), Daniel Domenjó (CEO de Movistar Plus+), Sofía Fábregas (vicepresidenta de producción original de Disney Plus España), Montse García (directora de Ficción de Atresmedia), José Luis Garci (director), Isaki Lacuesta (cineasta), Fernando León de Aranoa (cineasta), Emma Lustres (fundadora Vaca Films y Medalla de Oro Forqué 2025), Fernando Méndez-Leite (presidente de la Academia de Cine), Paula Ortiz (cineasta), Oti R. Marchante (crítico), Alberto y Jorge Sánchez-Cabezudo (showrunner), Diego San José (cineasta y showrunner) y Luis Santamaría (director general de Boomerang TV).
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