Cervantes, el rey de los números

Solo en el primero de ellos, el enviado al secretario Antonio de Eraso en Madrid en 1582, se cita la 'Galatea', que está escribiendo por estas fechas, a su vuelta de Argel. El resto de los documentos muestran una de las facetas más desconocidas de nuestro príncipe de las letras: su dominio de los números, de los negocios. Son todos documentos que se relacionan con sus trabajos como Comisario Real de Abastos o de Recaudador de impuestos atrasados en tierras de Granada.

Emociona ver el trazo firme de sus números, la exactitud de sus cuentas, aunque sea «la relación de los gastos menudos» en Écija durante la molienda de grano entre 1588 y 1589: los reales en aceite, en la compra de palas, escobas o papel y tinta, el alquiler de esteras para los almacenes, o el pago a los cerrajeros para abrir los almacenes de los cortijos de campo. ¿En total? 3094 maravedís en gastos menudos… Números y números entre los que se movía Miguel de Cervantes como Pedro por su casa, y de los que se siente orgulloso: «Ya sabe cuán puntualmente doy mis cuentas», les espeta a los contadores de la Real Hacienda en 1598.

Once documentos autógrafos que dejan constancia de cómo Miguel de Cervantes navegaba con igual maestría entre los números como lo hacía entre las letras. Once autógrafos que en palabras de la grafóloga Sandra Mª Cerro, permite conocer algunos aspectos de su personalidad: seguro de sí mismo, pasional, vehemente, reflexivo y con una emotividad a flor de piel, enérgico y muy dinámico… un nervio vivo, que no puede estarse quieto. Y así también me lo imagino al leer sus textos literarios, esos textos escritos con la misma mano que bordaba los números en sus documentos.