arte
«Auras líquidas», la aportación de Elisa Terroba al Proyecto ABC Cultural
Primero mataron a Dios, luego al autor, más tarde, a la pintura. Ahora le toca a los libros. Elisa Terroba reflexiona sobre la materialidad de estos objetos culturales y en su dimensión como contenedores de conocimiento en la brecha digital

Pensé que lo más idóneo para presentar en este proyecto era revelar lo que escondo en el congelador de casa desde hace dos meses. Un libro congelado, o según se vea, metodología reflexiva congelada.
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Investigando el libro en la brecha digital, vi que pronto lo matarán, pero lo harán, tal como mataron a Dios, al autor, o incluso al Arte, donde en realidad ninguno murió, ni siquiera el aura se perdió como proclamaba Walter Benjamin , más bien como proponía José Luis Brea , el aura se enfría con los mass media.
Un lugar en los límites
Siempre digo que no hago libros de artista, pues mi interés en trabajar con ellos es investigar justamente ese enfriamiento que sufren como objetos en la era digital, el desplazamiento de la memoria del ser humano a otro soporte. Veamos el libro como un ente vivo que modula nuestro mundo, siendo hasta no hace mucho el contenedor principal de información. «El libro es una extensión de la memoria y de la imaginación». Esto ha cambiado, ahora tenemos internet y los dispositivos móviles, por lo que el libro en papel se descentraliza de la cultura y toma su lugar en los límites.
En este proceso de enfriamiento, congelé el libro Las auras frías, del mencionado Brea. Me imagino que otros preferirían tomar notas, pero cada cual tiene su metodología para profundizar en un planteamiento, y la mía fue enfriar el libro tanto como me era posible.
Es cierto que el libro común, tal como lo entendemos hasta ahora, se enfría, pero del mismo modo nacen ediciones muy concretas y especiales, a las cuales no se les congela el aura si no que se les calienta. Por otro lado, el libro, tanto el libro de papel como el digital, adquieren características inéditas por lo que reformulamos nuevos paradigmas sobre su objetividad, donde la ruptura estructural del libro hace desaparecer la narración literal y lineal, para expandirse y definir las infinitas fronteras de sus contenidos. Pensando en términos de Zygmunt Bauman , imaginemos «libros líquidos».
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